T r e i n t a y t r e s

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La noche en Rupit se ve especialmente estrellada y el viento veraniego mese la vegetación en un delicado e hipnotizante baile. Parece la noche perfecta.

Después de conducir durante una hora para llegar y bajo constantes preguntas de Caelan sobre la sorpresa, me detengo justo encima de la montaña. Cerca de nosotros hay lo que solía ser una vivienda muy antigua de roca y madera que ha ido cayéndose poco a poco a lo largo de los años. Hay muchas como esta alrededor de todo Rupit. Le da un estilo victoriano muy lindo al lugar.

Al bajarnos de la camioneta y rodearla, queda frente a nosotros el lado inclinado de la montaña, donde se expande un lindo campo de girasoles.

Puedo escuchar el sonido nocturno de los grillos y los animales, puedo sentir la paz que me trae este lugar porque es simplemente hermoso, y también puedo sentir la comodidad de Caelan al estar aquí.

Parece que ahora está más acostumbrado a los sitos elegantes, pero cada vez que está aquí, en el pueblo, noto que no quiere marcharse. Supongo que también es una clara evidencia el que, cinco días a la semana, viaje a la ciudad, pero siga volviendo a nosotros.

—¿Qué dices? —pregunto, abrazando su espalda y logrando poner mi mentón en su hombro gracias a la altura que me proporcionan los tacones.

—Es hermoso, Allen. Nunca me había puesto a ver lo hermoso que es este lugar.

—Me gusta mucho vivir aquí.

—Ahora entiendo por qué.

—Quiero que tú también vivas aquí —se gira entre mis brazos y también me abraza, extendiendo las palmas de sus manos en mi espalda. Casi cubre la mitad con sus enormes manos—. Sé que te has estado quedando con nosotros, pero quiero, oficialmente, pedirte que te mudes.

Me da la impresión de que sus ojos brillan incluso más que las mismas estrellas.

—¿Lo dices en serio?

—Claro que sí. Compraré un armario más grande y mandaré a ampliar el garaje para que metas tu camioneta —ambos sonreímos—. Quiero que vivamos juntos, Caelan.

Me toma de la parte trasera del cuello y casi me pongo de puntitas para besarlo cuando se inclina hacia mí.

—Nada me haría más feliz que vivir contigo. Con ustedes, Allen. Sabes que son todo lo que soñé.

Lo abrazo con fuerza, descansando mi cabeza en su pecho.

Me encanta estar en su pecho, me siento segura, amada, como si fuera... mi hogar. Quizá debería estar muy asustada, quizá deberían empezar a crearse en dudas en mi cabeza, sobre si esto es lo que merezco, sobre si ha valido la pena tanta incomodidad y sufrimiento. Es probable que hace unos años en definitiva lo estaría, pero no ahora, no después de todo. Fui a terapia, avancé y cada día de mi vida trato de aceptar que todo lo que tengo me lo merezco, y eso lo incluye a él.

Y yo no podría estar más tranquila.

Caelan está seguro a mi lado, y yo estoy segura con él.

Es todo lo que podría desear para nosotros.

—No tengo una llave —susurro después de un rato—. La sorpresa no ha sido tan buena como la que me diste tú a mí.

Lo siento sonreír.

—Me sorprende como siendo tan jóvenes, sabíamos tan bien que queríamos estar juntos.

—Bueno, ambos siempre hemos sido demasiado listos.

—Tú siempre has sido la más lista de los dos.

A mi pesar, despego la cabeza de su pecho y lo miro. Sus pupilas están dilatas, el color claro de sus ojos casi consumido por completo, pero eso no impide que brillen a la luz de la luna. Siempre he amado esos ojos.

El poder del amor #2 B.P [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora