Zhiyin no lloró, no pataleó, no gritó, simplemente se quedó mirando impotente la túnica sobre su pecho. Las lágrimas corrían por su rostro más no sollozaba, era como si en ese momento fuera un cadáver debido al fuerte shock. Ni siquiera cuando Gaomei agarró su rostro y lo golpeó para hacerlo reaccionar, este había dado indicios de vida.
Zhiyin no creía, no asimilaba, que su esposo estuviera muerto. No cabía en su mente que alguien como él hubiera muerto tan fácilmente. Pero al recordar las heridas que el líder había portado sobre su cuerpo, como había perdido sangre y además la posesión de su cuerpo... cualquier cosa podía ser,
No, no y no.
-Esposo mío, no está muerto.
Era algo tan duro de procesar que no tenía fuerzas. Mientras más miraba la túnica más se desmoronaba. Él no podía tener tanta mala suerte de encontrar al amor de su vida y que este muriera a menos de un año de estar con él.
Es que desde que estaba con Fengxiao... a este le ocurrían cosas malas, una detrás de otra. Se hería por él, sufría por él, y ahora...
Eso solo significaba que él había sido la razón de sus desgracias. La culpa le pesó aún más y esta vez las lágrimas corrieron aún más fuerte de sus ojos hasta mojar las sábanas debajo de él. Por qué simplemente no se había muerto cuando había sido chocado por el camión.
Al menos cuando Fujie hubiera muerto el sufrimiento de este se hubiera desvanecido, pero no, él... él... ya no sabía ni que estaba pensando. La depresión la estaba invadiendo.
-traigan a ese niño gritón- pudo escuchar en medio de la nebulosa que estaba opacando todo su raciocinio la voz de Gaomei que sonaba completamente molesta.
A él no le importaba la razón. Solo cuando su hijo fue acercado a él pudo reaccionar y alzó la mirada encontrándose el bebé de cabello oscuro. Tan similar al de Fengxiao, al de su esposo. El bebé que estaba tranquilo al sentir la cercanía de su padre fue contagiado por la depresión de este, como si de alguna forma supiera que había pasado y comenzó a llorar a puro pulmón.
El guardia que lo tenía agarrado sabiendo que a su jefe no le gustaba que llorara intentó hacer que el bebé se enganchara del pezón de Zhiyin, pero solo provocó más gritos del infante y quejidos de su padre debido a que presionaba le enorme y mal cosida herida que atravesaba su vientre de un lado a otro por debajo de su ombligo.
-Demonios, partida de ineptos- no les sorprendió escuchar a su jefe gruñir por el escándalo.
-Suéltame- jadeó Zhiyin sin apenas fuerza- para que pueda darle de comer y se calle- le estaba implorando, en ese momento orgullo era lo que menos tenía Zhiyin, él solo quería abrazar a su retoño como consuelo. Aunque sabía que eso no aliviaría el vacío en su interior.
Gaomei lo miró por unos segundos y chasqueó la lengua.
-Suéltame y que lo callé- soltó con obstinación en su voz- De todas formas no es como si pudiera escapar.
Y no podía, además del collar en su cuello que anulaba todo su cultivo y poder, la herida de la cesárea se había abierto una vez y cocida de forma bruta y apenas estaba teniendo los cuidados necesarios, lo cual dejaría de seguro una horrible cicatriz. Eso a Gaomei no le importaba mucho, la ropa la cubriría y en la cama se solucionaba teniéndolo sobre sus rodillas y brazos.
Uno de los guardias se apresuró y desató las manos de Zhiyin que cayeron a cada lado de él como si no tuvieran fuerzas. Sus dedos estaban completamente entumecidos debido a lo apretado de las sogas que habían dejado profundas marcas en su piel. Zhiyin aprovechó y comenzó a moverse para sentarse parcialmente de forma torpe en la cama ahogando un grito de dolor debido a las heridas.
El otro guardia se acercó a él con su hijo llorante y Zhiyin abrió sus brazos y casi se lo arrebató cuando estaba a pocos centímetros de él. La sensación de por fin poderlo cargar fue tan gratificante que más lágrimas corrieron por sus mejillas mientras miraba su carita.
El bebé se removió, pero su llanto se fue calmando paulatinamente al sentir el calor de su padre quien lo acunaba. Su manita se abrió para cerrarse alrededor de uno de los mechones del cabello castaño del mayor. Zhiyin hizo una leve sonrisa al tener a su pequeño retoño junto a él. Era algo tan conmovedor y gratificante. Inlcuso más que tenerlo dentro de él.
En eso alguien irrumpió en la habitación.
-Señor Gaomei, Suchao acaba de llegar- escuchar el nombre que había sellado su poder cuando joven en su cuerpo estremeció a Zhiyin levemente, aunque no de miedo.
-hasta que por fin se digna a aparecer. He tenido que hacer todo el trabajo sucio mientras él se echaba aire- protestó Gaomei con los dientes apretados caminando hacia afuera- Dale de comer lo suficiente para que no llore en toda la noche, nos iremos a primera hora de la mañana- le anunció este a Zhiyin antes de salir.
Zhiyin apretó los labios con impotencia. Si ellos se seguían alejando sería imposible que los siguieran y que los encontraran. A él todavía le quedaba la esperanza de que pudieran ser encontrados y que su esposo... apretó a su hijo contra su pecho ganando un quejido de este.
-Shhh, Shhh, todo está bien- le dijo conteniendo sus emociones a flor de piel y corriendo la túnica para que la boquita de este se pegara rápidamente a su pezón. Pronto comenzó a succionar.
Zhiyin era un torbellino de emociones. Tenía la felicidad de tener a su hijo con él, pero en cambio estaba encarcelado en aquel lugar, con la noticia que su esposo estaba muerto, con la túnica de él llena de sangre sobre su regazo. No se había atrevido a tocarla por miedo a enfrentar la realidad.
Fengxiao no podía haber muerto tan fácilmente. Pero recordaba su estado cuando lo había dejado, las múltiples cicatrices en su cuerpo. La sangre que lo bañaba y lo agotado que se veía. Ahogó un sollozo que amenazaba con romper en un brutal llanto ante el dolor que recorría su cuerpo.
No podía romperse, no todavía. Su prioridad ahora era su hijo. Y por lo que le había dicho Gaomei, debía buscar la forma de sacarlo de aquel lugar antes que amaneciera para ponerlo a salvo. Si solo pudiera usar su poder para intentar sacarlo de allí.
Agitó la mano y en ella danzó la manilla de jade que contenía a Fengxin. En esos momentos estaba completamente inactiva debido a que su poder estaba sellado por el collar en su cuello. Alzó la mirada para ver donde estaban los guardias y los encontró afuera de la habitación, sentados dándole la espalda, al parecer comiendo. No le estaban prestando ninguna atención, de seguro porque no lo consideraban una amenaza.
Grave error. Zhiyin era lo suficientemente inteligente para poder pensar aun estando abrumado. Había prioridades, una de ellas era salvar a su hijo en ese momento.
Alzó la mano y tocó el collar alrededor de su cuello e intentó quitarlo. Al momento una descarga eléctrica lo recorrió dejándolo sin aliento y empapando su cuerpo de sudor. Su hijo soltó el pezón al recibir parte de esta y protestó jalando el mechón de cabello en sus dedos.
-Shhh- Zhiyin lo acunó temblando ligeramente y jadeando.
Eso había dolido, pero no podía llamar la atención en ese momento. Más bien debía buscar una alternativa ahora que tenía a su hijo con él, Gaomei estaba con la guardia baja hablando con Suchao de seguro inventando cualquier cosa que hacer con él, y los guardias en su mundo.
«Piensa Zhiyin, piensa» movía sus ideas mientras ponía de nuevo el pecho de él sobre la boca del niño. Este abrió sus ojitos dejando ver dos orbes azules, hermosos y relucientes que lo hicieron estremecerse.
-Cargarte por meses en mi panza, pasar por todos los dolores y molestias para que seas un maldito clon de tu padre- dijo con una sonrisa extraña entre risa y llanto- pero eres hermoso mi niño, le acarició la mejilla regordeta.
Su bebé tan inocente, ajeno a todo. Si solo hubiera estado un poco más dentro de él estaría seguro, pero Zhiyin intentaría por todos los medios proteger esa inocencia. Aun a costa de su propia seguridad.
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Enamorado de un idiota (Novela original)
RomanceTransmigrar de un mundo donde el cultivo es ilegal a uno donde es el objetivo de tu vida, mejor imposible. Que lo hagas a un cuerpo diez años más joven, cuando en la vida anterior a los 31 años todavía es uno virgen. Nada mal. Donde todos te miren...