único.

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El olor del cigarrillo mentolado se adueñaba del olor a fresas de la habitación, Lisa miraba como Jungkook acababa un cigarro y prendía otro, acercándose cada vez más rápido al final de la historia.

La semana pasada habían estado hablando de eso, Jungkook tenía veinticinco años y aún era un joven capaz de lograr cualquier meta o idea que se le metiera en la cabeza, sin embargo, su depresión no se lo permitía ver de esa manera y en vez de ayudarlo, hacia lo contrario.

Llevaban dos días con las ventanas cerradas y con el mejor amigo de Jungkook como enfermero particular. El mencionado estaba tirado sobre la cama, con sábanas blancas y una almohada amarilla, ni más ni menos como una vibra al hospital. Tenía el cabello largo porque durante tres meses ni siquiera se tomó el atrevimiento de ir a cortarselo, su piel blanca empezaba a verse reseca, seguramente porque no había estado hidratandose y comiendo como correspondía. Estaba mucho más delgado y aún que le costaba respirar bien, el cigarro no debía de faltarle en ningún momento.

Lisa ya empezaba a irritarse, pues Jungkook no veía las cosas de la manera en la que ella las veía, él se cerraba en que si debía morir, sería de una enfermedad terminal que él mismo iba a terminar incrementandola aún más. Aún así, a pesar de que Jungkook era un caso serio (y había traído a su mejor amigo para que también la acompañara a ver cómo él moría lentamente) se quedó al lado de Jungkook, sin quejarse, solo cumpliendo con sus últimos deseos.

— Esto me está molestando —Jimin se levantó del sofá cama que estaba al lado de la cama de Jungkook y luego, buscó el suero entre sus cosas—. ¿Sabes? Si tan solo me invitaste a que vea cómo mueres porque tú mismo estás provocándolo, por lo menos deberías de dejar que te inyecte un suero y pase agua.

Lisa miró el rostro cansado de Jungkook, pero no dijo nada cuando el contrario alzó los hombros, dando a entender que no le importaba lo que Jimin le decía, solo quería que estos dos estén ahí, con él, justo ahora.

— Te pondré este suero y si buscas sacartelo, llamaré a la policía y una ambulancia.

Expresado eso, Jimin se puso en marcha y empezó a buscar todo lo necesario para poder armar una base donde poner su suero. Se adueñó del perchero de Lisa y de una de las perchas de metal, la cuál dobló con facilidad con sus manos y logró mantener el suero como él quiso. Luego, tomó el brazo delgado de Jungkook e insertó una vía en la vena, lo hizo con facilidad y sin perder el tiempo, ya que el chico se encontraba tan flaco que las venas se le veían como si estuvieran a punto de explotar.

Jungkook durante todo ese periodo mantuvo la calma, en ningún momento sintió la necesidad de huir, no hasta que Jimin sacó de su maletín una jeringa con un líquido amarillo, que si él no estaba equivocado, no era agua.

— ¿Qué es?

La primera en preguntar fue Lisa, pero Jimin no respondió.

— ¿Puedes responder que putas es eso?

Y ahora quién preguntó, fue Jungkook.

Jimin se quedó mirando a su amigo, con el ceño fruncido pero con ese brillo característico en las mejillas. ¿Quién diría que un joven de veinticinco años caería en una depresión tan profunda y llegaría a este extremo? Sentía miedo porque no quería perderlo, pero aún que le costara asimilarlo, Jungkook ya había elegido su final.

Sin embargo él buscaría cambiarlo.

Y en cuestión de segundos inyectó en la sonda del suero un medicamento que lo haría dormir y relajar, actuaba a los cinco minutos de ser inyectado, así que buscaría la manera de darse maña el solo, porque Jungkook era fortachón y no quería que Lisa saliera herida en esto.

Cigarettes | lalisa ;; jjkk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora