6 | Anémona

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Anémona| flor frágil que significa abandono pero igual esperanza y expectativa.

Lissie

Me levanto de golpe al escuchar ruido en mi habitación, mamá estaba apresurada guardando cosas en una maleta mientras lloraba.

Oh no...

—¿Qué pasa mamá?

—Has tus maletas, nos vamos...- lo dijo con un tono muy melancólico y aún con lágrimas en el rostro.

—Pero...

—Lissie...

—Ugh, está bien...

No muy convencida comencé a echar en una pequeña maleta unas cosas esenciales, cuando termine de colocar algunas cosas en la maleta decidí mandarle un mensaje a Regina de que me iba.

Tome el móvil y entre en su chat, con lágrimas callendo escribí un mensaje diciendo que me iba, sabía que no lo vería pronto pues era de madrugada y lo que menos se espera es un mensaje de su amiga diciendo que se va de la ciudad.  

Después de un rato empezaba a amanecer y  mi madre y yo estábamos en la puerta de la casa esperando a un taxi, no tardo tanto en llegar el taxi cuando me tuve que despedir de mi padre y mi abuela.

—Adiós papá...mmm nos vemos pronto espero...

—Adiós hija, cuídate mucho —dijo con lágrimas en los ojos.

—Mmm... adiós abuela...

—Adiós mi pequeña, portate bien, ven aquí.

Me dio un gran abrazo de oso desconsolada y la mire a papá de reojo.

—¿ya nos vamos?

—Si... supongo.

Echamos las maletas en la cajuela del taxi y subí desconsolada y con algo de irá por dentro.

No quería irme, aquí ya tenía a mi familia —o lo que sea que fuera— amigos, escuela, mi habitación tambien la extrañaría, extrañaría salir con mis amigos a la cafetería, extrañaría que Regina me visitara, extrañaría todo el minimo detalle de aquí.

El taxi arranca y veo como nos alejamos poco a poco de casa donde ahí enfrente sigen mi padre y mi abuela.

En el camino nadie comento nada, mejor opte por colocarme los auriculares y poner algo de música para motivarme un poco.

El camino no fue tan largo pero al igual fue cansado, al llegar nos quedamos en  la casa  de una tía -hermana de mi madre- que nos dejaría estar ahí unos días en lo que encontrábamos un hospedaje o algo así.

—¡Hola! —dijo mi tía Claudia.

—Hola Clau —dijo algo devastada mi madre.

—¡Hola Lissie!, ¡mírate cuánto has crecido! ¡Desde hace cuánto no las había visto!

—Eh si, hola tía. —digo algo avergonzada.

—Miren las ayudo con las maletas.

Caminamos un poco para llegar a su casa, era algo grande y hogareña, podría gustarme.

Mi Corazón De Peonia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora