¿𝖾𝗌 𝙚𝙡?｜𝘧𝘰𝘳𝘦𝘴𝘴𝘢

O O

𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐢𝐜𝐨

Miro a ambos lados y escaló con rapidez el muro, llegando de forma rápida cerca de la casa de aquel hombre con el que se había encaprichado desde la primera vez que lo vió.

Llevaba días acosandole, o como él solía llamarle, vigilando. Hoy, hoy no era muy diferente.
Una vez estando seguro que nadie podría descubrirle, con tranquilidad dispuso de asomarse por detrás de una pared un poco alejado del área y mirar a Philza.

Pero oh.

__  ¿Quien es él?- Susurro con sorpresa al ver alguien completamente diferente, sin ver rastro del cuervo.

Su mirada endureció y apretó la mandíbula al caer en cuenta de quién se trataba.

En lugar de aquel lindo rubio, se observaba a un hombre alto, de cabellera oscura, larga y ondulada, llevaba una playera negra de manga corta pegada a su delgada figura, por su cintura amarraba una sudadera de color guinda y azul fuerte, su piel era morena y con unas cuantas cicatrices de heridas, seguro por batallas anteriores con mobs.

Gruño y apretó los puños. ¿Él era Missa? ¿Es acaso ese hombre quien le estaba 'robando' la atención de Philza?

¿Que tenía de especial?

Observaba cada una de sus acciones con atención, por un micro segundo en su mente paso un atacalo pero se detuvo de hacerlo cuando el chico hablo fuerte y casi entre una risa de alegría.

__ Chayanne, Talullah, ¡mis pequeños!

Ambos niños corrieron para ser levantados en un fuerte abrazo.
Por primera vez vio su rostro, la máscara de calavera que solía usar estaba levantada por encima de su cabeza, casi haciendo funcion de 'gorra' al cubrirle el sol, así dejando ver por completo sus facciones.

__ ¿Cómo han estado?- Su tono era tan cariñoso y su voz tan suave que incluso le parecía un poco absurdo.

__ ¿De verdad? ¡Eso es fantástico! Ustedes dos son increíbles, ¡Estoy muy orgulloso!

La emoción con la que hablaba, reía y se expresaba ante los dos infantes era tan amorosa y transparente.

¿Era eso?

Él simplemente parecía ser tan dulce y radiante.

Con tan poco se encontraba ya tan fascinado con el azabache y no se había dado cuenta.

Divagó por segundos, o al menos el lo sintió así, su corazón latía con algo de fuerza y desconcertado por la calidez que yacía en su pecho, solo pudo sentirse como un estúpido adolescente confundido.

...

Su rostro enrojeció de tan solo entrar en razón.

Ahora tenía un problema con respecto a lo que sentía por aquel desconocido