Capítulo 5

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Rhania avanza con pasos lentos y exuberantes, esa forma de moverse para ella es tan natural como respirar y me recuerda al vaivén de las llamas. Hipnótico, letal, precisamente, dos palabras que la definen a la perfección. Sus pretendientes son atraídos por su luz sólo para darse cuenta al final que arderán en el crisol de sus llamas.

Aquellos que son inteligentes mantienen la distancia, es decir, para nadie es un secreto que de las múltiples crías de los Montsant, ella es la más problemática.

Supongo que por eso la idealizo. Rhania vive según sus términos, tan diferente a mí.

— ¿Por qué estás tan callada? Hace un año que no nos vemos, esperaba que tuvieras algo sustancial que decirme.

—Esa serías tú, pero sí hay algo. He dejado el ballet.

Se detiene abruptamente y antes de que se gire logro ver de reojo el reproche en su mirada.

— ¿Por qué dejarías, en este jodido mundo, la única cosa que te hace feliz?

Ella me ha estado abrazando así que no esperaba que me suelte con un empujón. Mis reflejos se quedan cortos y termino tropezando con alguien de espaldas, en nada lo siguiente que escucho es el sonido del cristal rompiéndose.

Debí haber tomado aquello como una señal.

Me tenso ante la situación y giro lentamente, sé que hay unos cuantos pares de ojos sobre cada uno de mis movimientos. Detrás de mí, un vampiro está de pie, tan quieto que parece una estatua con los puños apretados y mirada fija en el suelo, por lo que veo nadie ha sido bañado en el líquido que sostenía más que él mismo por su ropa asumo que es un criado.

Iba a empezar a disculparme cuando sus ojos llenos de furia buscan al culpable de la situación y como es de esperar se clavan en mí. Al verme, estos cambian y se abren llenos de asombro, es evidente que no esperaba encontrarse conmigo, él se queda paralizado y con una expresión en blanco.

Sonrío amablemente para tratar de aligerar la situación mientras empiezo a estudiarlo con detenimiento. Tiene el cabello de color castaño y lo lleva peinado hacia atrás, los rasgos afilados de su cara y la nariz recta le hacen ver cómo alguien inflexible, sin embargo, sus ojos están rodeados de largas pestañas que compensan lo duro de su perfil. Y para terminar, me detengo en sus labios, que en estos momentos están presionados formando una línea recta, señal de su disgusto pero también haciendo que se vean sugerentes.

Para la situación en la que estoy está exploración resulta subjetiva y no me ayuda a pensar en cómo salir bien parada de aquí. No obstante, mi vista está agradecida, han pasado meses desde que algún chico roba mi atención.

La figura de Rhania acaba con la extraña interacción que estamos compartiendo el criado y yo. En cuanto ella abre la boca empieza a reclamarle.

— ¡Debes tener cuidado! Ya es la segunda vez que uno de ustedes rompe algo ¿Acaso mi hermana contrato a una bola de inútiles está noche?

Observo detrás de Rhania, cómo su mandíbula se tensa ante el ataque, juro que escucho sus dientes rechinar antes de ofrecer una reverencia. Tal vez, a propósito él es descuidado y no le sale bien. Por la tensión en su cuerpo creo que la hizo como reflejo en lugar de hacer lo que realmente quería hacer.

—Lo lamento –ofrece con voz firme. Es alarmante que me gusta como lo ha dicho, sin rastro de vacilación o miedo.

Rhania se ha cruzado de brazos, ella también notó el desdén en el tono del vampiro. Sé que eso la hará ponerse furiosa.

Nido de Serpientes y EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora