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— Cristián... —suspiró el alfa— ¿Cuándo vas a darte cuenta de que no vales nada? —el mayor miró cínicamente los ojos oscuros del omega.

Cristián no podía hablar, ese nudo en su garganta no se lo permitía. El brillo en sus ojos no era el de siempre, está vez eran las lágrimas acumuladas en ellos.

Son volvió a hablar pero el menor ya no era capaz de escucharlo, solo escuchaba el sonido entre el silencio de su corazón rompiéndose, cómo cuándo un vaso o plato de vidrio cae al piso.

Un ruido vacío y al intentar levantar ese vidrio te cortas, una herida se abre y no cicatriza, no se cura.

El mayor tomó la mandíbula de el omega fuertemente, haciendo que esté por fin reaccioné. Se miraron a los ojos, el omega sintió el dolor en su cuerpo, en su alma al ver cómo aquellos ojos que tanto le gustaban lo miraban con despreció y asco.

— Mírame omega inútil y estúpido —rugió el alfa—, no soy un puto cómo vos. Que te quedé claro ¿Captas? —le preguntó apoyando su dedo índice en la frente del otro para golpear repetidas veces con la yema de su dedo en aquel lugar.

Desde aquel entonces pasaron cinco años.

El morocho cumplía dieciocho años, estaba con su familia, decidió hacer algo pequeño, no quería ninguna fiesta enorme cómo la que cualquier chico de su edad haría.

Recibió a los invitados por pedido de su padre, porqué él solo quería acostarse a dormir.

Lionel estaba juntó a su hijo en la puerta esperando a los pocos invitados.

Cristián sonrió al ver a su mejor y único amigo llegar, Paulo un omega muy bonito, el más alto se acercó a abrazarlo.

— ¡Feliz cumple Cris! —ambos estaban en su mundo, Dybala llenó de besos la cara de Cristián, omitiendo los labios.

— Gracias por venir Joyita —murmuró.

— Sos mí mejor amigo, sos mí otra mitad —susurró en el oído del mayor.

El cumpleañero sonrió en grande y beso las mejillas del omega de ojos claros.

Todo bajó la atenta mirada de sus familiares, quiénes ya al parecer se habían hecho la cabeza con ideas seguramente erróneas.

— ¿Son novios? —preguntó una de las primas pequeñas de Cristián.

— ¡No! —dijeron ambos al mismo tiempo.

Sonrojado Paulo fue al cuarto de Cristián a guardar el regalo, estaba contento por su mejor amigo, se veía feliz y lo sentía feliz.

El hijo mayor del matrimonio Messi Agüero, seguía en la puerta recibiendo a su familia. Cosa que veía totalmente inútil.

Pero dejó de lado aquel pensamiento cuándo su primo mayor; Nahuel, entró con un chico junto a él, todo en su persona gritaba «Alfa». Se quedó simplemente fascinado con aquel chico de mechas rubias.

— Feliz cumple Cuti —dijo su primo saludándolo— ¿No te molesta Licha? Se quedó a dormir a casa y de paso vino con nosotros.

— Tranqui, no me molesta —sonrió sonrojado.

— Un gusto, soy Lisandro —se presentó el chico, su olor a madera mojada inundó las fosas nasales de Cristián enloqueciendo por completo a su omega.

— Igualmente, soy Cristián —respondió en un susurró tartamudeando.

El alfa le sonrió y le guiñó un ojo dejando al menor boquiabierto, Paulo llegó repentinamente colgándose de los hombros de su mejor amigo.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2023 ⏰

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18 | 𝖼𝗎𝗍𝗂𝗅𝗂𝖼𝗁𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora