46.- Tranquilidad

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-Steve, deja de tratarme como si fuese una niña

Peter sonrió al cruzar los pasadizos de la sala y encontrarse con aquella tierna escena, le recordaba la cantidad de veces en las que el señor Stark lo regañaba cuando era un poco más descuidado de lo normal en sus misiones.

A los demás esa escena les estaba empezando a cansar, pero a él seguía pareciéndole graciosa a pesar de que hubiesen pasado los días desde la abrupta llegada de la bruja y el dios. Tal vez porque aquellas regañinas antes se las daban a él y era gracioso verlas desde fuera.

Loki, en cambio, no se encontraba en la sala. Peter se preguntó dónde podría estar, pues siempre se pasaba el tiempo pegado a la cadera de la bruja, siempre con aquella sonrisa excéntrica que hacía refunfuñar al señor Stark y activaban el instinto parental del capitán.

A la mayoría de personas en el cuartel veían graciosa las reacciones de ambos a la presencia del dios del engaño allá donde fuese Hermione.

- ¿Por qué no entiendes que solo quiero protegerte?

-Porque he atravesado una guerra, Steve –suspiró, frotándose las sienes, aquella conversación era tan repetitiva que le hacía doler la cabeza- Sé defenderme

-Soy muy consciente de tus capacidades en batalla, pero Loki tiene unos trucos que cualquier soldado experimentado no podría ver

- ¿Crees que no soy capaz de ver cuando alguien intenta manipularme? He sobrevivido con él durante meses

-Hermione, escúchame

-Steve, basta –alzó un poco la voz- Soy capaz de decidir por mí misma

El rostro tenso del capitán le demostraba que este tenía ganas de seguir con sus regaños, pero los ojos de la bruja mostraban el claro mensaje de que no iba a poder convencerla. Steve suspiró, pensando que era mejor que dejase que las cosas se calmasen durante un par de días antes de volver a abordar la conversación.

-De acuerdo, no diré nada más

-Gracias, Steve

-Voy a entrenar con Tony

- ¿Así lo llaman ahora?

Hermione sonrió de oreja a oreja al ver la velocidad en la que el rostro del capitán de coloreó de un rojo escarlata.

- ¡Hermione!

La risa de la joven bruja acompañó al capitán mientras él salía de la habitación, direccionando sus pasos hacía la sala de entrenamiento, donde Tony le esperaba.

Hermione suspiró con tranquilidad al fin verse sola durante un par de minutos.

Había decidido dejar a Loki en la librería mientras ella se volvía a acercar a la cocina con paso rápido. Había escuchado que James iba a hacer crepes e instantáneamente había pensado en darle una mano, tal vez así podría conocer mejor al mejor amigo del que tanto le había hablado Steve en sus paseos rutinarios por el Hellicarrier.

Esa era su intención, pero al entrar en la cocina había podido ver una escena que le había calentado el corazón y traído una sonrisa a la cara, James y Sam cocinaban juntos, con una conversación amena. A la pareja la rodeaba un aura tan fuerte de amor y confidencialidad que no se había atrevido a irrumpir las caricias de manos que había podido ver y simplemente salió de la habitación con todo el sigilo que pudo reunir.

Ahora no tenía nada que hacer en especial; Loki ya no necesitaba tantas medicaciones así que ella ya no necesitaba supervisarlo, Tony seguía sin querer mandarla a ella a alguna de sus misiones.

La Última Vengadora - Hermione/LokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora