Me deleito observando a Michael tocar el violín, la forma en que sus ojos están cerrados por la concentración, cómo mueve su mano, las inhalaciones suaves y las micro expresiones con cada nota.
Es fascinante.
Él quería estudiar música, su sueño era ir a Julliard. Entonces Patrick enloqueció y las empresas pasaron a sus manos, él cambió un poco, teniendo ahora el peso de un legado que pensó que jamás sería suyo ahora descansando sobre sus hombros. Teniendo que salir de la sombra bajo la cual mi padre dejó que él creciera y en la cual su madre jamás hizo nada para sacarlo. Nadie nunca hizo nada por Michael y ahora todos esperan que él haga algo por ellos, que mantenga el legado y el apellido familiar. Que limpie el desastre que Patrick hizo.
—¿Por qué estás aquí, mi hermosa Ace?
Deja el violín con cuidado sobre el estuche, pero no guarda el arco.
Veo como camina hasta el sofá donde yo estoy sentada y me observa, llevando el arco hasta mi mentón y obligándome a levantar mi cara hacia él.
—¿Vienes a decirme que ya dejaste aquel agente?
El arco desciende por la piel de mi barbilla, bajando suavemente por mi cuello y descendiendo hasta mi esternón, al llegar ahí, empieza un camino de regreso hasta mi barbilla.
—No. Aún sigo con Daniel.
—¿Por qué?
Sus ojos me miran con tal intensidad que, si no estuviera acostumbrada, podría ser desconcertante.
—Me gusta —respondo—. Estar con él es tranquilo. Déjame tenerlo, deja que él me tenga por ahora.
Me levanto, Michael aún sostiene el arco del violín contra mi barbilla y yo lo aparto con la mano para poder acercarme a él.
—¿Por ahora?
—Sí, él me puede tener por ahora.
El arco cae al suelo cuando tomo sus manos entre las mías.
—No me hagas elegir, Michael.
Nunca nadie lo escogió a él, nadie lucho por él. Jamás tuvo a nadie más que así mismo.
Padre se encargó de marcarlo con cicatrices que siempre le hagan recordar quien es, la vergüenza que le causa a esta familia. Padre se encargó de romperlo y su madre solo observó y no hizo nada.
Michael se hizo así mismo. El hombre en que se convirtió es por mérito propio. No le debe nada a nadie.
—¿Por qué? —pregunta— ¿Acaso lo elegirás a él?
—Jamás. Nunca elegiría a nadie más que a ti. Lo sabes.
Coloco mis manos en sus hombros y le sonrío.
—Te dije, él puede tenerme ahora, porque tú me tienes todo el tiempo. Siempre.
Porque ni Daniel o alguien más podría entenderme, no como lo hace Michael. Quien conoce las partes más oscuras de mí y no le asusta o le molesta, y mucho menos intenta cambiarme.
—Solo tú —finalizo antes de acortar la distancia que nos separa.
¿Por qué el amor es una debilidad? —pregunté.
Porque el amor es una bestia curiosa —fue la respuesta de Michael—. Puede convertirse en odio tan rápido como apagar una luz.
Y eso es peligroso, porque los humanos nos volvemos esclavos de las emociones con tanta facilidad en especial de las que son tan intensas como el amor, el odio o el deseo.
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La última gran dinastía Americana.
RomanceRhea lo odia porque él es un agente federal cuyo trabajo es llevar a la familia de ella a prisión, y Owen la odia porque ella es una abogada de cuello blanco que manipuló un caso y por la cual él perdió su trabajo. Entonces, ¿cómo ambos terminaron...