5.🍃

76 16 0
                                    

"Pesadillas"

   Después de lo ocurrido en la oficina, Credence estuvo en silencio el resto de la tarde, decaído aunque Newt intentó hacerle sentir bien, asegurándole que no estaba molesto por el pequeño accidente. Sin embargo, nada funcionó, ni siquiera volver a salir de la casa. Necesitan ropa para Credence, así que una segunda salida era necesaria. Necesitó ayuda para elegir las prendas correctas, debían ser cómodas y adecuadas. Por suerte las señoras de la tienda sabían exactamente que prendas eran las indicadas luego de su intento de explicar lo que requerían.

Al regresar a casa, Credence se mantuvo en la sala de estar con los libros, no se movió de allí ni por un segundo. Sólo cuando Newt le llamó para cenar, se levantó para ir hasta el comedor.

Recogiendo los platos luego de eso, Newt se siente un poco decaído con la situación. Credence había pedido retirarse luego de comer, lo cual le permitió. Credence a veces actuaba y lucia demasiado maduro para su edad, y si Newt no supiera el cómo había aprendido a ser así, no le molestaría.

¿Podría hacerlo bien? Newt a veces se cuestionaba, era normal, nunca se había encontrado en tal situación. Cuidar de un niño no era un juego, sobretodo cuando se trataba de alguien como Credence, luego de lo que había pasado.

Con magia limpia los platos, saliendo de la cocina para ir por el libro que estaba leyendo sobre el adecuado cuidado de niños, pero ni siquiera se ha sentado, cuando escucha a Credence gritar. Inmediatamente corre a la habitación, encontrando un caos dentro de ella cuando abre la puerta. Debe esquivar una silla que se impacta contra la pared, lo cual le asusta, pero no es momento para eso. Enfocándose en lo que realmente importa, encuentra a Credence sentado en la cama, la cual tiembla con agresividad mientras el llora desconsolado. Newt incluso se preocupa de que su garganta salga lastimada, nunca había visto a un niño llorar de la forma en que Credence lo estaba haciendo.

Zigzagueando entre los cuadros voladores y el resto de cosas de la habitación, Newt se hace un camino hasta la cama, prácticamente saltando sobre ella para poder subirse. Rápido, Scamander sostiene al niño contra su pecho, abrazándolo para intentar calmarlo. —Calma, mami está aquí. Mami está aquí. —dice de manera automática, ni siquiera lo piensa, sólo quiere que Credence se sienta seguro. Acaricia su cabello mientras repite las palabras. —Mami está aquí. —lo que funciona. La cama se detiene, las cosas que vuelan caen al piso, algunas se rompen pero eso no importaba.

—Lo- lo siento. —Credence sigue temblando, sus manitas aferradas a la ropa de Newt, sorbiendo los mocos de su nariz con su rostro húmedo por las lágrimas.

—Está bien, Credence. —Scamander le asegura, manteniendo las caricias en su espalda, lo que ayuda bastante al niño en sus brazos. —¿Qué ocurrió? —era obvio que aquel desastre había surgido de la magia de Credence, al parecer Newt había subestimado su poder sólo por volver a ser un niño.

Credence aprieta sus labios, no quería decirle al señor Scamander lo que había pasado, lo que le había hecho llorar de esa manera. Consideraba que era una molestia, había cometido un error ese día, ahora otro. A ese paso, el señor Scamander le regresaría al orfanato. Pensar en eso le había hecho tener una pesadilla con aquel lugar, recordando a los demás niños. No quería regresar allí, por primera vez en su vida, se sentía bien en un lugar.

—Credence. —el señor Scamander lleva una mano a su rostro, es gentil la manera en que le hace alzar la vista. —Habla conmigo. —le pide en un tono amable que Credence nunca había creído posible en una persona. —No me molestaré, lo prometo. —Newt sonríe de manera suave, un poco torcida pero genuina.

—No quiero irme. —murmura mientras se encoge en si.

—¿Irte? —Newton demuestra su confusión con una ligera mueca.

—El señor Scamander mencionó que estaría aquí sólo por un tiempo. —Credence explica recordando las palabras dichas por el castaño. —No quiero irme antes de eso. —comienza a sollozar, arrugando su rostro en un intento por evitarlo. —¡No quiero! —pero es inevitable, es un pequeño niño de cinco años. Comienza a llorar nuevamente, pero por suerte está vez nada se mueve de su lugar. Eso le había asustado, pero no lo había sobrepensado.

—Oh, Credence. —Newt siente ese sentimiento molesto en su pecho, no le gustaba. —Es mi culpa. —se da cuenta. —Lo siento. —toma al niño para abrazarlo con más facilidad, haciendo que Credence se abrace a su cuello. Lo consuela hasta que se vuelve a calmar, soltandolo para que se siente nuevamente en la cama.

—Molesto a los demás. —Credence dice con una voz diminuta, apretando sus manos. —Por eso nadie me quiere.

—Credence. —Newt contiene su molestia. No es contra el pequeño niño, sino contra las personas que le hicieron pensar así. —Eso no es cierto. —posa una mano sobre las de Credence, ganándose su mirada. Su voz es firme, su mirada intensa y segura, no piensa permitir que siga pensando así. —Eres un niño muy agradable. —dice.

—Entonces ¿Todavía puedo quedarme con usted? —pregunta con esperanza en su mirada.

—Sí, Credence. —Newt se siente mal por haber hecho sentir a Credence inseguro. —Disculpame por no haberme explicado antes. —menciona. —Credence, a partir de ahora, vivirás aquí conmigo. Si... es algo que qu- quieres. —tartamudea un poco al final, ligeramente inseguro. ¿Y si Credence no quería? Newt sabía que era extraño, para decirlo de alguna manera. Se le dificultaban las interacciones sociales, en ocasiones ni siquiera podía hablar correctamente sin trabarse o mirar a las personas a la cara, pero siempre se esforzaba por cuidar a los demás. Él nunca lastimaria a Credence, o le permitiría pensar que no tenía valor. Incluso, aunque ni siquiera se había graduado de Hogwarts, podía ser un profesor lo suficientemente decente.

—¡Si quiero! —Credence reacciona luego de unos segundos, saltando en la cama para abrazar al señor Scamander. ¡No podía creerlo! ¿Había conseguido, finalmente, un hogar?

—Yo... Nunca antes he cuidado de alguien. —humano. No podía comparar a Credence con sus criaturas, no sería corrector. —Por lo que... Posiblemente no... Haga todo bien... Así que...

—Está bien, señor Scamander. —Credence le da una mirada suave. —Yo no necesito tantos cuidados.

—Credence. —había un largo camino por recorrer.

Credence. | AFYDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora