23. ¿Acaso no ves el engaño detrás de sus palabras?

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—Buenos días, Rhea. ¿Trabajando tan temprano?

Levanto la mirada de los papeles que hay en la mesa.

—Buenos días. Sí, es un caso especial, Morgana Sinclair, es abogada de su familia ¿la conoces? Me pidió asesoría con algo.

Casi sonrío ante la normalidad y amabilidad de esta interacción.

Owen detiene lo que está haciendo y me mira.

—Sí, claro que la conozco. ¿Su hermano no era socio de Carlo Abrams y testificó en su contra?

—Lo hizo, pero la familia Sinclair al igual que mi familia es muy poderosa y los Baizen y ellos han hecho negocios por años.

—¿Por qué lo estás ayudando? Su testimonio fue fundamental para el caso de Carlo, la vida de Helena hubiera sido muy diferente si su esposo estuviera libre.

La respuesta que siempre doy de, es mi trabajo, muere en mis labios.

—Helena está muerta. No hay nada que yo pueda hacer para cambiar eso. La vida sigue y yo tengo un trabajo que hacer. Así es como funciona esto.

—Pensé que te había dolido su muerte. Que...

—Pensaste que cambiaría por ello —completo por él—. Te equivocaste. Su muerte me afectó, pero soy consciente que tenía que suceder. Era ella o nosotros y para que quede claro, en esa elección, siempre elegiré a mi familia. Siempre.

Me dolió más el hecho que ella haya muerto en mis brazos, que Michael lo haya hecho sabiendo los recuerdos sobre la muerte de mi madre que evocaría.

No puedo seguir pensando en cómo no pude salvar a Helena, porque martirizarme por aquello no cambiará nada. Solo me queda aprender de ese error y seguir.

Perderás a todos los que te aman y te importan —me dijo mi madre una vez y ella tenía razón.

Yo aprendí aquella lección, siempre he tenido el don de aprender muy rápido y poseer una memoria extraordinaria. Una vez que aprendo algo, se queda ahí, a salvo en algún lugar oscuro de mi mente hasta que me resulta útil.

A veces las personas olvidan, yo no, yo aprendí que eso es un error.

—¿Vas a salir? —le pregunto a Owen para cambiar de tema.

Él aún luce molesto por el caso en el que estoy trabajando.

Yo obviamente no le voy a decir que acepté ayudar con aquel caso porque mi hermano quiere comprar la compañía de Harmon y necesito ver el alcance del daño para que él pueda hacer una oferta.

—Sí, recibí una llamada del FBI. Tengo una reunión con el director Howell.

—¿De verdad?

—¿Sorprendida? Pensé que tenías algo que ver.

Respondo que no.

—Bueno, nos vemos más tarde.

Se despide con la mano y toda la interacción es tan doméstica que casi me río. Casi.

Guardo las cosas en las que he estaba trabajando y llamo a mi asistente para informarle que no llegaré en la mañana y que cancele y reprograme mis citas.

Arthur no está cuando yo llego a la mansión, el ama de llaves me informa que no llegó a dormir y yo ya sé que pudo estar haciendo. Ella me informa que Michael está en su estudio. Lo cual no me sorprende, es igual de fanático sobre su trabajo que yo.

Abro la puerta sin llamar y Michael, levanta la cara, molesto por la abrupta interrupción, hasta que se da cuenta que soy yo.

—Mi hermosa, Ace. Que felicidad me da verte.

La última gran dinastía Americana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora