Cuando recobró el conocimiento, algo en el fondo de su mente le dijo a Ochako que algo no iba bien. Ella lentamente hizo un chequeo de sí misma. Ochako se sentía... se sentía increíble. Como si alguien le hubiera inyectado energía directamente en las venas y estuviera saliendo de un coma de tres días. Dondequiera que estuviera, la envolvían suaves mantas y el colchón más cómodo en el que había dormido en toda su vida.
Su ropa también era diferente. En lugar de sentir el tejido áspero de sus prendas de viaje, ahora sentía el tacto fresco de la seda alrededor de su cuerpo. Pero, lo más importante, Ochako se sentía limpia. No recordaba la última vez que no se había secado el sudor y la suciedad de la frente, especialmente en los últimos días.
Los últimos días... ¿qué había estado haciendo? Su cerebro aún intentaba despertarse. Seguía en el Bosque de Faroh... por desgracia... y se había ido con Bakugou a una fuente de curación. Pero ella no había planeado quedarse con él, así que corrió, y-
Oh Dios, corrió.
Los acontecimientos de las últimas veinticuatro horas golpearon su cerebro con toda su fuerza y sus ojos se abrieron de golpe. Se levantó de su posición dormida con un grito ahogado, tratando desesperadamente de recordar lo que le había sucedido. ¿Se había escapado? Ochako parpadeó y dejó que su entorno se enfocara. Lo primero que notó fue que estaba siendo engullida por la cama más grande y mullida que jamás había visto. Lo segundo fue que justo enfrente de ella, apoyado contra la puerta en una silla de madera con los brazos cruzados, había un agotado Bakugou.
Así que, no se escapó.
Él la miró con recelo y gruñó: -"Ni se te ocurra"-
La amenaza fue tibia en el mejor de los casos. Realmente tenía un aspecto horrible -"Luces horrible"- dijo ella.
Se le escapó antes de que pudiera contenerse. Él frunció el ceño, señalando con el dedo la piel rota de su frente -"¿Y de quién es la culpa?"-
Ochako decidió ignorarlo y miró alrededor de la habitación, cautivada por su interior. Nunca había visto nada igual. Aunque era completamente de madera, la estructura en sí parecía totalmente natural, como si estuvieran dentro de un árbol que simplemente hubiera decidido albergar a gente. Todo eran bordes suaves y molduras orgánicas, con lianas de hiedra que cubrían las paredes. Incluso los muebles parecían estar formados orgánicamente: la enorme cama en la que estaba sentada, una mesa auxiliar, un armario y la silla que ocupaba Bakugou. En conjunto, era una atmósfera muy serena y reconfortante, completamente distinta de su entorno anterior. Ella frunció el ceño -"¿Dónde estamos?"-
Él se quejó y se hundió en su silla -"En el infierno"-
Cuando ella enarcó una ceja, él puso los ojos en blanco y añadió: -"La estimada casa de huéspedes de la jefa Emi"-
Emi... ese nombre le sonaba, pero los pensamientos apresurados de Ochako lo dejaron de lado. Había preguntas más importantes que hacerse. Por ejemplo...
Ella bajó la vista y se ruborizó al ver lo delgado que era el vestido con el que había dormido. Era un camisón de seda que se ceñía delicadamente al cuello con la espalda totalmente abierta. Era el tipo de corte que haría que Mina le gritara que se hiciera fotos con él y que haría que Ochako huyera de nuevo al vestuario. Recogió con furia el edredón de plumas de ganso a su alrededor y se llevó las rodillas al pecho, sintiéndose extremadamente vulnerable -"¿Y por qué estamos en la estimada casa de invitados de la jefa Emi?"- preguntó, ligeramente apagada.
Sus ojos se oscurecieron ligeramente y su mirada se fijó en un punto cerca de los pies de la cama -"Obligaciones reales"- Sus ojos se desviaron hacia un lado y murmuró -"Control de daños"-
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Viendo doble
FanficTRADUCCION EN CURSO Resumen: Había una luz cegadora y un dolor tan intenso, por lo que ella no podía respirar. Luego, nada, excepto el susurro de las hojas en un bosque en el que Ochako no recordaba haber entrado. No tuvo tiempo de asimilar el hecho...