Wrinkled bed sheets

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- Hey - susurraste, empujando a Sebastian para verificar si estaba despierto.

Hubo una larga pausa antes de que abriera los ojos.

- Hey - Ninguno de los dos lamentó lo de anoche, fue como si la tierra quisiera que estuvieran juntos, para que Sebastian te encontrara en la calle. Tu cerebro seguía reproduciendo la escena de ese primer beso. La forma en que tus labios fueron magnetizados, atraídos en su lugar.

Sus ojos miraban fijamente a los tuyos, tratando de averiguar cómo te dejo pasar durante tanto tiempo. Los dos se miraron un rato. Manteniendo este momento para la vida, apreciando la presencia de los demás en la luz solar que transmitia la brecha en la cortina.

Fuiste a frotar tus ojos somnolientes, dándote cuenta de que no tenias restos de rímel o alguna pestaña. Mirándolo en confusión, apenas recordando los últimos momentos antes de que te durmieras anoche, levantó la cabeza para mostrar las toallitas de maquillaje en su mesita de noche. Tu corazón se calentó con el gesto, inclinandose con vacilación por un beso, sin saber que era 'esto'. Sebastian dejó que todas tus preocupaciones se escaparan en el momento en que sus labios se encontraron con los tuyos, levantando la mano de las sabanas para acariciar tu pómulo.

- ¿Qué tal si pedimos el brunch? No he al supermercado por comida, por lo que, desafortunadamente, no puedo traerte el desayuno a la cama - sonrió, pasando las punta de sus dedos a través de tu cabello.

Dándole los ojos, asentiste, sintiéndote muy especial.

Agarró su teléfono desde la mesita de noche, abriendo una aplicación de delivery y ordenando lo habitual. Recordando exactamente lo que elegiste como si estuvieras incrustada en su cerebro. 40 minutos, mientras tanto tendrían que esperar, pero el tiempo suficiente para acostarte con tu novio. Espera ¿Sigue siendo mi novio?, pensaste.

- Sebastian? - Reflexionaste.

- Uhuh - sus palabras disociadas hicieron que tu cara se iluminara una vez más.

- ¿Qué es esto? ¿Estamos juntos? ¿Estás dispuesto a arriesgarme conmigo? Estoy confundida...

Se apoyó contra la cabecera, tomando tus caderas y te llevo hacia su regazo. Sin romper el contacto con los ojos, respondió:

- Durante los últimos meses, me he su golpeado a mi mismo con la decisión que tome. Eras tú o tus padres, y me asusto tanto perderte, así que me asustaron demasiado al tener que enfrentar lo que venia si los desobedecía.

Sebastian se llevó tus manos hacia sus labios para besar tus nudillos y las palmas. Te apoyas hacia adelante, presionando tu frente con la suya de una manera que le dejo saber que estabas en esto, tanto como lo estaba él. Esfuerzo en equipo.

- No te voy a dejar de nuevo, simplemente no puedo - te susurró suavemente.

Despues de estar lo que se sinteron horas atrapada en sus brazos, Sebastian se levantó de la cama y abrió las cortinas blancas altas que tapaban la vista del upper east side. Tus ojos entrecerrados a medida que la luz iba entrando, casi cegada, la figura de sebastian bloqueando la visión directa. Su cuerpo alto se ve celestial, tal como imaginaste que se vería un ángel.

Justo cuando se frotaba el cabello sin lavar con los dedos, el débil sonido de un golpe en la puerta te hizo sentarte con emoción. Se volvió para mirarte con la sonrisa más descarada, ¡comida!

Te acostaste pacientemente en la cama mientras él abría la puerta, escuchando su voz amablemente hablar con el repartidor: Seguro que estaba de buen humor, quiero decir, ¿por qué no lo estaría después de recuperarte? Tú también estabas de muy buen humor. Abrió la puerta del dormitorio con las manos llenas, sosteniendo una bolsa en una mano y las bebidas en la otra. Caminando y colocando todo sobre las sábanas, listo para comer.

Yes Sir | PROFESSOR STANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora