Capítulo 15

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Yvonne

La habitación a donde me he conducido, ya he entrado antes, es espaciosa, cálida, con mucha iluminación. Las sábanas blancas impolutas decoran la cama y de solo verla entra ese miedo y culpa al que tanto le temía.

Essoh es demasiado bueno, noble, me ama de verdad, no se merece nada de esto.

En los meses que llevamos juntos nunca se ha sobrepasado, respetuoso, atento.

El disfruta estar conmigo, este noviazgo, lo que hacemos, él tiene un alma tan pura y única, alegre, limpia, me dejó entrar en su corazón y yo le pago siendo una ultrajada, mentirosa impostora, una perra arribista que no merece su corazón y una cobarde, porque si, soy cobarde al no decirle la verdad, gritarle todo lo que me han dicho o más bien ordenado hacer y que cuando creí que era digna de él, me ultrajaron y me hicieron callar.

Pero también soy tan cobarde y le temo a los alcances de Georges, Rhys, Joe de que le hagan daño, mi corazón no resistiría más culpabilidad y mucho menos saberlo mal o lastimado, tampoco soportaría que me alejara de su vida.

Las lágrimas se deslizan solas por mis mejillas y debo limpiarlas con frecuencia. En cualquier instante entrará por esa puerta, estoy arruinando nuestra noche de bodas.

Mandó a hacer para mí vestidos tan costosos, hermosos, ni la reina ha usado lo que yo. Desbarató parte de su casa para brindarnos privacidad e hizo un departamento dentro de la misma. Quedo tal y como la arquitecta nos mostró, la decoración es una mezcla entre su cultura y la mía.

Miro mis anillos de bodas, él los hizo, se pasó noches de desvelo creando una maravilla de diamantes para mí.

Y pese a todo el mal que hay a nuestro alrededor y de que lo estoy engañando, mi corazón revolotea y sonrío atontada.

Estoy casada con Essoh, soy una mujer casada, tengo un hermoso esposo.

No había caído en cuenta de eso, ahora yo soy su esposa, él es mi esposo.

Vuelvo a sentir mariposas en el estómago.

La tristeza prefiero reemplazarla recordando nuestros momentos juntos, lo que hacemos, las risas, los chistes mal hechos y lo bien que se siente cuando me abraza o me besa.

¿Qué se sentirá estar entre sus brazos?

La sola idea logra ponerme nerviosa y acalorada.

El sonido de la puerta hace que voltee sobresaltada, es él.

Mi esposo Essoh Marrash.

—¿Te asusté? —pregunta divertido.

Río, es lo que suelo hacer casi todo el tiempo cuando estoy con él, reír de nervios o de felicidad, a veces ambas cosas.

—Quizá —alargo la a.

Cierra tras de él.

Sus trajes son tan bonitos, me encanta verlo con túnicas como estas, doradas, azulejos, tiene tantas y todas le quedan tan bien. Tenía cuatro días sin verlo pese a estar casada, esto se alargo más de la cuenta, queríamos una ceremonia de solo dos días para respetar costumbres, por mi me hubiera venido en cuanto nos casamos por la iglesia.

—¿En qué pensabas? —se va acercando.

Quedamos a una distancia nula, se permite quitarme el velo de los ojos, ahondando mi mirada.

Su fuerte brazo estrecha mi cintura pequeña, uniéndome a su cuerpo, mientras el pulgar de su mano, acaricia mis mejillas sin dejar mis ojos.

Dejo las palmas sobre su pecho, palpando la dureza de sus músculos.

PRINCIPIOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora