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La mañana soleada se aproximaba, ni calurosa ni fría, el clima perfecto para pasar un día de calidad con una persona especial, pero este no era el caso de Jungkook.

Sus ojos se abrieron lentamente, asimilando que había dormido solo, sin cadenas o lazos que lo mantuvieran aprisionado, en una habitación que se encontraba hasta lo más profundo de la cabaña en medio del bosque.

Dio un largo suspiro al pasear sus ojos por todo el sitio, centrándose en la gran ventana que cubría casi toda una pared del cuarto.

Se levantó con cuidado de no marearse en el intento, en los últimos días, su alimentación no había sido nada buena y sus defensas estaban en el suelo.

Al asomarse por el vidrio, admiro la vista, y vaya que era buena.

Sus ojos llegaron hasta el pasto verdoso, y una gran sorpresa se llevó al ver a Jimin sin camisa.

Como si hubiera corrido un maratón, el cuerpo del rubio brillaba a causa del sudor, su cabello estaba alborotado y mojado. Su cabeza se ladeaba de un lado a otro, estirándose con pereza.

Lo que más captó la atención del pelinegro fueron los marcados abdominales de su secuestrador, si que tenía cuerpo y nunca lo había notado a causa de su ignorancia.

Jungkook mantenía la mirada atenta a sus piernas, después recorrió sus muslos, de nuevo su abdomen, su pecho y finalmente su rostro.

Se sobresaltó al ver que el mayor lo miraba desde el bajo ángulo, Jungkook se sonrojo ante su mirada, ni si quiera él sabía cuánto tiempo se le había gastado admirando al rubio.

Levantó su mano en forma de saludo y sonrió apenado, con la esperanza de que Jimin le regresará su acción, en cambio, el mayor sonrío y le guiño el ojo con picardía mientras se aproximaba a la entrada del hogar, dejando a Jungkook delirando.

Se preguntaba que acababa de ocurrir ¡le acaba de guiñar el ojo! Jamás se lo habría esperado viniendo de Jimin.

Pasó saliva nervioso, asimilando la bonita sonrisa que tenía el rubio, aún trataba de alejar aquellos pensamientos de su mente.

Se apresuró para llegar al baño que estaba incluido con la amplia habitación, se dio una ducha larga, tenía varios días sin bañar y sinceramente creía que apestaba a rata de alcantarilla.

Cuando salió, cepillo sus dientes y seco su cabello frotándolo con la toalla antes usada. Al mirarse al espejo, noto el terrible aspecto que se cargaba, ojeras oscuras, ojos cansados, labios resecos y pálidos, un muerto viviente.

Ahora salió del cuarto de baño, aún con la pequeña toalla en su cabeza, al acercarse a la cama observó como ahora se posaba una blusa azul marino y un pantalón verde oscuro, al igual que ropa interior y calzados perfectamente doblados.

Sonrió inconscientemente al ver que por lo menos tenía con que vestirse hoy. Se puso las debidas prendas y salió con sigilo de la habitación. Corrió escaleras abajo y llego hasta la cocina.

Su boca se abrió en una auténtica "o" al ver la tremenda pose en la que se encontraba Jimin. Sus codos estaban apoyados en la isla de la cocina, respiraba con pesadez, aún estaba sin camisa y se miraba jodidamente atractivo desde ese ángulo.

Al instante en el que entro Jungkook, Jimin levantó solo la penetrante mirada y la centro en el pelinegro frente a él. Se incorporo rápidamente y rio apenado.

— Disculpa la indecencia. — Tomó una blusa gris holgada que descansaba en el respaldo de una silla y la metió por el cuello, acomodándola. — Pensé que tardarías más en bajar.

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⏰ Última actualización: May 01, 2023 ⏰

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blood & tears ~ Jikook/KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora