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Romina insistió, bah, si, lo hizo, insistió para que me quedara a cenar con ella y los ex hermanitos, ya habíamos ido hacer las compras. Walter se ofreció a hacer el asado así que Romina hizo su famosa salmuera.

— así que esta es tu salmuera...

— Si! la compartí una vez en un vivo Seguramente no me seguís...— levanto ambas cejas y abrió bien grandes los ojos, como si me estuviera retando en forma de broma.

— Si te sigo... ¿Cómo no te voy a seguir?.

— Mmm. ¿Ahora que le tengo que poner? a ver si realmente ves lo que subo o no...

— Y mira, yo le prestó atención a otras cosas.— le dije mientras ella se mordía los labios y negaba con la cabeza.

— Para que mentir.

— Así es, siempre de frente...

— Algo que a vos te cuesta un poquito.

— ¿A mí?.

— Si...

— Ya vas a ver, Jazmin!.— me dice mi nombre completo mientras se ríe, sabía que estaba jodiendo o no.

Empezaron a llegar los chicos, hasta que llegó Cata y Naomi, cuando ella se acercó a saludarme, dejo un largo y fuerte beso en mí mejilla, a lo que veo, Romina abril bien los ojos pero lo disimuló bastante, porque bueno, al lado de ella estaba Walter.
Cenamos todos juntos, cada uno contó su experiencia y anécdota en la casa, se hizo rápida la noche, llevadera. Por momentos Naomi me hacía muecas, caricias, hasta a veces me hablaba al odio, podía ver la mirada de Romina insertada en cada momento, pero ella no se quedaba atrás, dejaba que Walter pusiera su mano en las piernas, entre otras cosas que cuando estamos solos jamás hace, ni siquiera se le acerca, era bastante obvio que quería darme celos, por momentos lo lograba.

— Y acá hay una que anda buscando novia, viste!.— dijo cata mirando a Naomi la cual me estaba mirando a mi, todos rieron, menos Romina quien se levantó para ir a buscar algo arriba.

Yo me levanté para ir al baño de arriba, llegué y dejé la puerta abierta, porque al fin y al cabo era para verme al espejo, en eso Romina pasa y se apoya en el marco de la puerta.

— Así que, Naomi ¿Es tu... Es tu novia?.

— No.— le dije mientras lavaba mis manos.

— Parece que le gustas...

— ¿Estas celosa?.

— ¿Yo? No...

— ¿Y por qué tanta pregunta?.

— Porque me interesa...

— Ah, dale! se te nota.

— ¿Que cosa?!.

— Se te nota, Romina.— me empecé a reír irónicamente, era obvio, hasta en su forma de decirme las cosas se notaba.

— Nada que ver... ¿Que decís?.

Nos quedamos un momento ahí, yo no podía contener la risa, el saber que si lo estaba pero no querer asimilarlo me causaba gracia, negué con la cabeza, estaba a punto de salir pero ella me freno.

— Espera...— dijo mientras ambas nos volvíamos a meter al baño, cerro la puerta y se puso al frente mio.

Me corrió el pelo de la cara, me sonrió, yo para esto no entendía absolutamente nada.
Dejo sus manos sobre mis mejillas y con rapidez unió mis labios con los suyos, después de aquella noche donde se lamento e invento excusas, volvió hacerlo esta vez sin una gota de alcohol en sangre, ya no podía excusarse con nada. Mis brazos se fueron a hasta su cintura, la acerque un poco más a mi e hice que nos pegaramos contra la puerta, así nadie podía abrirla. Los besos fueron de lo más suave, a la desesperación, hasta llegar a la adrenalina de que alguien pudiera darse cuenta de que ambas estábamos allí.

— hay que bajar...— dije susurrando agitada alejándome solo un poco de sus labios, la verdad que podría quedarme horas asi pero tenía miedo que alguien se diera cuenta.

Romina no dijo ni una palabra, y continuo besándome, nos besamos y besamos sin pensar la cantidad de tiempo que tardamos hasta que alguien tocó la puerta.

— ¿Gorda?.— dijo Walter, ambas abrimos los ojos, nos separamos y yo me escondí en la ducha.

— Ya salgo!.

— Dale, así comemos el helado...

— Voy!.

Se escucharon los pasos de Walter alejarse, salí de la ducha, Romina me miró y empezó a reírse.

— ¿De que te reír?.— le dije desentendida.

— Casi nos agarra.

— Viste, Uhrig, tu cuerpo habla lo que ti boca calla.

— Que bolu...

— ¿Cómo que bolu?.— la agarre de las mejillas y la volví a besar.

— Que bicha...

— Vos, no te animas a decir nada, te pones celosa y encima me querés hacer poner celosa a mi también...

— Ah te diste cuenta.

— Y si...

— Veni.— me dice con el dedo indice acercándome a ella, nos volvimos a besar, está vez fue un poco más corto, no queríamos seguir tardando.

— Salí vos primero, después bajo yo.

Asintió y salió, trate de respirar profundo porque no podía creer lo que acababa de pasar, era un sueño o algo así, sabía que ella le pasaban cosas pero no las decía, ojalá pudiera aceptarse y decir lo que le pasa pero con que ella sepa creo que me conformo.

Baje y Romina estaba sirviendo los helados, me miró y me ofreció, yo estaba tratando de no reírme y ella con tan solo un gesto me tranquilizó.
comimos el postre y cada uno estaba en la suya, con Romina, Cata, Naomi y yo, nos quedamos organizando la cocina. Naomi no paraba de tirarme palo tras palo, caricia tras caricia, yo solo podía ver a Romina que negaba con la cabeza, como si subestimara todo lo que Naomi quería provocar en mi, Romina sabía perfectamente que yo podría estar a sus pies cuando quisiera.
En eso las chicas se fueron con los demás y nos quedamos solas otra vez.

— Como te respira en la nuca... Mamita.

— Podrías ser vos esa pero no te animas.— le dije acercándome, sabía que a ella le gustaba que la intimiden.

— Nos van a ver...

— Estan todos en el living...— sin que ella oudiera decir algo, le robe un beso.

— Que loca que so...

La noche se hizo un poco larga, hasta que todos se fueron, Julieta se iba a quedar a dormir, no tuvimos que lidear tanto con el tema de las camas, Walter durmió en la habitación de uno de sus hijos, mientras Romina, Julieta y Feli en la otra.
Mientras yo estaba en la baño de abajo, haciendo mí rutina de todas las noches, Romina paso, con su pijama, que le quedaba tan lindo.

— ¿Ya te vas a dormir?.— me preguntó por lo bajo.

— Si... ¿Vos?

— También...

— Lo bueno es que vas a dormir con Julieta y no con...

— ¿Ah te pone contenta?

— Un poco... Bastante.— le dije mientras me ponia mí bálsamo.

— ¿Que te pones?.

— Bálsamo ¿Que querés probar?.

— Que hija de pu... Mañana.

— No se si creerte pero bueno, mañana te hago probar a que sabe.

— De verdad...

Salí del baño y ambas subimos, nos dimos las buenas noches y cada una fue a descansar, la verdad tenía muchas ganas de hacerla pasar otra vez al baño y darle de probar...

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora