Post Apocalyptic

El Viaje

Mateo había vivido en un mundo lleno de zombies desde que tenía memoria. Había perdido a su familia en el inicio del apocalipsis zombie y había tenido que aprender a sobrevivir por su cuenta. Durante años, se había movido por las calles de la ciudad, buscando suministros y refugio seguro para protegerse de los muertos vivientes que lo perseguían constantemente.

En una de sus expediciones, Mateo encontró un grupo de sobrevivientes que habían establecido un campamento en una escuela abandonada. Después de una breve prueba para demostrar que podía ser de ayuda para el grupo, Mateo fue bienvenido en su refugio. Allí, conoció a los demás miembros del grupo, incluyendo a la valiente líder, una mujer llamada Samantha, y un par de hermanos mayores, Juan y Carla.

Durante los días que pasaron en el campamento, Mateo ayudó a mejorar las defensas de la escuela, reparando las vallas y fortificando las entradas. También se encargó de la exploración del área, en busca de alimentos y medicinas. Fue durante una de estas expediciones que Mateo se encontró con un pequeño grupo de zombis en un centro comercial.

A pesar de sus habilidades para evitar a los muertos vivientes, Mateo no pudo escapar de un ataque sorpresa y fue mordido en el brazo. Sabía que la infección se propagaría rápidamente a su cuerpo y que pronto se convertiría en uno de los zombis. No queriendo ser una amenaza para sus amigos, decidió alejarse del campamento y enfrentar su destino solo.

Con lágrimas en los ojos, Mateo salió a las calles. Se encontró con una horda de zombis en el camino, pero no tenía miedo. Sabía que su tiempo estaba acabando y decidió luchar con valentía. Usó sus habilidades de supervivencia y combate para derrotar a los zombis uno por uno.

Finalmente, después de una larga lucha, Mateo se desplomó en el suelo. Sabía que había llegado su hora y cerró los ojos. Pero cuando los abrió de nuevo, descubrió que estaba rodeado por sus amigos del campamento. Habían seguido su rastro y lo habían encontrado justo a tiempo.

Con lágrimas en los ojos, Mateo abrazó a sus amigos, sabiendo que había logrado lo imposible. A partir de ese día, decidió luchar junto a ellos, hasta que el mundo pudiera recuperarse de la plaga zombie y volver a ser un lugar seguro para vivir.

El grupo regresó al campamento con Mateo en brazos. Samantha y Carla lo atendieron rápidamente, limpiando su herida y administrándole los medicamentos necesarios para prevenir la infección. La adrenalina de la pelea había mantenido a Mateo en pie, pero ahora empezaba a sentir el dolor y la debilidad de su cuerpo.

A pesar de todo, Mateo estaba agradecido de estar vivo y rodeado de amigos. Pasó los siguientes días en reposo, recuperándose de la mordida. Durante su recuperación, el grupo se preparó para una gran expedición: buscar suministros en la ciudad vecina.

Mateo estaba emocionado por unirse al grupo en su búsqueda, pero también sabía que aún no estaba al 100%. Samantha le pidió que se quedara en el campamento para continuar su recuperación, pero Mateo se negó. Quería demostrar que era fuerte y que podía seguir adelante. Al final, Samantha cedió y Mateo se unió al grupo en su peligrosa misión.

La ciudad vecina estaba en peores condiciones de lo que imaginaban. Los zombis habían invadido las calles y la mayoría de los edificios estaban en ruinas. A pesar del peligro, el grupo avanzó decidido a encontrar los suministros necesarios para sobrevivir.

Fue en una farmacia donde encontraron una gran cantidad de medicamentos y vendas. Sin embargo, también encontraron un gran grupo de zombis que los sorprendió en el momento menos esperado. Mateo se puso al frente del grupo, usando sus habilidades de combate para derrotar a los zombis y proteger a sus amigos.