Suaves rayos de luz brillaban a través de las cortinas transparentes, rebotando en las sábanas blancas sobre tu piel cubierta de rocío matutino.
- Buenos días hermosa - susurró Sebastian mirando hacia abajo a tus ojos cansados.
Sentado sin camisa con las sábanas cubriendo la mitad inferior de su cuerpo, sostenía un libro en una mano mientras acariciaba tu cabello con la otra. Sonriéndole, parpadeando un par de veces mientras te ajustabas a la luz, te entregó un café.- Para ti - susurró una vez más, depositando un beso en tu cabeza.
- Gracias, ¿qué hora es? - cuestionaste.
- 11, pensé en dejarte dormir.
Anoche terminaron ustedes dos tirados en la cama, las manos de Sebastian envueltas alrededor de tu cintura mientras ambos dormían del jetlag extremo. Después de unas largas 24 horas, dormir es justo lo que necesitaban. Al despertar te dolía la cabeza, tomaste unas pastillas para calmar el dolor de cabeza.
Bebiste tu café humeante mientras revisabas tus redes sociales, mirándolo de vez en cuando. Sus abdominales cincelados cubiertos por las sábanas, tus ojos comenzaron a vagar, preguntándote qué había debajo. Sacudiéndote, saliste de la cama para ir a la ducha. Con la esperanza de refrescarte para el día.La ducha era elegante, chapada en oro y el agua estaba humeante. Ayer estuviste tan ocupada que no tuviste tiempo de ducharte, sintiéndote sucia y asquerosa. Después de dejar la universidad, te dirigiste directamente al aeropuerto, seguido de un viaje en avión de ocho horas y luego un día ajetreado en París. Con lo cansada que estabas, corriendo sin dormir, ducharte era lo último que querías hacer anoche. Hasta que sucedió.
El desayuno se termino a las 11 am, por lo que ambos se lo perdieron. Sebastian te dijo que no te preocuparas ya que había planeado que ustedes dos salieran a almorzar, sus labios estaban sellados, aunque estabas emocionada de ver a dónde te llevaba. La comida francesa era tan exquisita, estaba preparada para lucir tan elegante y, sin embargo, era la cosa más sabrosa que jamás haya existido. En comparación con la comida de Nueva York, era elegante, bueno, al menos los lugares a los que Sebastian te llevaba.
Tu cabello se formó en rizos apretados mientras lo secabas con la toalla, evitando calentarlo con el clima lluvioso. Cuidando de ti misma, hiciste tu skincare y luego frotaste un poco de manteca corporal en tus piernas recién afeitadas. El vapor del calor pululaba a tu alrededor, pequeñas gotas de agua goteando del calor de tu cuerpo.
La brisa fría abofeteó tu piel cuando saliste del baño. Sebastian estaba esperando en el balcón, vestido solo con su ropa interior, tan sexy como siempre. No podías evitar mirar al hombre que tenías delante, con asombro de que fuera un hombre, un puto hombre. No un niño pequeño, un hombre. Sintiéndote extremadamente afortunada de haberte elegido entre una docena de otras chicas que prácticamente se pusieron de pie.
Uniéndote a él en el balcón, saltó al sentir el calor de tus dedos en su bíceps helados. Sus ojos miraron hacia abajo para verte parada debajo de él en una toalla, sonriendo levemente.
- ¿Qué? - Cuestionaste, confundida por su expresión facial.
- Nada.
- Seb... ¿porque estás sonriendo?.
Sin dudarlo, te levantó en sus brazos, incitándote a agarrar tu toalla en caso de que también tuvieran algunos vecinos franceses sentados en su balcón. Antes de que te dieras cuenta, estabas en la cama, tu novio de 1.83 mts se elevaba sobre ti, mirando hacia abajo con un dominio extremo vidrioso sobre su expresión. Recién ahora sabías exactamente lo que él quería.
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Yes Sir | PROFESSOR STAN
FanfictionADVERTENCIA MAYORES DE 18 AÑOS/HISTORIA DE AMOR Sebastian Stan x Lector (T/N) La universidad es difícil cuando se espera que cumplas con los mismos estándares que tu hermana mayor, hasta que te enamoras de tu profesor de inglés. ESTA ES UNA HISTORIA...