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Apenas hace un par de horas que salí del departamento de Lilian. Aquellas palabras retumbaban en mi cabeza cada segundo.

Me propuse comenzar a preparar mi cena, lo cual consistía en carne alta en proteínas y algo de pasta como fuente de carbohidratos. Mientras tanto música aleatorios salía de mi teléfono y buscaba algún gimnasio cerca de mi ubicación.

Deje de hacer lo que estaba haciendo cuando el timbre de mi departamento empezó a sonar. Confusa me acerque rápido, ya que se notaba la insistencia de aquel sujeto.

Rápidamente abrí la puerta y me encontré con una Lilian preocupada y con lágrimas en los ojos.

Sin decir nada me moví a un lado y deje que entrara en mi departamento, sin pensarlo lo hizo muy rápido. Miraba todo a su alrededor mientras por mi mente seguía pensando que hacía ella aquí.

—Lilian—Acto seguido conseguí su atención—¿Que haces aquí?— Acto seguido cerré la puerta de mi departamento y la observé.

—Necesitaba una amiga ahora mismo—Decía algo cabizbaja mirando la punta de sus zapatos.

—Lilian, no somos amigas. Se que intentas ser amable por lástima, pero no necesito tu compasión—Sabía que mis palabras eran duras, pero me caracterizaba por ser una chica directa.

—Eres lo más parecida a una amiga que e tenido nunca. Normalmente las chicas intentan agradarme para acercarse a Eliot y Nathan.—Supongo que el primer nombre era el Chico de esta mañana.

Resople lo más bajo posible, casi inaudito, y me senté en el sofá haciendo que Lilian siguiera mis pasos.

—¿Que es lo que te pasa?—Y aunque doliera admitirlo, por primera vez me preocupaba por alguien que no fuera yo.

—Nathan está en mi departamento junto a los demás. Han aparecido con gramos de droga y desde entonces están drogados.—Alce una ceja esperando que llegara a la conclusión de esta conversación—¡Yo no consumo, lo prometo!—Decía mientras alzaba sus brazos en forma de rendición—Nathan normalmente tampoco, solo cuando la situación le supera. Pero hoy se está pasando y mientras le decía que no siguiera, empezó a gritarme que era una zorra como las demás—Volvió a bajar la cabeza. Pude divisar una lagrima.

Y justo antes de poder decir algo, la puerta volvió a sonar. Esta vez no sonaba el timbre del departamento, sino que golpes fuertes sonaba desde la puerta.

Confusa volví a abrir la puerta. Algo en mi se sorprendió al encontrarme a Nathan junto a, quien supongo que es Eliot, y otros dos chicos que no había visto nunca.

Aquel sujeto vestía compretamenge de color negro. La camiseta apretada hacía resaltar cada músculo de su torso y cada tatuaje que sobresalía de aquella prenda.

El primer sujeto me empujó a un lado y entro como si de su casa se tratara, mientras que los demás me sonreían y entraban.

—¿Vienes a llorar a la otra puta?—Mis ojos se abrieron y decidí afrontarlos y colocarme al lado de Lilian.

—Puta tu madre. No pienso permitir que entres en mi casa y mucho menos que la insultes. Por muy drogado que estes es tu amiga, la única tía que no a querido comerte la polla—Dije mientras le señalaba y tocaba con el dedo índice su pecho con cada palabra que decía—Puede que yo no sea sociable y que no tenga amigas, pero aún así no voy a permití que hables así de ella— Después de decir eso mire a Lilian, quien me agradecía con una sonrisa.

Mire el rostro serio de Nathan. No decía nada, no miraba nada más que a mis ojos. De un momento a otro una sonrisa pervertida apareció en su rostro. Sin decir nada fue dando pasos en mi dirección, haciendo así que yo retrocediera hasta estar contra una de las ventanas.

Como se sigue viviendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora