AdrianaEl rostro de extrañeza de Adrien, me hace sentir una preocupación súbita. Él se pone de pie y me ayuda a levantarme . Después desata mis manos que estaban sujetas por la corbata y procede a vestirse en silencio. El corazón me late tan fuerte, que seguramente se puede escuchar tras la puerta y lo peor de todo, es que creo que sé quién está llamando. Adrien también se viste y su rostro es serio, lo cual me indica que él también sospecha de la identidad de la persona que ha tocado a mi puerta a esta hora. Termino de vestirme y veo de reojo que también Adrien lo ha hecho. Se arregla la corbata de forma automática.
-¿No abrirás la puerta?- pregunta. La seriedad en su voz me hace doler el estomago.
-S..si, pero, Adri, yo-
-Abre, Adriana. No te preocupes- aclara, aunque sé que no está siendo sincero. Sus ojos verdes, siempre cálidos, esta vez proyectan témpanos.
Me dirijo a la puerta y abro con cautela, para encontrar el rostro de Pierre: sus ojos entrecerrados, recargado en el marco , su rostro enrojecido.
-Hola amorcito- dice, arrastrando las palabras.
-Pierre... estás ebrio?
-Yo? No!- se ríe. Me mira de arriba a abajo, y es extraño pensar que su mirada me pone incómoda , cuando hace un par de días aún era mi pareja.
-Claro que lo estás!
-Quizá un poco ... vine por mis cosas, ¿puedo entrar?
-Por supuesto- la voz de Adrien sale detrás de mí, a la vez que él mismo se para cuidándome la espalda. La cara de Pierre se ve tan sorprendida que hasta parece que la borrachera se le ha ido.
-Pero ¿¿¿qué carajo haces tú aquí???Adrien
Lo miro apenas asomo el rostro. Su cara de sorpresa rápidamente se vuelve indignación y rabia.
-No creo que quieras saberlo- respondo con suficiencia.
-Eres un...
-No me parece que la medianoche sea buena hora para que vengas a recoger tus cosas- interrumpe Adriana.
-Evidentemente no, si llego y te encuentro cogiendo con este jugador mediocre- habla el imbecil. Yo respiro con tranquilidad.
-No eres el primer idiota que me llama así, ¿sabes? Aunque sí el primero que lo hace por celos y despecho- me burlo.
-¿Celos? ¿De qué? ¿Por qué? ¿Por esta zorra?- la mira con desprecio.
-Mide tus palabras, imbecil- murmuro. Él sonríe, sabe que ha encontrado mi punto débil. Y yo de estupido se lo hice ver muy pronto.
-Tienes razón, debo medirlas porque me he quedado corto: no es una zorra. Es una puta que hace una semana me juraba amor y ahora ha ido corriendo a abrir las piernas para un mediocre- sin pensarlo, me lanzo sobre él y lo tomo del cuello desarreglado de su camisa. Al acercarme percibo que realmente apesta a alcohol.
-Por respeto a Adriana y porque te tengo lástima es que no te rompo la cara aquí mismo- lo sujeto con tanta fuerza que siento como empieza a temblar- porque podré ser un "mediocre" pero tengo lo que basta y sobra para romper cada uno de los dedos que usas para escribir libros ridículos, ¿entiendes? - Pierre trata de zafarse sin éxito- asi que vas a largarte ahora mismo y no vas a volver a poner un pie en casa de Adriana, sino que vas a mandar a alguien más por las pertenencias de mierda que dejaste aquí, ¿estamos claros?
-¡Tú no me mandas, idiota!- Pierre se revuelve con miedo, tratando de tirar patadas, presiono el cuello de su camisa aún más- y no eres capaz de hacerme nada sin poner en riesgo tu mierda de carrera de futbolista- dice.
Pues imbecil completamente no es. Así que decido bajarlo .
-Lárgate de aquí, Pierre- digo con calma pero sin dejar de mirarlo de manera amenazante. Él me mira y luego la mira a ella.
-Cuando este idiota te rompa el corazón, no vengas rogando a buscarme- masculla- enviaré por mis cosas mañana.Adriana.
El vacío que siento en el estómago es pesadísimo. Este momento no podía haber sido peor. O eso creo en primera instancia.
Adrien cierra la puerta y se queda pensativo, recargado en ella, con la mirada clavada en el suelo. Yo no sé qué hacer, no sé qué pensar y me siento en el sillón con incomodidad y pesar.
-¿Por qué Pierre cree que tiene derecho aún a presentarse en tu departamento, a esta hora y en ese estado?
-No se , Adrien. Te puedo asegurar que yo no lo invité.
-¿Y cómo podrías asegurar eso?
-Pues porque así es, ¡Yo no lo invité!- exclamo. Quisiera ponerme de pie y abrazarlo, pero no puedo. No sé porque en este momento se siente un muro de hielo entre nosotros.
-¿Y si yo no hubiera estado aquí? ¿Qué habría pasado? ¿Lo habrías dejado entrar?
-No.
-Claro...- el sarcasmo en su voz me enerva.
-¡Obviamente no, Adrien! - me pongo de pie- yo terminé con Pierre, yo decidí no salir más con él- quisiera continuar y decirle que lo hice por él. Pero no podría soportar un gesto de indiferencia ante tremenda confesión, aunque siento que eso es algo que él ya sabe y sino, al menos lo supone.
-Será mejor que me vaya- dice. Sigue mirando hacia el suelo con gesto ausente.
-¿Perdón?- En mí, el vacío crece más. Pensé que se quedaría aquí esta noche.
-No me siento bien en este momento, no creo que sea bueno para ninguno de los dos que yo me quede.
-¿De qué hablas? ¿Podrías ser más explícito? - lo miro con incredulidad y dolor.
-No me mires así- sus ojos se posan en los míos por un instante.
-¿Así cómo?
-Con esa cara... con ese gesto de siempre, con ese gesto mismo de aquel día en nuestra adolescencia cuando precisamente el maldito Pierre ató tu "Romeo y Julieta" al cuello de un perro. Como ese día que me llevé a todo el equipo al parque, para no molestarte mientras leías. No me mires así- sus ojos nuevamente encuentran los míos. La dulzura que emana de ellos es tan intensa que me duele- por favor.
-No te vayas- pido, olvidando mi orgullo y dejándome llevar por sus ojos expresivos.
-No me puedo quedar- confiesa- no hoy.
-Ok- digo, resignada- quisiera decir "entiendo" pero la verdad es que no.
-Lo sé, yo quisiera decir que he dejado de ser ese rompecabezas que te dije alguna vez, pero la verdad es que no- me mira y se acerca- discúlpame- luego me da un beso en la mejilla y se va.
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Merci, amie.
RomanceAdriana Fontana es la mejor amiga de Adrien Rabiot. Se conocen desde los cinco años, y ella ha estado en la vida del futbolista francés desde antes de que el se volviera una estrella internacional. Ambos llevan el mismo nombre pero no los mismos sen...