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Atsushi estaba triste, y esto a Osamu le partía el corazón en dos.
Su novio, su pequeño y lindo novio, se lo había visto muy desanimado en estos últimos días, sin ganas de hacer absolutamente nada, solo tirado en el futón de la habitación, sin mover un solo dedo. Era como si Atsushi cargara con una enorme piedra encima de la cuál no podía librarse.
¿La razón? Atsushi sentía culpa y remordimiento consigo mismo. ¿Porqué? Déjenme ponerlos en contexto: hace unos días, a la agencia se le había encomendado una misión importante en la que implicaba el rescate de un menor de 13 años llamado Kei Tadahashi, pues este había sido secuestrado por un grupo de terroristas que a cambio de la vida del menor reclamaban una gran cantidad de suma de dinero, el niño era hijo de un político importante de Yokohoma: Kurosaki Tadahashi.
Si bien la misión había sido todo un éxito, y habían logrado rescatar al chico y devolverlo a su padre casi sano y salvo, hubieron algunas dificultades en el camino: pues no contaron con que se tratarían de terroristas bastante experimentados, quiénes habían amenazado con que si llegaban a llevar el caso a la Agencia Armada de Detectives, no dudarían en romperle los huesos de las piernas al chico. Lamentablemente no llegaron a tiempo para detener a los terroristas, y el pobre niño tuvo que sufrir las consecuencias de sus piernas siendo golpeadas por martillos hasta que ya no pudo mover ni un músculo.
Los secuestradores por supuesto terminaron tras las rejas de la prisión de Yokohoma gracias a la ayuda de la agencia, el niño había sido de vuelto a su padre quién inmediatamente lo llevó al hospital para tratar el asunto de sus piernas rotas. El médico les informó al señor Kurosaki y a los detectives que el niño podría volver a caminar y retomar su vida normal dentro de siete u ocho meses, eso en parte fue un alivio para todos, pues lo que más temían es que el pobre chico nunca más pudiera volver a caminar.
El único que no se sentía aliviado era Atsushi.
Se sentía culpable de lo que le había sucedido a Kei, porqué si tan solo hubiera llegado a tiempo a aquella habitación para salvarlo, nada de esto le hubiera sucedido, pero otra vez, por culpa de su debilidad, de su inutilidad, una vida inocente había sufrido. Esto trajo como consecuencia que Atsushi se deprimiera tanto a tal punto en el que no tenía ni fuerzas para hacer su trabajo de la agencia, ya no veían en él ese mismo entusiasmo y energía al que se habían acostumbrado tanto, al parecer la situación de Kei lo había afectado muchísimo.
