Capítulo 7

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Capítulo 7


Sebastian se levantó de una cama que no era suya. Recordando a la perfección aquella noche que había tenido. Sin embargo, se sentía completamente vacío. Tomó sus cosas y empezó a vestirse, mientras aquella pelirroja seguía en el otro extremo de aquella cama durmiendo plácidamente. No era ciego para admitirse que era una visión deliciosa, como lo había sido tener sexo con ella. Había conseguido cubrir su necesidad fisiológica. Pero no le había llenado como esperaba. Y por primera vez en su vida, simplemente se sentía vacío.


Salió de allí, sin mirar hacía atrás, cuando se había vestido por completo. No dejó más que el recuerdo que él había estado allí y había dormido en el lado contrario a ella. Nada más. No era de los hombre que repitiera una misma experiencia con la misma mujer.


Eso era caer en ataduras. Y él jamás sería uno de esos hombres que perdían la cabeza por una sola mujer y veía el resto de su vida junto a ella.


Se dirigió al lugar en donde había estacionado su automóvil y se dispuso a regresar a su apartamento.


Sabrina se levantó, mirando el reloj de su mesa de noche. Ya era de día, aunque sentía pereza. Estiró los brazos y se obligó a ponerse de pie. Se había comprometido a trabajar ese día, aunque el fin de semana le regalaría un día soleado en la playa de Malibu.


Entró en el baño y sonrió como solía hacerlo cuando se miraba al espejo y se encontraba con su imagen. Tenía el cabello desordenado y una cara de sueño, que sabía que un buen baño podía quitarle.


Abrió la ducha y se metió bajo el agua. Se sentía tan relajada. Finalmente sentía que las fuerzas y el buen ánimo regresaba a ella. Sonrió un poco más. Nunca se había imaginado que llegaría el día en que se encontraría sola en un país que no fuese suyo. Lejos de las obligaciones y responsabilidades que le exigían su madre.

Cerró los ojos un momento. Era una oportunidad para rehacer su propia vida.


Salió del baño y se acercó a su closet. Los trajes de etiqueta podía seguir allí. Ella simplemente quería ser alguien normal. Y al fin lo era.


Desayunó y cuando finalmente se encontró lista, tomó su bolso y se dispuso a salir de allí.


Se colocó en frente del ascensor. La puerta se abrió y se encontró de nuevo con aquel hombre que había conocido tiempo atrás. Estaba recostado con una cara de cansancio, como si acababa de llegar.



- Buenos días...- expresó al ver que se había percatado de su presencia.

- Buenos días...- le expresó mirándola con asombro, pero esta vez con la decisión que no había tenido antes- ¿Bajas?

- Sí... Imagino que vas subiendo.

- No, iba bajando...

- Ya veo...- no se lo creyó, pero igual se subió. No tenía tiempo que perder.



La mentira se hizo evidente cuando el ascensor llegó al PH. Sin embargo, él fingió demencia y no se bajo de allí. Esa era una nueva oportunidad y no estaba dispuesto a perderla.



- Tengo el leve presentimiento que te conozco...

- Posiblemente...- expresó Sabrina en un tono neutral, aunque por dentro sabía lo que buscaba aquel hombre.

- No olvido un rostro... ¿Vives aquí?

- Solo por un tiempo.

- ¿Vecinos, entonces?

- Al parecer.

- Soy Sebastian Evans.- extendió su mano, esperando que ella hiciera lo mismo.



Sabrina le miró y dejó a un lado su actitud distante. Ella conocía sus limites y estaba clara que él jamás sería cercano para ella. Además, después de todo, pronto se marcharía y regresaría a Inglaterra.



- Sabrina...- extendió su mano por cortesía.

- ¿Sólo eso?

- Simplemente Sabrina.



La puerta del ascensor pronto llego hasta planta baja y la puerta se abrió. El final de aquella mentira había llegado. Espero que Sabrina saliera y se limitó a aquella despedida. Al menos, había conseguido algo.

Su nombre.

Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora