—¡Témpano de hielo! ¡Xandro! —gritó mientras intentaba moverlo, llevó una de sus manos al cuello del griego para revisar su pulso, podía sentirlo— ¡Xandro! —lo llamó desesperada, mirando como emitía un quejido suave— Vamos grandulón, despierta. —le pidió a punto de llorar—¿Estás bien? ¿llamo a un doctor? —preguntó preocupada.
—Tranquila. —murmuró con voz apenas audible.
—Xandro. —lo llamó dándole suaves palmadas en su rostro.
—Hummm. —dijo abriendo los ojos lentamente, la miró antes de volverlos a cerrar.
—Robot ¿Qué hago? —inquirió sintiendo que en cualquier momento empezaría a llorar si no reaccionaba.
—Dame un segundo. —murmuró.
—Sí. —dijo bajándose de él, dándose cuenta de que tal vez estaba aplastándolo— Iré por alcohol. —anunció antes de salir de la habitación, fue al baño tomó el frasco de alcohol y una toalla, vertió un poco mientras regresaba con él, hizo que lo oliera antes de pasarlo por su cuello y frente, no tenía idea para qué servía, pero lo había visto en algún lado—Voy a llamar al doctor, tal vez deba ir por él, pero no puedo dejarte solo. —musito pensativa.
—Estoy bien, tranquila. —declaró moviéndose para sentarse en la cama.
—¿De verdad? —cuestionó poniendo la toalla con alcohol en la nuca del griego.
—Sí, ya se está pasando. —respondió sintiéndose cansado.
—Debemos vestirnos, para ir al doctor. —dijo poniéndose de pie.
—No es necesario. —contradijo tomándola de la mano.
—Sí lo es, te desmayaste, no es normal. —señaló y él negó— ¿Sabes lo que sucede contigo? —cuestiono sentándose a su lado.
—Sí. —respondió mirándola de reojo.
—¿Por qué te desmayaste? ¿Qué es lo que tienes? —preguntó preocupada.
—Solo no he dormido lo suficiente. —declaró, antes de respirar profundo.
—¿Estás cansado solamente? —siguió preguntando y el griego guardó silenció— Tú sabes lo que tienes ¿Verdad? Dime, estoy asustada. —declaró pasando su mano por el cabello oscuro de Xandro.
—Tengo lupus. —declaró y la rubia abrió los ojos sorprendida, antes de regalarle una mirada de preocupación—No me mires como si fuera a morirme, solo no he dormido lo suficiente, suele suceder esto cuando no descanso. —le explicó antes de dejarse caer en la cama, se sentía agotado, todo el día se había sentido de esa forma, pero lo ignoró, sabía que no debía hacerlo.
—Solo estoy asustada. —dijo mirándolo cerrar los ojos, analizando lo que acababa de escuchar—No has podido dormir por mi culpa.
—No es eso, solo que debería dormir más. —aclaró sin abrir los ojos.
—Es mi culpa desde que empezamos, casi siempre me quedo en tu cabaña, no dormimos mucho. —le recordó preocupada y sintiéndose muy culpable, pero ella no sabía que estaba enfermo.
—No es tu culpa, estoy enfermo, es algo que sucede regularmente. —habló sintiendo sueño.
—Entonces deberías dormir, acomódate mejor en la cama. —le pidió.
—Llegaremos tarde a la función. —dijo volviéndose a sentar.
—No importa, además ya es tarde.
—Aun podemos ir a la última función. —la miró y la rubia negó— Tendrás que esperar hasta el próximo mes.
—Eso está bien, o si podemos ir a la ciudad al cine cuando estés mejor, ahora, acomódate en la cama y duerme. —le ordenó señalando las almohadas de pie a un lado de la cama, el griego la miró y no pudo evitar sonreír— ¿de que te ríes? A dormir.
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XANDRO
RomanceÉl es el último hijo de Xandro Kalonimos y ama que respeten su espacio personal...