♨𝙲𝚊𝚙. 25♨𝙿𝚝. 1 - 3/5

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Meses más tarde

Cómo se sospechaba, Reginald vendió a Ben a la Encargada y ella lo llevo a la Comisión para poder terminar de entrenarlo con el fin de sacar todo su potencial. Por otro lado, Vanya empezaba a tener problemas con el control de sus poderes, pues ya había destruido unas cuantas cosas sin que lo quisiera. Reginald, sin embargo, solo se quedaba fascinado por la fuerza que tenían su hija y sus poderes.

Por el lado de los López, Cinco y Alexandra se cansaron de esperar a que las cosas mejorarán y decidieron ir a Londres con un perfil bajo. Buscaron los papeles necesarios, se vistieron, llamaron al resto de la familia y fueron al edificio correspondiente para los trámites necesarios y, finalmente, por fin después de tantos años de espera...

Se casaron.

Su boda no fue como la imaginaban, pero fue suficiente para ellos. Lo único que querían era tenerse el uno al otro ese día, y lo obtuvieron. Aunque, claro, con un pequeño intruso en el vientre de su -ahora- esposa. Con respecto a la Luna de Miel, la casa en la que estaban viviendo era suficiente para ellos como tal. A pesar de que ambos querían acción, no podían por la salud del bebé. Además del tamaño de este mismo.

Cinco siempre había tratado bien a Alexandra, pero desde hace mucho se propuso que, si lograba casarse con ella, la trataría aún mejor que antes. "Ya no va a ser mi princesa, va a ser mi reina", pensaba él.

Y, aprovechando que estaban en Londres, decidieron ir con el ginecólogo para que le hiciera un ultrasonido a Alexandra y saber con mayor precisión el estado del bebé, al igual de que no corriera demasiado riesgo ella misma pues si algo le pasaba a su esposa, Cinco perdería la cabeza. Y no, no es referente a qué La Encargada lo mataría, sino que su cordura se iría al caño y él tendría que morir o ir al psiquiátrico.

Sin embargo, cuando le hicieron el ultrasonido a Alexandra, la doctora les dijo algo que los dejo totalmente paralizados y anonadados.

—No puede ser —murmuró la mujer.

—¿Qué ocurre? —pronuncio Cinco.

—¿Qué pasa? ¿Está todo bien? —cuestionó Alexandra empezando a preocuparse por ella misma y por su bebé.

—Estoy viendo cuatro piernas —empezó la doctora—, cuatro brazos —continuó—, dos cabezas —siguió— y dos aparatos reproductores distintos —finalizó.

—¿Son mellizos? —preguntó Alexandra recibiendo un asentimiento por parte de la doctora.

—Sí, felicidades —dijo con total franqueza mostrándoles una sonrisa.

No sabían cómo responder, ambos tenían el pequeño presentimiento de que le puede pasar algo a la López y nadie va a poder hacer algo para evitarlo. ¿Les sorprendía? Definitivamente.

Después de eso y de múltiples análisis de sangre, y otros exámenes necesarios, ambos salieron del edificio y empezaron a caminar en dirección del aeropuerto, que ya no quedaba muy lejos del lugar en el que se encontraban. Sin embargo, unos dolores en el vientre de Alexandra provocaron que se detuvieran.

Contracciones.

—¿Regresamos? —le preguntó sin saber qué hacer.

—No, llevanos al hospital —le pidió—. No importa que uses tus poderes, es una emergencia —le reveló haciendo que él ceda y la cargue de forma nupcial para poder tele-transportarse con ella.

En pocos segundos estuvieron en el pasillo de entrada del edificio. Los doctores los reconocieron de inmediato, así que no hubo tardanza en ser atendidos.

𝐋𝐞𝐣∅𝐬 𝐃𝐞 𝐄𝐥𝐥∅𝐬 • 𝐓𝐔𝐀 ||Cinco H.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora