La gloria eres tú (One shots)

No necesito morir

Para conocer el cielo o el infierno .

Esta es la historia de un amor que inició un día cualquiera, con una conversación cualquiera.
Un día cualquiera, Min Yoongi estaba inerte en sus pensamientos, viendo fijamente a la batería que tenía frente a él.
Aquel ambiente era familiar y cotidiano para el; cada fin de semana el se dedicaba a lo que más amaba en la vida... la música y que mejor lugar para hacerlo que en la iglesia a la que asistía cada domingo y de la que era participe con devoción.

-Suga, ven para acá - lo llamó el pastor de la iglesia - te quiero presentar a alguien.

Se levantó tan rápido como sus reflejos se lo permitieron, pues sabía que si no se apuraba a cumplir ordenes lo iban a regañar.

- Sí pas, dígame.

- Mira Yoongi, él es Hoseok y a partir de hoy se unirá al grupo musical.

El confundido Min Yoongi se quedó pasmado ante la presencia de aquel joven alto, delgado, de cabellos largos... y se olvidó incluso de respirar.

-suga, puedes llamarme suga- se presentó esbozando una sonrisa que ante los ojos de Hoseok era la más hermosa que había visto.

-Soy, Jung Hoseok... pero puedes decirme Hobi.

Ambos se miraron por un tiempo prolongado, el mundo desapareció, en ese instante solo eran ellos dos... ellos no lo sabían pero se miraban con la misma intensidad de dos almas que han estado esperandose toda una eternidad.

- Bueno chicos, los dejo convivir y que se conozcan - el pastor solo dió una última mirada y se apartó.

- Eres el baterista ¿cierto?

- S-ss-sí, yo soy el baterista

- Yo soy bajista... pero también toco otros instrumentos , jeje - el nerviosismo del más alto era notorio.

- Que cool, te ves bien...mm-me me gusta tu estilo.

De una extraña manera, ambos se sentían cómodos estando juntos a pesar de sus nervios obvios.

- Tengo 18 ¿Y tú? - preguntó Hoseok

-24, aún soy joven - bromeó Yoongi.

- Ya, el dolor de rodilla que debes tener seguro es bastante.

-Pues sí, ya ves.

- ¿Desde hace cuánto tocas?

-Mmm, pues ya llevo rato desde que era morrillo.

-No manches, yo igual, me gusta mucho poder tocar y ser activo.

Jung Hoseok, tan jóven como talentoso pensó Yoongi, quién era un músico con un sueño en proceso con posibilidades de verse frustrado... un jóven que aunque con preparatoria trunca aún tenía expectativas para un mejor futuro.
Con una pizca de esperanza por salir de aquel hoyo depresivo en el que se encontraba hundido, se aferraba con devoción al sueño de ser uno de los mejores músicos.
Al darse cuenta que quizás compartían ese amor por la música, Suga inició a contarle sobre la pasión que tenía por la música y como esperaba ser mejor en ello; Hobi por su parte lo observaba fijamente con curiosidad e intriga por aquel joven de aspecto desaliñado... y sin darse cuenta las horas habían pasado, con las horas los días y las semanas... con ellas los años y jamás hablaron de amor.

Fueron años de una bella "amistad" y de total devoción a su fé, ambos ocultaron demasiado bien aquellos nervios que sentían al verse a los ojos, aquellos que sentían cuando rozaban sus manos o cuando debían estar muy cerca; cómo quien ignora lo obvio con el tiempo lo olvidaron. Ahora era el día en el que ambos debían despedirse, el día en el que uno de los dos había escogido la religión por sobre su amor. Era el día de la boda de Hoseok, después de la ceremonia no habría manera en la que ambos pudieran vivir el amor que por tanto tiempo habían callado, resignado el novio estaba a punto de cruzar el umbral de aquella iglesia, vestido pulcra y elegantemente, con la actitud de alguien que encontró un diamante pero perdió sus sueños; sabía que al entrar por aquella puerta debía dejar a quién veía como lo más importante en su vida, por cumplir el capricho de sus padres y abuelos quienes esperaban verlo en el altar esperando a una mujer y aún sabiendo ello decidió cruzar el umbral y caminar hacía el púlpito dónde entregaría su vida a quien no amaba en absoluto. Debió huir en aquel instante, debió haber llamado al mayor y decirle cuánto lo amaba, debió haber sido valiente para luchar por él.