Capítulo 4

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Apo miró su reflejo frente al enorme espejo de la habitación que asignaron para prepararlo. Debía admitir que se veía bien. Diablos, estaba jodidamente sexy con ese traje blanco a la medida con detalles en oro en las solapas.

Su cabello largo y rizado estaba peinado de forma sofisticada y su rostro solo tenía un poco de polvos que no recordaba el nombre. Según Barcode, era tan hermoso que no necesitaba de ningún tipo de maquillaje.

—No te mires más, no lograrás verte más guapo P'—Barcode lo tomó por los hombros y sentó al mayor frente a él—

—Lo sé, solo...—Apo suspiró y jugó con los pequeños dedos de Barcode—ya es el día—

—Lo es—asintió el pelinegro—

—De repente entiendo la enormidad de lo que va a suceder hoy—Apo buscó la mirada del otro—una sola palabra que diga, cualquier acción que haga, Barcode, nuestro reino está en mis manos. Ya no solo muestra región, ya no, es todo el hemisferio oriental del planeta—

—No debe ser sencillo, imagino—el otro felino hizo una mueca—

—De hecho, no lo es—concedió Apo—estoy uniendo mi vida para siempre con un hombre al que no amo—

Barcode no dijo nada. No tenía idea de qué decirle al príncipe para mejorar su estado de ánimo. Él era tan joven e inexperto. Solo había tenido una novia en su pueblito cuando tenía 17 años. Ahora, siendo un joven de 21 seguía actuando todo torpe y tímido con otras personas.

—Quizás...—Apo volvió a mirarlo—con la convivencia llegues a amar al príncipe Mile, Apo—

—No lo sé Barcode—suspiró el mayor—no lo sé—

—¿Al menos te trata bien?, no es un verdadero cretino como se rumorea, ¿cierto?—

Apo nunca vio esa faceta de Mile. Todo lo contrario, siempre era cortés, agradable y le regalaba discretas sonrisas, nada más ni nada menos. No es que quisiera descubrirlo tampoco, bastante intimidado se sentía por el hombre solo con su imagen. Todo músculos, piel palida y elegancia.

—No he visto a Mile comportarse de manera inapropiada de ninguna manera—Apo se puso de pie y se apoyó en el alféizar de la ventana—

Barcode bajó la mirada preocupado y guardó silencio. Sería un día bastante largo...
           
                                                                  ***

Afortunadamente la boda no fue tan dolorosa como el moreno esperó. Todos plantaron sus mejores sonrisas falsas y vacías felicitaciones, incluso aquellos que era evidente que no lo toleraban en lo más mínimo. Solo sus padres y los de Mile parecían genuinamente felices por ellos, mejor dicho, por la futura paz del reino.

Luego de decir sus votos, jurar amarse y respetarse hasta que el otro pereciera y pactar con sangre total fidelidad a ambos reinos Mile plantó un casto beso en los afelpados labios de Apo como muestra de sello, y ese simple gesto le bastó para desequilibrarlo. El toque fue tan suave que apenas lo sintió,  pero el cálido aliento del lobo y sus manos sosteniendo con cuidado su rostro fueron la prueba inequívoca de que el beso ocurrió.

Al apartarse Apo no se perdió el cambio en la mirada del mayor. No era cálida, tampoco de amor, pero se sintió cariñosa, como si le tuviera aprecio y eso le calentó el pecho.

Bien tarde en la noche, luego de haberse despedido de familiares y amigos, ambos príncipes se dirigieron a su habitación de recién casados. Apo no podía negar que estaba nervioso. Se suponía que debían consumar el matrimonio de acuerdo con la tradición. Él nunca había estado de esa forma con un hombre, mucho menos con un lobo. Era más que evidente que Mile lo destrozaría, porque era más que obvio que Mile no se inclinaría para él. Si así de grande era la estatura del mayor no quería imaginar...

Catarsis//MileApo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora