Los pequeños gustitos

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El día está fresco y corre mucho viento, se ven muchos volantines adornando el cielo, la gente celebra en sus casas, los pololos caminan por la calle de la mano vestidos de uniforme, los vendedores ambulantes ofrecen sus productos y, a lo lejos se escucha el silbato de un carabinero dirigiendo el tránsito.

Edo sale de una casona ubicada en la comuna de Providencia, con el casco en una mano y las llaves de su Harley Davidson en la otra; con gala de una gran elongación se sube a su moto, la echa a andar pero no ruge tanto como a él le gustaría. Y, maneja bastante para llegar a la tarde a una ciudad no muy lejana de Santiago, se baja de la moto, y entra a un local por la entrada de un callejón.

-¡Buena mal parido, por fin llegaste hueón! me debí una, salí a telonear y está rico el público- Lo recibe su amigo Tomás.

Edo entra a su camarino, y para su sorpresa lo recibe su gran amiga Darinka.

-¡Hooola amigo! ¿Cómo estás? pensábamos que ya no llegaba, amigo- Le pregunta entre risas y sin soltarlo del abrazo.

-Nooo, es que quería distraerme un rato así que me vine en la moto- responde sereno.

Justo a tiempo entra el dueño del bar para recibir al Edo.

-Buena ¿cómo estai perrito? para nosotros siempre es un agrado tenerte acá, ¿te tinca si te traigo la chela y la chorrillana después de actuar?- pregunta suave y complacientemente.

-No gracias amigazo, ando manejando y con lo del entreno estoy cuidando la dieta, además vengo de grabar y comimos bastante. No sé si la Darinka quiere comer algo...- realiza un ademán de espiral con la mano.

-No no amigo, ya me tomé un sour, ¡huy! Parezco vieja culi'á- se ríe.

-No no amigo, ya me tomé un sour, ¡huy! Parezco vieja culi'á- se ríe

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***

A un costado de la biblioteca nacional -por MacGyver- encontramos a Edo caminando despreocupadamente, haciendo gala de sus nuevos anteojos; acaba de salir de la tienda que auspicia su corta visión. Unos metros más adelante se encuentra su amigo Tomás, se saludan de un abrazo y un beso en la cara, y continúan la caminata juntos.

-Oiga amigo, usted ha pensado para dónde vamos a ir este año, la gira en moto estuvo re buena, buena llegada con el público, se cagaron de la risa, llenamos los bares, el chiringuito casi siempre queda vacío... ¿qué quiere hacer amigo? ¡tiene Chile a sus pies!- termina con un gesto de sus brazos al cielo, y alzando la voz más de lo normal.

-¡Puta este hueón! a voh te importa un pico que me dé vergüenza, tú cre'i que anda'í sólo- suelta una pequeña risada. -Mira yo creo que "Lo que salga" ya se está agotando, siento que el show no lo puedo mejorar más, y por lo mismo me gustaría hacer un cierre de... un cierre de esto- divaga. -Entonces, no sé... tal vez lo juntamos con un jam de magia y hacemos algo significativo, o nos conseguimos algún teatro, como la sesión en vivo que estamos haciendo del podcast en los teatros con gente, eso está re bueno ¿Me entiende amigo? me gusta porque el público participa harto- finaliza con su mirada perdida en el suelo y una leve sonrisa.

NInguno dice nada, Tomás lo mira esperando que continúe, le pasa un paquete café y se despiden de un abrazo palmoteado en la espalda.

***

Edo está entrenando en el patio de su casa, hace calor así que viste sólo un pantalón de buzo y zapatillas, el sudor corre por su espalda, lo que hace que sus tatuajes se vean aún más vívidos. El entrenmiento de kickboxing es exigente, primero cuerda, luego variedad de sets con pesas, para finalizar con un Sparring con su entrenador personal, y otras veces con su amigo Alejandro.

-Amor, su batido- le sirve su esposa Catalina.

Con el llamado se despierta su perrita Leeloo Multipase, una canina que rescató de la calle, actualmente tiene un gran deterioro de la salud por su vida en vagancia y lo avanzado de su edad.

-Liliiito- le llama Edo con voz aguda.

-¡Amor, amor!- llama Edo a su esposa -Antes que se me olvide ¿A qué hora hay que pasar a dejar a la Fernanda?-

-¿Es hoy?- se extraña.

-Si amor, ¡Feñaaa!- llama Edo.

Se escuchan unos pasos fuertes por el segundo piso, se abre la ventana -¿¡Qué Papá!?- pregunta con tono servicial.

-¡Hija, escuche!- cambia su tono de voz -¡Escuche hija!-

-¡Papááá! ¡Deja de imitar al abuelo y ya dime!- se empieza a impacientar.

Se recobra de una risa -¿A qué hora hay que llevarla a la fiesta?-

-Me voy sola-

-Ya hija, yo le pago el Uber- responde sin darle mucha importancia.

Entonces, suena el teléfono de Edo, se pone un polerón ancho y contesta -¡Aló Señor! ¿Cómo está usted? -pregunta, es un periodista del diario La Tercera- Si señor, Edo Caroe al habla... -entrecierra los ojos para prestar atención- mira, esta semana estoy medio ocupado para entrevista presencial ¿te tinca videollamada? ¿no? Ok, mira, ahora no tengo el planner pero mi productor te va a llamar para agendar ¿Cuál me dijo que era su nombre?... ya ¡Un gusto Damián, don Damián -se corrige- hablamos!- y corta.

-Amor te llegó un paquete- sala a avisar Catalina.

Edo mira para adentro de la casa, en su inicio de marcha se tropieza con Leeloo -¡Cresta madre!- la perra da un quejido.

-Ya ¿Y dónde está?- pregunta con tono desorientado.

-Amor, si sabes que no suben los paquetes, quedan todos en portería del condominio- le contesta a Edo.

Sin mucho agrado Edo sale la casa, saluda al vecino que está paseando su perro bulldog sin bozal -ya salió este hueón de nuevo con el perro -murmura- ¿habré cerrado la puerta? ¿dónde quedó la Leeloo?- Edo se devuelve para comprobar si la puerta estaba cerrada, efectivamente: estaba cerrada, pero para que el viaje valiera la pena la abre y la vuelve a cerrar. Cuando llega portería se encuentra con una mujer que le va a entregar la encomienda.

-¡Hola Edo cómo estás, soy tu fan! ¿me puedo sacar una foto contigo?- lo llama la repartidora casi gritando.

-Sí, claro -recibe el paquete- ¡y yo con esta facha!. Se saca la selfie sonrojado.

-Edo me encantan tus rutinas, me encanta tu humor, soy una gran fan tuya ¿te puedo etiquetar? ¡le voy a contar a mi amiga, desde ahora voy a repartir siempre para acá!- parlotea sin dar tregua.

-Amiga, estoy súper agradecido pero tengo que hacer ahora, estaba esperando este paquete hace rato ya, y tengo que pasar a grabar el podcast... ¿y sabe qué más? ¡Qué tengo que darle explicaciones a usted, don Ramiro por favor ayúdeme!- eleva una voz aguda. El portero la acompaña al portal de el condominio.

The table is fxcking rollingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora