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No podían quitarse las manos de encima en toda la semana, anhelando ese afecto sexual. Los dos estaban tan ocupados que todo lo que compartieron fueron algunos besos en salas vacías, deteniéndose antes de que se calentara la situación. Sebastian estaba extremadamente distraído con las reuniones y la planificación de tareas para sus alumnos, y tú te ahogabas en tareas. Escribir 2-3 capítulos de tu historia al día.
Todo lo que querías era estar debajo de él en su escritorio mientras tenía clase, y todo lo que él quería era inclinarte sobre su escritorio, ya no le importaban las reglas. Llevabas la falda más y más corta cada día, provocándolo muy levemente. Pero para él era una gran provocación, quería quitártela.
Sin embargo, hoy fue diferente, sabías que él se quedaría hasta tarde para terminar de corregir el trabajo de los alumnos y tu tenías demasiado tiempo libre. En el momento en que termino tu última clase, te dirigiste directamente a su oficina, haciéndote sentir hermosa mientras te sentabas sobre su escritorio.
A Sebastian: Encuéntrame en tu oficina, te tengo una sorpresa 😉
Para T/N: Estaré ahí en 5, estoy emocionado.Te aseguraste de cerrar la puerta desde adentro. Solo Sebastian tenía la llave para que supieras que era él quien entraba. No querías que una persona al azar te viera de frente en el escritorio de tu profesor. Lo mejor, la habitación no tenía cámaras de seguridad así que podías hacer lo que quisieras.
Sebastian terminó el día, caminó por el pasillo hacia su oficina, su corazón bombeaba con adrenalina y excitación a medida que se acercaba a la oficina. Escuchaste sus llaves tintinear en la puerta, preparándote para tu merienda.
Entró, apoyándose contra el marco de la puerta mientras te observaba en su escritorio, con las piernas abiertas y la falda muy alta. Sebastian cerró la puerta con llave, tenía los ojos fijos en tu blusa. Caminó lentamente hacia ti, aflojándose la corbata y abriendo algunos botones de su camisa antes de aclararse la garganta con firmeza, hablando en un tono oscuro y peligroso.
- ¿Alguien quiere jugar hm? - Su voz te hizo temblar de excitación.
Antes de que pudieras responder fuiste interrumpida por un beso, su lengua se entrelazó con la tuya, adicto a tu sabor. Sebastian gruñó por lo bajo, apretando tu garganta, observando con satisfacción cómo ahogabas pequeños e indefensos gemidos. Él te necesitaba tanto como tú lo necesitabas a él. Comenzaste a acariciar su polla a través de sus pantalones, sintiendo que se ponía más duro. Movió los besos a tu cuello, bajando, haciéndote temblar con anticipación. Le desabrochaste los pantalones, quitándoselos junto con sus boxers. Su polla salió disparada, golpeando ligeramente contra su abdomen. Lamiendo tus labios, te bajaste del escritorio y te arrodillaste frente a él. Le diste unos cuantos golpes, haciéndolo gemir. Tu lengua salió de tu boca, lamiendo tus labios con emoción. Anhelándolo.
- Eres una zorra, ¿verdad, muñequita? - Sus ojos se abrieron al verte de rodillas debajo de él.
- Mhm - murmuraste, comenzando con su longitud.
La polla de Sebastian se contrajo cuando envolviste una mano alrededor, lamiendo la punta. Mirándolo mientras girabas tu lengua, antes de envolver tus labios alrededor de ella y succionar ligeramente. Sebastian dejó escapar un profundo gemido cuando sintió que tu boca envolvía su polla. Acostumbrándose fácilmente al sabor amargo y tomándolo un poco más abajo, tus mejillas se ahuecaron.
Tenía muchas ganas de follarte, sin importarle si se sentía bien o no. Te levantó de tus rodillas, llevándote a la silla de su escritorio, sentándote en su regazo.Haciéndote un gesto para que abrieras las piernas, hiciste lo que te dijo, dejando que tus muslos se engancharan sobre sus piernas. Sus dedos burlándose de ti, subiendo por tus muslos.
- No tengo ropa interior puesta - admitiste, tragando un nudo en tu garganta.Podías verlo apretar la mandíbula, estaba extremadamente excitado. Sebastian movió sus manos hacia donde terminaba la parte superior de tu muslo, arrastrando sus dedos a través de tus pliegues, obteniendo un gemido de ti. Utilizó su otra mano para taparte la boca, haciéndote callar.
- Niña traviesa, necesitas estar callada para este señor.
- Sí señor, s-se lo prometo - tartamudeaste cuando lo sentiste enroscar sus dedos dentro de ti, follándote con ellos. Quedaste cautivada por su presencia.
Sebastian sonrió y continuó, empujando bruscamente dos dedos dentro y fuera de ti. Jadeaste, pero él continuó follándote con ellos rápidamente, los sonidos húmedos y aplastantes que tu núcleo hizo eran increíblemente sucios y excitantes. Él torció un poco los dedos y gritaste antes de balancear tus caderas contra él. Moviste tu mano hacia abajo también, frotando tu clítoris, la estimulación subiendo por las nubes. Dejando escapar gemidos ahogados a través de su mano que yacía sobre tu boca. Sintiendo una abrumadora sensación de placer, te sentaste a horcajadas sobre él, provocándolo dejando su polla en tu entrada. Sebastian te miró de arriba abajo, podía decir exactamente lo que querías.
- ¿Me vas a montar bebé? - sonrió con picardía.
Asentiste con la cabeza. Se agachó y se agarró con una mano, levantando su pene y alineándolo con tu apretada entrada. Pasó la punta de arriba abajo por tu hendidura, reuniendo tus jugos. Luego empujó solo la punta entre tus pliegues, sintiendo tus labios ceder contra él. Empujaste hacia abajo, sintiéndolo entrar profundamente en ti. Sebastian dejó escapar un suave gemido, sintiéndose completo después de una larga semana de trabajo. Esto es todo lo que necesitaba, tú.
Sintiendo tu humedad goteando por su pene, saltaste arriba y abajo sobre él, agarrando su camisa para mantener el equilibrio. Metió sus dedos en tu boca, manteniéndolos callados una vez más y sus gemidos se hicieron más y más fuertes. Su polla estaba tan profundamente dentro de ti, sumergiéndose en tu punto G.
Cada vez más descuidada, disminuiste la velocidad. Sin embargo, Sebastian estaba lleno de adrenalina, poniéndose de pie y empujándote contra la pared. Todavía estabas a horcajadas sobre él, esta vez en el aire. Tomó el control total sobre ti, listo para dejarse llevar. Necesitaba esto ahora mismo. Se alineó de nuevo, empujándose hacia ti. Gimoteaste, dejando que te tomara fuerte y rápido. Mantuvo contacto visual contigo mientras te follaba con más fuerza, observando tus expresiones faciales mientras te hacía correrte por primera vez. ¿Cómo no vas a correrte cuando tiene una polla tan grande?
- Shhh, quédate callada o tendré que cerrar esa linda boquita tuya -gimió, follándote más y más fuerte.
No escuchaste, dejando escapar un gran gemido.
-Joder - susurraste, olvidando que todavía estabas en la universidad, y cualquiera podría haber oído eso.
- ¡Cállate! - levantó la voz - ¿Quieres que nos atrapen?
Castigándote, te arrojó contra su escritorio, inclinándote, hundiéndose en ti. Te golpeó el culo y comenzó a follarte más fuerte que nunca. No pudiste soportarlo, llevándote la mano a la boca para evitar gritar. Se aferró a tus caderas, tirando de ellas con cada embestida.
Agarró un puño de tu cabello, tirando de él hacia atrás, sujetándolo como una correa. Tus ojos prácticamente estaban llenos de lágrimas en este punto, al borde de tu segundo orgasmo. Fue un subidón sin fin.
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Yes Sir | PROFESSOR STAN
FanfictionADVERTENCIA MAYORES DE 18 AÑOS/HISTORIA DE AMOR Sebastian Stan x Lector (T/N) La universidad es difícil cuando se espera que cumplas con los mismos estándares que tu hermana mayor, hasta que te enamoras de tu profesor de inglés. ESTA ES UNA HISTORIA...