Navidad. ☃ [Presto; Escuela de Magia]

Parte Única

Aclaraciones:

"No hay tanto que aclarar, pero tengo una pregunta: ¿Cómo es que no hay ni una sola historia sobre Lorenzo y Phillies? Son la mejor pareja."

"Esta historia no tendrá ningún contenido fuera de lugar. Será lo más Soft que pueda intentar hacer en toda mi vida. Pero sí tendrá algunas cosas inventadas por mí. Con el tiempo notarán qué es."

"Por favor, necesito historias sobre ellos. Please, prestolovers. Saquen a volar su imaginación y hagan alguna historia sobre mis papis; con una me basta y sobra para vivir."

"Eso es todo. Lean tranquilos, mis niños. Y se cuidan."

×

Navidad, hermosa Navidad. La mejor época del año y la más esperanzadora.

Hay niños malcriados presumiendo sus juguetes como si los hubieran pagado ellos. También hay comida recalentada por tres días. Muchos animales asustados por los ruidos... pero hermosa Navidad.

En Presto era una de esas fechas donde la casa quedaba vacía y sumida en nada más que silencio, ya que los niños volvían a casa con sus padres para celebrar allí con su familia.

Todo muy lindo, pero Lorenzo quedaba completamente solo. Y aquella Navidad lo estuvo mucho más.

Le habían avisado con anterioridad que Emily y Truman pasarían la Navidad juntos, pero no esperaba que Daniel no estuviera en casa para ese día.

Ambos pasaban Navidad el uno con el otro. Era una fecha donde Daniel creaba una treta no acordada entre ambos y podía disfrutar de pasar el tiempo con su tío. Pero, un día antes de la ansiada fecha, Daniel empezó a estornudar sin ningún animal rondando la casa; había pescado un resfriado.

A Lorenzo no le sorprendió que su sobrino, un loco por el trabajo con tres horas de sueño por día y un completo descuidado por su salud, se haya enfermado. Era algo que iba a pasar tarde o temprano.

—¿Vas a estar bien, tío? Aún me puedo quedar si... si... —y sin terminar de hablar, un estornudo se le escapó—, si así lo quieres.

—No pasa nada —Lorenzo le pasó un pañuelito mientras le sonreía—. Tú ve a casa y recupérate. Jamás te das un descanso, chico. Por eso acabaste así.

—Lo sé —alcanzó a sonar su nariz antes de escuchar las bocinas del taxi—. Nos vemos entonces. Feliz Navidad, tío Lorenzo.

Y apenas Daniel subió al auto, las gotas de lluvia cayeron lentamente. Lorenzo entró a casa.

°

Lorenzo agradecía que Chef estuviera de aquí para allá aprovechando la ausencia de los niños, quienes terminaban distrayéndolo de limpiar la inmensa mansión. Era como un consuelo ante el silencio en un lugar tan grande. Agradecería también que Jack estaba ahí, pero el conejo estaba durmiendo. Aprovechaba que los demás animalitos se iban con sus dueños también.

Esa era la situación en la que se encontraba Lorenzo Presto. Tomó un sorbo del jugo de naranja que Chef le había traído hace un rato mientras un recuerdo se colaba en su mente.

"¡Lorenzo!", gritaba una niña mientras veía a un chico arriba de un árbol. "Baja de ahí ahora. Nos meterás en problemas, bobo."