¿Que soy qué?

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Aunque las piernas gritan que me paren tras todo el esfuerzo del partido, mi cabeza dice que no me detenga hasta que esté dentro de mi casa.

Aún me quedan varias manzanas para llegar, pero no me atrevo a parar bajo ninguna circunstancia. La calle se siente tan poco segura ahora mismo que solo quiero llegar a mi casa.

"Llamad a un taxi y que os recojan ahora mismo" Les dije a Davida y Courtney intentando respirar tranquila, pero ellas no entendían porque no podíamos irnos juntas, llamar a la policía o lo que fuera. Al final perdí mis nervios y las insté a hacerlo quisieran o no. Sus casas estaban más lejos que la mía, yo podía llegar corriendo. Y necesitaba hacerlo sola para aclarar mi mente.

"¡Que llaméis al taxi! ¡Yo puedo ir corriendo a casa! ¡Lo necesitáis más que yo!" Eso fue lo último que las dije antes de empezar a correr y dejarlas atrás, con el teléfono del taxi ya marcado en el móvil y llamando.

Y desde entonces he estado corriendo. Corriendo para llegar a mí casa. Necesito que alguien me explique qué acabo de presenciar. Qué es lo que pasa. Y espero que ellos me den la respuesta.

No paro de darle vueltas. ¿Qué podría querer un tío cómo ese de alguien como mi padre? ¿De que lo conoce? ¿Y por qué citarlo en uno de los puentes de la ciudad?

Mi padre es la persona más normal del mundo. Jamás se ha metido en ningún problema y lo único que le ha pasado grave fuer perder su pierna derecha al poco de yo nacer por un accidente.

No entiendo nada. ¿Por qué...?

El pensamiento y todo lo demás se me corta enseguida.

Sin saber cómo ni por qué, acabo en el suelo dolorida tras chocar contra algo. Me he raspado la rodilla entera y me he roto el pantalón del chándal. Maldita sea.

Al girarme veo con lo que me he chocado, un ciclista (a esta hora de la noche telita también con el deportista).

¿De dónde ha salido este?

Me levanto del suelo tan rápido como puedo, a la vez que él... Y no está feliz.

May, corre.

-¡Eh, qué coño! ¡Mira por dónde vas! -Me grita mientras vuelvo a salir corriendo dirección a casa. Esto le ha hecho menos gracia. -¡Oye, a dónde piensas que vas!

-¡Lo siento! -Me disculpo a bastante metros ya de él. Él me sigue gritando cosas no muy agradables. ¿Se puede ser más grosero?

El percance se va diludiendo de mi mente por cada metro que corro. Me falta poco para llegar, estoy viendo mi casa ya desde lejos. ¡Vamos, May!

Tras marcarme un sprint final de unos cuantos metros, por fin me encuentro en el portal de mi casa, abriendo la puerta de golpe y llamando a mis padres como si me fuera la vida en ello.

No tardan en aparecer a mi encuentro, asustados por mis voces (con razón). Si las voces les han asustado mi aspecto tiene que haber sido el remate de la cuestión.

Las preguntas no se hacen de rogar... Pero yo, sin esperarlo, me quedo muda. No tengo ni idea de por dónde empezar ni que decir.

Los miro a ambos sin saber que decir, con todo repitiéndose en mi cabeza pero sin saber como explicarlo. Lo estoy viviendo todo de nuevo. Sé que mis padres me están hablando, pero yo no oigo nada de lo que dicen... Solo lo veo y lo oigo a él... A...

-El Duende Verde. -Digo por fin parando la mirada en mi padre. Su expresión se congela y directamente, tanto él como mi madre se ponen blancos. -Él... Él te busca papá. -Le comienzo a explicar, haciendo relucir lo confusa que estoy por ello. -Dice que tiene cuentas que saldar contigo y que te espera en un puente... Q-que tú s-sabrías cuál es. -Termino por explicar. Mi madre y él se miran, diciéndose mucho sin abrir la boca. Odio cuando hacen eso por qué yo no sé lo que piensan. -¿Qué está pasando? -Pregunto exasperada.

The Amazing Spider-GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora