Ep.1 "El asesino seductor" (2da parte)

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Más tarde, durante la noche, después de que los agentes se retiraron, Jada estaba sentado organizando la agenda de Patalliro. Mientras tanto, este le daba la espalda, mirando el cielo a través de la ventana del cuarto principal.

        JADA. ― (Cierra la agenda) Listo, ya está. (Mira a Patalliro con preocupación) Disculpe, esas personas eran...

        PATALLIRO. ― Esos tres eran agentes del MI6; ellos después quisieron quedarse. Por suerte, ese tal Bancoran, los convenció para que se retiraran y lo dejaran trabajar solo.

        JADA. ― (Inquieto) Eso es problemático, ¿no?

        PATALLIRO. ― (Asiente) Efectivamente, costará mucho más. (Mira de reojo a Jada) ¿Ya están los arreglos para mañana?

        JADA. ― Sí, ya preparé la bom...

        PATALLIRO. ― (Mirándolo de frente) ¿Estás seguro sobre el rumor que escuchaste?

        JADA. ― (Tímido) Sí, sí... Cuando su padre, el rey de Malynera, era joven, fue a Inglaterra a estudiar. (Mira a Patalliro) En esos días, al parecer, él se metía en problemas con las mujeres y, en uno de esos embrollos, una mujer escribió una carta con testimonios sucios sobre él. (Mordiéndose levemente un dedo) Se dice que el rey, siendo incluso un pintor amateur, ocultó con destreza la carta en la parte trasera de un cuadro que pintó él mismo. Sin embargo, para colmo, esa pintura fue donada al Museo de Arte de Londres.

Patalliro voltea completamente, se notaba preocupado. Aunque fuese superficial, la nobleza siempre tiene el deber de siempre ser inmaculados, tener una reputación aplaudible, no importa que tan fuerte sea una tentación, no se puede aspirar más que perfección.

        PATALLIRO. ― (Avergonzado) Mi padre era un romántico en su juventud, uno muy problemático; aunque, tiene aún su séquito de admiradoras, je, je. (Suspira) En fin, esto puede empeorar, si esa carta llegase a manos del primer ministro. (Fastidiado) Él haría un escándalo con ello y el reino podría perder la fe en mi padre, provocando que la familia real pierda influencia en el reino, eso no puede ocurrir.

        JADA. ― (Mirando sus manos) El ministro es muy cruel, no le importa la situación actual de Su Majestad.

        PATALLIRO. ― En la política, un rey enfermo es una gran oportunidad para poder ascender. (Mirando a Jada) Hemos hecho un plan para recuperar esa carta, pase lo que pase, ejecutaremos el plan mañana temprano...

Alguien toca la puerta, interrumpiéndolos. Bancoran entra y los mira con desconfianza.

        PATALLIRO. ― (Voltea hacia Bancoran) (Sonriendo) Es el vendedor de billeteras, ¿qué tal el bus?

        BANCORAN. ― (Lo ignora con la mirada) Eso no pasa en Europa, no estamos en América.

Jada aparta la mirada de Bancoran. Él lo nota nervioso, más de lo normal, pero no dice nada al respecto.

        BANCORAN. ― (A Patalliro) ¿De qué estaban hablando?

        PATALLIRO. ― (Mirándolo fijamente) Queti.

        BANCORAN. ― (Extrañado) ¿Queti?

        PATALLIRO. ― (Aplaudiendo por cada sílaba) Que-"ti"-im-por-ta, ve a vender caramelos en otra parte.

        BANCORAN. ― (Suspira) Para estar pasando "nada", se siente el ambiente muy tenso (Lo mira a los ojos) ¿No crees?

        PATALLIRO. ― (Fastidiado) ¡Tsk!... Oh (Sonríe con malicia) ¿Por qué me miras así? (Tocando la pierna de Bancoran) ¿Intentas atraparme con tu mirada hechizante?

Yo, PatalliroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora