Apartando los dedos rápidamente como una niña a la que hubieran pillado con la mano metida en la caja de las galletas, me incliné hacia ella.
—Lauren, ¿estás bien?
Me miró confusa un momento antes de abrir la boca como para hablar.
—¿Camz? ¿Estás bien? —preguntó—. ¿Te han hecho daño?
No pude evitar estallar en lágrimas.
—No... no, no me han hecho daño, pero a ti sí que te lo han hecho —le dije, acariciándole la cabeza con una tira de tela limpia.
—¿Cuánto tiempo? —dijo con voz ronca. Me di cuenta de que quería decir cuánto tiempo había estado desmayada. Miré al cielo incandescente y contesté la verdad.
—No lo sé, Laur. Estaba un poco ida al principio, pero me parece que han pasado unos cuatro días.
Siguió mirándome un momento y luego preguntó, en voz tan baja que tuve que inclinarme sobre ella para oír lo que decía.
—¿Qué te ha pasado, Camz? ¿Dónde está tu ropa?
Por primera vez pensé en lo que debía de parecerle. Notaba mi piel reseca rebelándose contra el sol caliente al rajarse y pelárseme en la cara, los hombros y los labios. Mi pelo hacía tiempo que había dejado de parecer mínimamente organizado y ¿mi vestido? Bueno, había prescindido de los restos harapientos que quedaban de él para usarlos como vendas para Lauren. Estaba roja como un cangrejo y vestida tan sólo con mi combinación y mi ropa interior.
Me eché a reír. Me reí tanto que tuve que echarme junto al cuerpo de Lauren por temor a caerme encima de ella. Mi risa no tardó en transformarse en llanto y descubrí que Lauren me estaba consolando dándome palmaditas distraídas en la espalda para intentar reconfortarme. Aunque apreciaba el esfuerzo que estaba haciendo, lo cierto era que carecía de esa capacidad para consolar.
Después de suspirar con un hipo, me incorporé y la miré.
—Perdona, es que se me ha venido todo encima de golpe. Creía... tenía miedo de que no fueras a sobrevivir, Lauren. Me puse contentísima cuando vi tierra y luego, cuando conseguí traer el bote hasta aquí, estaba segura de que alguien podría ayudarte, pero cuando no encontré a nadie, volví a sentir miedo por ti.
—No pasa nada, soy dura —me dijo con la voz ronca—. ¿Dónde estamos? —preguntó, intentando mirar a su alrededor desde donde estaba tumbada en el fondo del bote. Lo único que veía era el cielo azul a la derecha y a la izquierda las copas de los árboles donde yo había tratado de buscar alimento.
—No lo sé. Sea donde sea, está muy aislado. No he visto ni oído a nadie desde que llegamos aquí. Aunque la verdad es que no he tenido un momento para explorar, tenía miedo de alejarme demasiado tiempo de ti —le dije con una débil sonrisa—. He conseguido recoger un poco de fruta y algunos cangrejos pequeños que parecen correr a sus anchas por esta playa, pero eso es todo. ¿Tienes hambre, Lauren? —le pregunté, recordando por primera vez que mi paciente herida no había comido desde hacía más de cuatro días—. He conseguido que tomaras un poco de leche de coco, pero tenía miedo de que te ahogaras con algo más sustancioso. —Las imágenes fugaces de Lauren chupándome antes los dedos hicieron que me volviera a ruborizar.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Sí, estoy bien, creo que el sol me ha hecho estragos en la piel, pero ya se me pondrá bien.
Tratando de cambiar de tema rápidamente, le volví a preguntar si resistiría comer algo. Lauren dijo que no lo sabía, pero que creía que podría aguantar la leche de coco. Decidí que no era una buena idea darle la leche como lo había hecho cuando estaba inconsciente. En cambio, le sostuve la cabeza apoyada en mis piernas cruzadas y le di el resto de la leche tibia. Al cabo de unos pocos sorbos hizo un gesto negativo con la cabeza y se apartó del cuenco improvisado.
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La Isla (CAMREN Adaptación)
FanfictionAntes que nada, quisiera aclarar que la historia no es mía, ya me hubiera gustado tener la creatividad y la forma de escribir de la autora original: Portia D' Ghiglino, por lo tanto solo hago una adaptación Nota: La historia original también tiene...