Capítulo 16: La Danza de Matisse.

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Me encontraba rodando en mi cama en busca de la comodidad para conciliar el sueño. Pero un inexplicable maullido empieza a molestar ese proceso. Cuando logró mantener el silencio es donde llego a quedar rendido. Estaba en aquella línea delgada que existe entre el sueño y la realidad; Puedo sentir como algo esta acariciando mi mentón, muevo mi cabeza para tratar de sacudir lo que fuese que estuviera impacientándome; es allí donde vuelvo a escuchar en eco un chirrido, pero no era capaz de identificar lo que podría tratarse. En breve otro de mis sentidos estuvo despertándose y pude detectar un mal olor que invadía mi privacidad. Trate de abrir mis parpados para dar una miradilla de donde puede estar ocurriendo y una figura negra se encontraba frente a mí, al seguir somnoliento no logro diferenciar aquel cuerpo. Pero pude sentir como una gotera recorría sobre mi barba, por reflejo saboreé las gotitas que salpicaron mis labios. Fue mas que suficiente para hacerme levantar del asco. Ese cuerpo negro saltó para que lo perdiera de vista.

—¿Qué es esto? —Me pregunté asqueado, coloque mi mano sobre la barba y noto que me encuentro mojado del cuello par arriba—. ¿Por que hay agua? ¿Por qué huele tan mal?

Me levanto enfadado en busca del responsable de esta atrocidad, posiblemente se trate de una rata, una muy enorme. Al dar el primer paso con los pies descalzos pude sentir algo blando, cuando enfoco la mirada con atención puedo distinguir que son heces. Como si fuera adrede escucho el maullido de un gato en la habitación, se trata de Botita, ese malhechor que tanto me odia acaba de hacer la mañana.

Traté de perseguirlo para darle una lección, pero hábilmente se escapa de la habitación y corre hacia la sala de estar... No existía respiro profundo que calmara el estrés que acabo de recibir; jarrones destrozados en el suelo, cortinas rasgadas, el mantel del comedor hecho trizas, unos pasos mas adelante pude ver las latas de comida en el suelo. Y lo peor, cuando me acerque al lienzo estaba manchado con sus patas.

Pulse el timbre de mi vecina tantas veces como sea posible. Al parecer le fastidia y puedo escuchar como dice con cierto odio «¡Ya voy! ¡Joder, quien me molesta tan temprano!». Parece que estuvo apunto de decirme las mil maldiciones que se suelen escuchar en el patio de cualquier político corrupto, pero al reconocer que se trataba de mi, cambia a su gesto de dulzura preguntando.

—¡Steven! ¡Muy buenos días! ¿Qué necesitas tan temprano? Apenas son las 08:00am.

—Creo que tuve un pequeño invitado que hizo su propio After party mientras me encontraba durmiendo. —Levante al gato que tengo sujeto desde el cuello—.

—¡Botita! —Lo recibe con ambas manos—. ¡No me había dado cuenta que te habías quedado con Steven! —Comienza a mecerlo y hacerle mimos mientras lo arrulla con palabras—. ¡Te fuiste de pijamada!, ¡¿No es así?! De seguro debes de tener mucha hambre, ya te prepararé unas ricas sardinas bañadas en tomate.

—Lamento irrumpir su amor de dueña a gato, pero este descarado hizo un desastre por todo mi hogar; rasguñó, desordenó y incluso defecó en todas partes. —Cuando termino de quejarme maúlla tiernamente—.

—¡Ay Steven! —Exclama con fastidio—. Es muy temprano para quejas, al rato iré para ayudarte a ordenar lo que mi ternurita hizo.

—El problema es que también dejó mi lienzo lleno de huellas, además de que rasgó parte de la superficie.

—No te preocupes por eso. —Me da un empujoncito—. Apenas eran unos garabatos a lápiz, puedes replicarlo en un santiamén.

—Si, pero...

—Pero nada, deja de enojarte tanto que se te subirá el azúcar. —Me toma de la mejilla y me da un pellizco—. De almuerzo te prepararé un delicioso arroz con pollo. —Despega la mano de mi mejilla demostrando un poco de asco— También ve a lavarte la cara que tienes baba seca en la barba.

Mis tonos en tu lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora