Con el paso de los años, Michelle atribuyó su inalterable apariencia a una combinación de dieta sana, ejercicio, herencia y buena suerte.
— ¿Michelle?.
La ojiverde se detuvo ante la mención de su nombre.
Se encontraba risueña, tomada del brazo de su hija y una bella sonrisa.— Hola, Denna.
— Por dios — la mujer se acercó a Michelle — No has cambiado nada.
Mientras Michelle se encontraba joven, hermosa y sonriente, la otra mujer mostraba algunas arrugas y canas.
— Que amable, Denna — expreso Michelle sin borrar su sonrisa.
Sin embargo, se encontraba nerviosa, jugando con su anillo de compromiso.
— Angélica ¡Cómo has crecido! — ahora miraba a la otra mujer.
— Es lo que le digo a mi mamá, pero no me cree.
— Querida — murmuró acariciando la mejilla de su hija — Lo siento mucho — se dirigió Denna — Tenemos que irnos.
Dio la espalda a la mujer, apresurada en irse.
— Pero, parecen hermanas — insistió Denna, siguiendo a ambas.
— No sigas o se me subirá a la cabeza — respondió sin dejar de caminar ni sonreír.
— ¿Cómo es posible?.
— Una crema facial de París.
Denna era insistente, a lo que Angélica intento ayudar a su madre, para dejar de ser perseguidas por la mujer de grandes lentes.
— Hecha de jalea real de abeja reina.
— Adiós, querida. Gusto en verte.
Finalizó Michelle, llevándose a su hija y dejando a una mujer confundida.
Angélica reía por la situación, para relajar a su madre, saliendo del lugar.
— Estuvo cerca — susurro Michelle.
Debió tomar medidas algunas semanas después cuando, llevando una vida suburbana tranquila, Michelle fue detenida por una infracción de tránsito menor.
— Señora, aquí dice que nació el 1 de enero de 1908 — dijo el hombre.
Lauren guardo la calma, moviendo la cabeza se arriba abajo, en afirmación.
— Así es, oficial.
— Significa que tienen... — no podía dejar de verla, no creyendo la edad — 45 años.
— Así es — volvió a responder.
— Voy a quedarme con esto — dijo, señalando la licencia, fue cuando la sonrisa de Michelle fue borrandose — Cuando la busque en la comisaría, traiga su acta de nacimiento.
— Con muchísimo gusto, oficial — sonrió de nuevo, mostrando gentileza — ¿Esta bien mañana temprano?.
— Gracias — se apartó del coche, llevándose la licencia de Michelle.
Poco después, Michelle se mudó de nuevo a San Francisco y busco un empleo en la escuela de Medicina.
Ahí, aprovechó todas las oportunidades posibles, para invertir su caso.
Ni una arruga, cana o rastro de vejez se mostraba en ella.
Después de un año de intenso estudio, Michelle Morgado se vio obligada a aceptar el hecho...
ESTÁS LEYENDO
El Secreto De Michelle
Fiksi PenggemarDespués de un accidente, Lauren deja de envejecer y mantiene su extraña condición como un secreto mientras se embarca en una serie de aventuras a través del siglo XX. Adaptación de una película, si descubren cuál, les doy un premio imaginario.