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El duque, suspiro y se acostó en su cama, hablaria con Navier y si era posible el seria su concubino, su amante y solo tal vez, si el destino estaba de su lado, ella sería suya, volvió a suspirar, y poco a poco sus ojos grises se fueron cerrando, winter se acurruco a su lado y sin más ambos durmieron el resto de la noche.

[...]

El dia comenzo como de costumbre para la emperatriz, Laura y la condesa Elisa, le preparan el baño y le dieron un pequeño masaje que la relajo -Se verá hermosa su majestad- menciona Laura feliz -Y olerá delicioso, con este perfume- dijo Elisa, Navier suspiro, sus damas de compañía se esmeraban tanto en vestirla, incluso más que ella, sabía que una emperatriz debe estar arreglada, pero... digamos que a Navier no le gustaba llamar la atención.

-Si hoy especialmente lucirá hermosa, ya que se va a encontrar con el apuesto duque-

-¿Como?...-

-No se preocupe su majestad, su secreto está a salvo con nosotras-  dijeron las dama de compañia sonriendo -Quién sabe, tal vez la emperatriz llegue a tener un concubino-

-LAURA- gritó Elisa, Laura solo se rio, al igual que Navier solo que nadie lo noto

La vistieron hermosamente sin llamar la atención pero hermosa, y sin mas el dia siguio como de costumbre, Navier atendía los asuntos del imperio y se ocupaba del trabajo que Sovieshu aun no había realizado, mientras escribía, la tinta se corrió, manchando el papel -Ay no- dijo ella se limpio con un pañuelo, pero la mano le quedó manchada de un negro bastante oscuro, -ahora lo recuerdo la fiesta de... el embarazo de Rastha- Navier se tocó la cabeza, pensando en qué haría, ella no quería asistir ni mucho menos organizarla, pero debía hacerlo el emperador se lo había pedido, no entendía porque pero debía hacerlo, al fin y al cabo los nobles se burlarían de ella, Navier se iba a levantar e ir al jardín para despejar su mente. pero antes de siquiera levantarse, pensó en Kaufman, llamó a una criada y pidió que preguntará cómo estaba el duque, tal vez si el duque asistía a esa fiesta, ella no la pasaría tan mal.

La criada caminaba apresuradamente, al palacio de los invitados, llegó a la habitación del duque y toco, la puerta se abrió dejando ver al sirviente personal del duque -Disculpeme pero la emperatriz quiere ver al gran duque-

-Oh, está bien enseguida va- la criada asintió y se fue por otro camino

El sirviente camino hasta el duque y muy decentemente le hablo -Disculpe las molestias mi señor pero la emperatriz quiere verlo-

-¿La emperatriz?- preguntó el dudoso

-Si señor, una criada vino en nombre de la emperatriz-

-Ok- el duque se levantó, arregló un poco su cabello, suspiro, y se abrocho el cuello

-Se ve muy bien señor- mencionó el sirviente con una sonrisa, Kaufman lo fulmino con la mirada -Mejor me callo- dijo el sirviente sudando

Kaufman salió de la habitación, y nervioso fue a oficina de la emperatriz, cuando ya estaba por llegar, se encontró al príncipe Henrey -Buenos dia, duque Kaufman- mencionó el Henrey con una sonrisa falsa

-Buenos días-

-¿A donde va?, ya que lo noto un poco apurado-

𝐄𝐥 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐄𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐭𝐫𝐢𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora