"Drugstore Perfume"

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Tras el celo de Hinata, las interacciones con Kageyama eran bastante más íntimas, como si no solo fuera Tobio cortejando a Shoyo, si no también Shoyo seduciendo a Tobio.

Lo irónico, es que Hinata no notaba la seducción que estaba intentando con su amigo Alfa. Nuevamente, Hinata Shoyo no era consciente de lo que hacía con Kageyama Tobio, descolocando al pobre Alfa enamoradizo.

-¿Y te gusta Kageyama?- Preguntó Kenma del otro lado de la línea de teléfono. Hinata y él estaban jugando juntos un videojuego que el teñido le había recomendado.
-¡No séeee! ¡Kageyama es mi amigo y sería raro! Pero cuando me trata mejor que a todos... me hace sentir bien.- Se rascó la cabeza.
-¿Tú cómo te diste cuenta de que te gustaba Kuroo?-

Hinata se intrigó respecto al tema, ¿Cómo Kenma, un alfa recesivo bastante pacífico, había enamorado a Kuroo, un Omega dominante con una personalidad bastante fuerte?
-No sé. Siempre habíamos sido amigos, cuando empezamos a gustarnos fue bastante obvio.-
-Hmmm.- Shoyo se siguió quejando.

-¿Qué te gusta de él? ¿Su cara? ¿,Su forma de ser?-
-Creo que tiene manos bonitas...-
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Kageyama había llevado ahora una flor para Hinata, ésta vez sin una dedicatoria particular, solo con las iniciales "T.K" esperando que Hinata entendiera que era él quien dejaba esos detalles.

¡Quería que lo supiera, pero él no quería decírselo! Le daba pena.

Llegó al salón de Hinata, bastante solitario como de costumbre, dejó la rosa blanca sobre su mesa y salió lo más rápido posible de ahí.

Cuando Shoyo llegó a su propio salón y recogió la rosa, sonrió para sus adentros.

Kageyama, por su parte, al sentarse en su banca, encontró una cartita.
"Creo que tienes bonitas manos :}"
Kageyama se sonrojó. La carta no tenía remitente y la letra estaba impresa, cuidadosamente.

Kageyama no supo qué hacer, era algo bueno que le dijeran que tenía bonitas manos, las cuidaba mucho por el deporte que practicaba. Pero tenía que ser directo, él ya tenía a alguien que le gustaba.

Escribió, de la manera más legible posible, un agradecimiento.
"Gracias. Adiós."
Creía que lo había hecho bien, podía ser directo.
Solo no con Hinata.

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Kageyama y Hinata seguían practicando volleyball como de costumbre. Ya estaba bastante oscuro y el resto del equipo se había ido. El Omega había insistido a Kageyama quedarse con él y simplemente no pudo resistirse. La idea de estar con Hinata, practicando el deporte que tanto amaba hasta el cansancio, le daba mucha satisfacción y felicidad.

Luego de que Shoyo marcara un nuevo punto, este cayó contra el suelo, completamente sonrojado y sudoroso.

El azabache tragó duro cuando el Omega se dejó caer en su espalda. Se acercó y se sentó a su lado. Shoyo lo tomó del brazo y lo jaló al piso, provocando un ruido sordo por el impacto.
-¡Oye, ¿Qué te pasa, idiota?!- Hinata se empezó a reír y abrazó a Kageyama por el abdomen.
-Al fin me cansé.- Suspiró, apoyando su cabeza en el pecho del más alto.
Kageyama se tensó bajo el toque de Hinata, levantó la mano y la apoyó en la cabeza de Shoyo.

-Tienes manos muy bonitas.- Dijo al sentir los movimientos sutiles de Kageyama en su cabeza.
-Mhm.- Dijo, visiblemente avergonzado.
-¿Tú escribiste esa carta?- Le dijo antes de continuar acariciando su cabeza. El pelirrojo asintió.
-Era algo que estuve pensando bastante tiempo. Desde ayer.-
-Eso es demasiado pensar.-
-Sí.- 

Ambos permanecieron ahí hasta que sus respiraciones se calmaron. Kageyama sentía el retumbar de su propio corazón en sus oídos y se preguntaba si Hinata podía escucharlos también.

El Omega se levantó de golpe y se acercó a estirar su mano a Kageyama.
-¡Vámonos, Kageyama!- El azabache se sonrojó y con una sonrisa enaltecida, aceptó la mano de Shoyo.

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Acompañando a Shoyo a su casa, el mayor le pidió detenerse en una farmacia. Su madre le había pedido medicina para Natsu, que no se sentía bien al llegar de la escuela.

Kageyama iba viendo las múltiples cosas que vendían en la tienda, algunas lociones corporales y perfumes con olores muy dulces que no soportaba tenían colores muy brillantes.

Le recordaban bastante a Hinata.

-Huelen bien, ¿No crees?- Preguntó una chica Beta a su lado, Kageyama volteó a verla. Era bastante bonita.
-No.- Se enderezó y caminó al mostrador de las medicinas, dónde Hinata esperaba que le dieran medicamentos para Natsu.

La Beta solo observó como Kageyama se acercaba a Shoyo y apoyaba su mano sobre su cabeza esponjosa.

-¿Ya acabaste?-
-¡Sip! Ya vámonos.- Shoyo tomó la bolsa con la medicina para su hermana y empezó a caminar. Al pasar por el pasillo donde estaban las lociones, Hinata inhaló fuertemente.
-¡Huele bien! ¿No crees, Kageyama?- Hinata sonrió a Kageyama, que se sonrojó un poco antes de sonreír con naturalidad.
-Huelen bien.-

Al día siguiente, Kageyama llegó con el dinero de su mesada a comprar tantas lociones y perfumes pudiese.

Solo le alcanzó para dos y unos chicles.

El Pequeño (Gran) Crush de Kageyama {Kagehina Omegaverse} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora