To the moon and back [SOPE]

To the moon and back

—Yoongi, no olvides cerrar las ventanas. Pronto va a llover y no quieres que se moje la televisión como la otra vez.

—Lo haré, Hoseok, no te preocupes.

De esa manera, Hoseok desapareció por las escaleras con una cesta llena de ropa en sus manos, Yoongi no le había prestado mucha atención al escucharlo hablar, pero verlo de esa forma le hizo entender de inmediato que tenía intenciones de colgar la ropa en las superficies de la planta alta para evitar que se mojara y todo el trabajo se fuera a la basura. Yoongi dejó salir un gran suspiro y apagó la televisión, se levantó del sofá y se encaminó a la ventana.

Aún no empezaba a llover, pero las nubes ya parecían un montón de manchas grisáceas, eso fue suficiente para entender que no pasaría mucho tiempo antes de que la lluvia comenzara a humedecer todo lo que no era protegido por el techo de la casa que ambos compartían. Yoongi puso su mano sobre la manija que servía para atrancar el cristal de la ventana, pero no la movió, en cambio, la dejó ahí y se quedó a observar el enorme campo verde que rodeaba su pequeña casa.

Era más parecida a una cabaña, en realidad, y así les gustaba a los dos. Sus únicos vecinos y el pueblo quedaban a algunos kilómetros de distancia, todo estaba rodeado por interminables plantíos de semillas y árboles frondosos, que en estos momentos comenzaban a mojarse por las pequeñas gotas de lluvia. "A Hoseok le gustará", pensó Yoongi al ver que las flores que habían sembrado juntos estaban recibiendo la lluvia de forma gustosa.

De esa manera fue como el hombre se percató de que Hoseok había olvidado meter los calcetines, no pudo evitar esbozar una pequeña risita al ver el contraste de las prendas de ambos: los calcetines de Yoongi eran completamente blancos y los de Hoseok estaban llenos de colores y figuras. Eran demasiado diferentes.

—¡Yoongi! ¿Ya cerraste la ventana? —gritó Hoseok desde la planta alta.

—En eso estoy —respondió.

Yoongi estiró su mano con intención de tomar la pequeña estructura plástica que sostenía todos los calcetines; por suerte, Hoseok los había puesto a secar debajo del pequeño techo que rodeaba la casa, por lo que era fácil alcanzarlos desde la ventana. Le fue posible alcanzar todos los pares de calcetines, a excepción de uno que quedaba considerablemente lejos.

"Diablos...". Podía dejar ese único par ahí afuera (ya había metido todos los demás, de todas maneras), pero eran los favoritos de Hoseok. Dejando salir un nuevo suspiro, Yoongi cerró la ventana y se dispuso a ir afuera.

La lluvia apenas comenzaba, se limitaba a pequeñas gotas que mojaban levemente la cara del chico. Yoongi trató de cubrirse un poco los cabellos con la mano mientras caminaba alrededor en busca de los dichosos calcetines. De un momento a otro, se percató de que había olvidado la parte más importante.

—Joder... Hoseok me va a matar.

Olvidando los calcetines (que ya estaban mojados), Yoongi corrió en dirección a la bodega en donde guardaban las cosas que no utilizaban con frecuencia; la casa que habitaban solía ser una granja, por lo que su "bodega" era un granero. Yoongi había olvidado por completo que habían atado a Holly en el árbol al lado del granero, ahora el pequeño animal estaba todo mojado. Hoseok había bañado a su mascota y la había dejado afuera con la intención de que se secara por completo antes de dejarla entrar a la casa. "No olvides desatar a Holly y dejarlo entrar", había dicho Hoseok.

Eran varios metros desde la casa hasta el granero, así que en medio de la carrera de Yoongi por encontrar a su mascota, la lluvia se intensificó. Cuando Yoongi pudo sostener a Holly en brazos, un relámpago lo sacudió todo.

Holly estaba asustado de los relámpagos, y extrañamente Yoongi también.

Un relámpago y después otro. La situación era patética a los ojos de Yoongi, ¿cómo es que un hombre adulto de 24 años podía estar tan asustado de algo tan simple como lo son los relámpagos? Definitivamente no era algo que le enorgulleciera demasiado.