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Roier se habia sentido enfermo desde el momento en el que abrió sus ojos ese día, intento ignorarlo y seguir con sus cosas pendientes pero cada minuto que pasaba se sentia peor. Se encontraba recostado en su cama cuando Spreen entra a la habitacion, no lo escucho entrar a la casa siquiera por lo que se asusto un poco, pero se le fue al instante al ver quien era.

Por otra parte Spreen se dio cuenta al momento en el que entró por esa puerta que ocurria algo malo con Roier. Su amigo (ellos eran solo amigos y nada más, nada más, solo porque Spreen ha pasado la mayoria de sus noches y madrugadas pensando en la cara de Roier, acercandose cada vez más a tal punto de que estuvieran a solo centimetros de... olvidenlo, solo son amigos.) se encontraba sudando, con la cara más roja de lo normal y apretando su estomago con una cara de dolor.

— Che, que te pasó a vos? — Preguntó con una cara preocupada.

Roier no alcanzo a contestar ya que al instante sintió una mano fría en su frente, se derritio con la sensación y soltó un sonido de aprobación. Spreen se sonrojo al ver lo dócil que se encontraba.

— Tu frente está más caliente que la mierda, deja te traigo algo para que te baje la fiebre — Resistió sus deseos de quedarse cerca de Roier y se levantó para ir a buscar un vaso con agua, un paño mojado y pastillas para el dolor.

Cuando regresó le entregó el vaso a Roier junto a las pastillas y después de que se tomará ambas cosas lo ayudo a recostarse de nuevo, colocandole el paño frío en su frente, luego se sentó a su lado en la cama y comenzó a hablarle de todo lo que se le pudiera ocurrir, desde su opinion en que pelicula deberian ver hasta contarle lo que comió de desayuno.

Mientras Spreen hablaba Roier no podia evitar pensar en la bonita manera en la que lo estaba tratando. Él siempre supo que Spreen sentia un gran aprecio por él, seria un tonto si no se diera cuenta la diferencia en la que trataba a los demás y el como lo trataba a él. Este pensamiento hizo que su cara se volviera aún más roja de lo que ya estaba, si es que eso era incluso posible.

Spreen volteó a mirarlo y al fijarse bien en la cara del otro un sentimiento que no fue capaz de describir se apoderó de él y sin dudarla mucho besó a Roier. Que Mierda Acababa De Hacer.

Se separó inmediatamente al darse cuenta de lo que habia ocurrido e intento levantarse de la cama, pero Roier, quien aún estaba en un gran estado de shock, le tomo de los hombros y lo volvió a besar, se sentia tan dulce y gentil y al mismo tiempo se sentia la desesperación de ambos, el anhelo de estar con el otro de esta manera. Puede que el beso haya durado 5 segundos pero para ellos fue una perfecta eternidad.

Cuando se separaron Spreen miró a Roier con una mezcla de preocupación, arrepentimiento y miedo por la reacción del contrario. "Perdoname, no se que me paso solo lo hice sin pensar y ahora acabo de arruinar todo-"

Mientras el pelinegro cada vez se descarrilaba más a un colapso mental, en la cabeza del castaño todo seguia girando, tan confundido pero con una felicidad tan gigante que lo unico que atino a contestar fue "Está bien".

Sin embargo sus palabras no fueron escuchadas ya que el otro chico seguia hablando tantas cosas juntas que juraba que se le iba a derretir el cerebro.

"Roier yo de verdad que no queria, o sea, si queria besarte pero no ahora, o nunca, no porque no seas lindo, de hecho sos la persona más linda que conozco, como iba diciendo, ¿Que iba diciendo?". Hizo una pausa para intentar recuperar el punto al que queria llegar, bastó con mirarle la cara al castaño frente suyo, cuya cara parecia que explotaria de lo roja que estaba, tomando un profundo respiro finalmente dijo lo que llevaba pensando meses casi. "Roier, me gustas, no se por cuanto tiempo me llevas gustando, solo se que ya no puedo más, así que si me vas a decir que me odias y que no quieres que te vuelva a hablar hazlo ahora."

Es oficial, la cabeza de Roier acaba de explotar, si deseaban contactarse con él lamentamos informar que ya es muy tarde.

Roier se quedo estatico, no movia ni su pecho para respiar, por la mierda dejó de respirar de la sorpresa, ahora se está ahogando, oh no.

Preocupado por su amigo que no paraba de toser, le entrego nuevamente el vaso con agua que habian dejado de lado, cada segundo que pasaba Spreen sentía un poco más las ganas de irse corriendo de esa casa y tirarse por un barranco.

En lo que Roier se calmo logró pensar bien en lo que haria a continuación. Tomó delicadamente las mejillas de Spreen, las cuales estaban casi tan rojas como las suyas y les dio un beso a ambas para después decirle,

"Yo también te amo Spreen, te amo hace más tiempo del que te podrías imaginar". Los dos se encontraban en el cielo, no podían creer que ese sentimiento que tanto batallaban por ocultar realmente era mutuo.

Y por más ganas que tuvieran de hacer otra cosa, cierto castaño seguia enfermo y esa ola de emociones que tuvo termimo por derrotarlo, ahora el cansancio provocó que no pudiera ni sentarse correctamente asi que con ayuda de su ¿amigo?, ¿novio?, ¿el amor de su vida del cuál nunca se va a separar?, bueno, con ayuda de Spreen se volvio a recostar, esta vez el pelinegro se acostó junto a él y comenzo a hacerle mimos en su cabeza, ahora que su confesión fue correspondida no veia razones por las cuales no deberia descansar ahora. Aunque suene raro, Spreen agradeció a los Dioses por hacer que Roier se enfermara ese día.

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Al día siguiente Roier despertó sintiendose mucho mejor, su estomago ya no le dolia y su fiebre se fue por completo, sin embargo al darse vuelta vio una escena que le apretujó el corazón, Spreen se encontraba temblando y su cara se veia demasiado roja, al parecer hubó un sacrificio por el bienestar de Roier cuando compartieron ese beso.

Bueno, nada que una tarde con Doctoier no pueda ayudar.

FiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora