𝐖𝐄𝐈𝐂𝐇𝐄𝐍 ⩴ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧

𝟏𝐬𝐭 𝐰𝐞𝐞𝐤

◡◠◡◠◡◠◡◠◡◠◡☻ 𝐳𝐡𝐚𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐨 ☻◡◠◡◠◡◠◡◠◡◠◡

No podía imaginarme todo lo que vendría más adelante durante este largo periodo. Apenas había pasado una semana de embarazo y me sentía fatal.

Las náuseas eran insoportables y solo me hacían enfurecer cada vez más. Era obvio que iban a haber cambios en mí, pero no pensé que fuera tan rápido.

No soportaba ningún aroma fuerte, ni podía ver la comida; sabía que podía vomitar en cualquier instante, así como ahora.

Aquel olor que parecía ser café comencé a detestarlo desde hace unos días. Con solo sentir el aroma quería irme lejos.

Lástima que en esta casa tuviéramos a un amante del café. Hanbin amaba dicha bebida y dejaba sus tazas en medio de la sala.

Quería levantarme para llevar la taza a la cocina, pero si me acercaba más, sabía que terminaría arrojando todo mi desayuno; por lo que solo hice lo que mejor sabía hacer: gritar.

─ ¡Hanbin! ¡Recoge y lava tus trastes! ─no me moví de mi lugar, solo esperé a que él llegara y limpiara todo en un instante.

Cuando ya tuvo todo listo, sentí que ahora si podía respirar con tranquilidad, sin amenazas de vomitar ni mandar todo al diablo. Esto era gracias a Weichen, quién solo me hacía sufrir.

─ Gracias, te amo.

Inmediatamente pude ver como me miraba con una ceja levantada mientras me cuestionaba que había hecho mal. Según yo, no había dicho nada malo.

─ ¿Cómo te atreves a decir 'te amo' luego de que me tiraste la sartén en la cabeza esta mañana?

─ Despreciaste mi 'te amo'; ya no pienso decírtelo. ─solté y me di vuelta en mi lugar para evitar mirarlo ─ Igual no te dolió el sartenazo.

Comencé a sentir una pizca de fastidio en mi cuerpo sin razón aparente. ¿Así iba a ser todos estos nueve meses?

─ Amor...Hao... ─detrás de mí podía escuchar su voz cada vez más melosa. Inconscientemente sonreí sin voltear a mirarlo.─ Tú sabes que te amo mucho, ¿verdad?

─ ¿En serio? Demuéstramelo. ─dije en el momento en que me giré hasta tenerlo a centímetros de mi rostro.

Él no dijo nada más, solo tomó mi cintura y se acercó hasta mis labios para besarlos con lentitud. En ese instante me sentía en las nubes; era una gran sensación.

Al separarse, pegó su frente contra la mía y tomó mis manos sin dejar de dar caricias. Yo solo podía sonreír por lo irreal que se sentía todo.

─ ¿Ahora estás feliz? ─preguntó sin alejarse de mi cuerpo.

─ ¿Seguirás dejando tazas de café por todas partes? ─vi como negaba cerrando los ojos y volví a hablar.─ Entonces si, si lo estoy.

Inmediatamente me alzó en el aire y corrió con mi cuerpo en sus brazos hasta llegar a nuestra habitación. Solo se podía escuchar mi risa y sus pasos por todo el departamento.

─ Ahora te haré más feliz.

Sin decir algo más, comenzó a besarme cerrando la puerta detrás de nosotros. Quizás era una buena solución ante mis cambios de ánimo.

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