Dolor

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Últimamente, las noches se han convertido en un laberinto de insomnio

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Últimamente, las noches se han convertido en un laberinto de insomnio. Mi mente es un torbellino de pensamientos, una sinfonía discordante que me mantiene despierta. Quizás sea porque tengo demasiadas cosas en la cabeza, como un cajón desbordante de recuerdos y preocupaciones.

La noche se siente más larga de lo habitual, la almohada absorbe mis suspiros, y el silencio se vuelve ensordecedor. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Cómo se desvaneció la calidez de los sueños?

El sonido de mi respiración se ha vuelto espantoso. Cada inhalación es un recordatorio de mi fragilidad, de mi mortalidad. El crujir de mi estómago es un eco de ansiedad, una sinfonía de hambre y miedo. ¿Cuántas noches más tendré que enfrentar esta batalla interna?

El llanto de mi alma es un lamento silencioso. Las lágrimas amenazan con brotar por mis mejillas, pero las contengo. No quiero que nadie más vea mi vulnerabilidad. "Sé fuerte", me digo a mí misma, como si la fortaleza pudiera detener el dolor.

Trato de contar ovejas, como si la monotonía pudiera arrullarme hacia el sueño. Pero me quedo en el intento nulo. Las ovejas se desvanecen en la oscuridad, y yo me hundo en la almohada, buscando respuestas en las sombras.

La ironía me persigue. Me ven como alguien fuerte, alguien que siempre mantiene la cabeza en alto. Pero por dentro, soy frágil como una hoja en otoño. Mis labios se fruncen, y comienzo a sollozar. Las lágrimas son amargas, pero también liberadoras.

Superar el dolor es un proceso sublime. Es como caminar sobre brasas ardientes, sintiendo cómo cada paso quema pero también purifica. El dolor se convierte en un compañero silencioso, una parte de mí que no puedo negar.

Así que aquí estoy, en la oscuridad de la noche, escribiendo estas palabras. Porque aunque el insomnio me atormente, también me regala momentos de introspección. Quizás, en algún rincón de la vigilia, encuentre la paz que tanto anhelo.

Dolor sublime, dolor, dolor. Es el precio que pagamos por estar vivos, por sentir, por amar. Y mientras las lágrimas siguen su curso, sé que esta noche también pasará. Mañana, quizás, encuentre un respiro en el abrazo del sueño. O tal vez, solo tal vez, encuentre una razón para seguir luchando.

Susúrrame en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora