Vegeta's POV
Y tras otras diecisiete horas de regreso a Japón, aquí me encuentro. Molido y con la maleta a rastras. Menos mal que tenía ruedas, porque con lo que pesaba era imposible sostenerla en la mano. Tenía mis auriculares puestos y escuchaba, muy por lo bajo, las instrucciones del aeropuerto. Que si no dejar nuestras pertenencias sin vigilancia, que si requeríamos de información había que ir al puesto habilitado, que si un determinado vuelo iba a despegar exhortaba a la tripulación a ir a la zona de embarque... En fin, yo disfrutaba de Money on My Mind mientras pasaba por la terminal en busca de la salida.
Si algo caracterizaba al aeropuerto de Haneda era sus dimensiones. Y hoy es un día tranquilo, lo que me extraña siendo lunes por la tarde. Suspiré y, después de mucho buscar, encontré la salida. Me detuve un segundo y agarré mi móvil para avisar a mis padres de mi llegada, que seguro estarían al tanto. Les mandé un mensaje y proseguí mi camino hasta la parada de bus más próxima, o de taxi. A estas alturas ya me daba igual. Sólo quería llegar a casa y descansar de ese enorme viaje. Miré la hora en mi reloj de pulsera (regalito de mamá) y vi que eran las seis y media. Escuché mis tripas rugir y tragué saliva. «Dios, como no coma algo me voy a morir...», pensé. Y no pude estar más acertado. El viaje me dejaba el triple de hambriento que de normal; y eso que había comido en el avión.
Me senté y saqué de mi mochila medio bocadillo sin terminar, le di un bocado y sentí un orgasmo bucal al probar el sabor. Saboreé el sabor del jamón cocido y el queso con un toque de ensalada y mayonesa que me hizo desear no terminarlo nunca. Saqué también un zumo de naranja y di un trago para bajar la bola que se formaba en mis mejillas. Cuando me lo terminé (por desgracia) arrugué el papel de aluminio, formándolo en una bola, y lo tiré junto con el tetra brick de zumo. Tapé mi boca para eructar por lo bajo y regresé a mi sitio, aún con los auriculares puestos.
Miré a los lados para avistar algún autobús que me dejara cerca del metro o algún taxi que pudiera llevarme a casa directamente. Pero no había, por el momento. Miré mi reloj de muñeca y no pasó mucho tiempo desde que me senté nuevamente, y el próximo bus no pasaría hasta un rato. Troné mi cuello y lo masajeé con cuidado al cerrar mis ojos. De repente, y sin yo esperarlo, el volumen de la canción descendió para avisarme de la entrada de un mensaje. Miré la pantalla y mi corazón latió rápido.
Gokū:
¿Has aterrizado?Oh. Dios. Mío. Me había mensajeado para saber si había llegado. ¿Puedo enamorarme más de él?
Yo:
Sí, justo hace diez minutos.Tecleaba y mis dedos temblaban. Estaba nervioso. Aún no me acostumbro a que sea tan atento conmigo. Era mi jefe, por el amor de Dios, normal que me sienta así. «¿Por qué está siendo así conmigo?», pensé al enviar el mensaje.
Gokū:
Espera ahí, ya voy de camino. ¿Estás en el interior del aeropuerto o fuera?Yo:
Fuera, pretendía tomar el bus o un taxi.Gokū:
Quédate ahí.«Qué mandón...», pensé sonriendo con una curvatura en mis labios. No es que me guste el Sargento Gokū, pero a veces le daba un toque excitante a su manera de ser. Le respondí con un «vale» y ahí murió nuestra conversación. Jo, no quería que pasara eso. Tras media hora, un dispendioso y monstruoso coche apareció en la carretera. Era él. Se notaba. Aparcó el cantoso vehículo en frente de mí y se bajó para recibirme. Yo me quedé con la boca abierta al verle. Vestía sencillo, con una camiseta de tirantes gris y un pantalón de chándal que le quedaba apretado. Parecía que había salido recién de entrenar. Su cabello lo percibí un poco húmedo, con algunos hilos sobre su frente.
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Heal Me [Kakavege Fanfic]EN HIATUS
FanficSūn Gokū, un famoso boxeador ex convicto de veintisiete años regresa a Aoyama, la ciudad nipona que abandonó tras su ingreso injusto en prisión por tenencia de drogas. Ahora, y con la justicia a su favor tras su absolución, ha de cuidar de su hijo d...