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Me estaban tomando las medidas para la vestimenta del próximo desfile. Estaba cansada, me tuve que levantar temprano para arreglar varias cosas antes de llegar aquí.

Y se supone que ya estaban acabando.

La mujer que lo hacía frunció el ceño apuntando algo en su libreta. Negó como si algo le molestara. Llamó a mi agente.

—Ve esto. —le mostró la libreta.

Ya las miré confundida cuando me voltearon a ver molestas.

—¿Sucede algo?

—Eso debo preguntar. —se cruzó de brazos— ¿Estás siguiendo la dieta que te di?

—Sí, lo he hecho.

—Pues no parece, subiste dos kilos en una semana. —me regañó— La dieta volverá a cambiar, y más vale que la sigas.

Pero si con la que me dieron no puedo comer casi nada...

—Nanci... no creo que... —levantó la mano para que me callara.

—Solo mírate. —me volteó al espejo y apretó mis mejillas con demasiada fuerza— Estas más cachetona, tus piernas más gordas y los brazos igual. —me miró furiosa— O dejas de comer como si fueras una cerda, o te olvidas del próximo desfile. —se dio la vuelta para salir de la habitación— Será mejor que para mañana vuelvas a tu peso si no quieres que te saque de este desfile y de los próximos, Davina.

Bajé de la plataforma en la que estaba, pidiendo mi bata para ponérmela. La mujer que tomó las medidas me pasó una hoja.

—Esta es tu nueva dieta, más vale que la sigas esta vez. —me dio una pequeña tarjeta— El número de un cirujano plástico, a ver si de una buena vez me haces caso y te haces unos retoques.

La tomé de mala gana y me fui a cambiar, ya habían terminado conmigo. Me observé en el espejo de mi oficina.

¿En serio me veía gorda? No había notado que subí de peso... Toqué mi rostro... estaba más redonda... y mis piernas más anchas...

Me puse mi ropa y salí del estudio ignorando a todos. Subí a mi auto dejando mi bolso en el asiento de copiloto.

Golpeé mi cabeza con el volante y lo apreté con fuerza aguantando las lágrimas que amenazaban por salir. Tomé mi celular, tenía un mensaje de Christopher.

¿Estás bien?

Fue hace una hora. No tenía mi celular en la mano para eso. Le contesté que lo estaba y que estaba de camino a casa ahora.

Manejé hasta llegar al penthouse, suspiré limpiando mi rostro. Justo cuando me bajé de mi auto Christopher llegó, abrí mucho los ojos acercándome a él rápido cuando lo vi herido.

—Amor, ¿qué te ocurrió? —dije preocupada.

—No es nada. —contestó.

—¿Cómo que no es nada? Estas golpeado y sangrando. —tomé su mano— Vamos, te ayudaré con eso.

Subimos junto a los escoltas. Cuando las puertas se abrieron nos miramos, estaba todo oscuro. Make y Tyler fueros quienes entraron, Christopher me puso detrás de él cuando escuchamos un ruido. Escuché a Tyler quejarse y luego el chillido de una mujer. Chris tomó su arma encendiendo la luz y apuntando.

—¡Nos dispares!

Make y Tyler tenían a dos mujeres aguantadas contra el piso.

—¿Gema?

Una morena se puso de pie sonriendo. Saludó a mi novio, él sólo la miraba raro.

—¿Qué haces aquí?

—Me transfirieron. —rió— A mí y a mi amiga Liz.

Otra mujer se acercó, me miró raro y luego miró a Chris.

—Lo siento, ¿tú quien eres? —me preguntó con duda.

—Davina. —medio sonreí.

—¿La empleada? Porque necesito que suban mis maletas. —la amiga de la morena habló.

Hice una mueca mirando a Christopher, quien la miró enojado u confundido a la vez.

—No soy una de las empleadas. —levanté una ceja— Soy la novia de Christopher.

—Mamá dijo que nos podíamos quedar contigo. —le sonrió Gema.

Christopher la miró serio, luego miró a a los muchachos.

—Tomen las maletas, súbanlas a la camioneta y llévenlas a un hotel. —ordenó— Aquí no se van a quedar.

—Pero Chris... —las ignoró pasando por su lado— Pensé que...

—Si te vas ahora es mejor, antes de que se haga de noche.

Una forma muy bonita para decirle que se largara para ser Christopher.

Las terminó botando de la casa, algo que a Gema se vio que le dolió, pero la que hizo peor drama fue su amiga.

Christopher se sentó en el sofá tomando un vaso de Whiskey que luego le quité llegando con las cosas para curarlo. Hace años hice unos estudios en enfermería, tres años, sé cómo curar heridas que no son serias.

—¿Amiga tuya?

—Algo así. —murmuró sin importancia— Es la hija de Marie, vivió conmigo cuando éramos niños.

Marie, la nana de Christopher. La conocí y no le agradé para nada, Chris la echó del penthouse cuando la escuchó insultándome hace un tiempo.

—¿Me dirás cómo te hiciste todo esto? —pregunté otra vez— Parece que te metiste en una pelea fuerte.

—Lo hice. —me miró— Atrapé a Antoni.

Lo miré sorprendida. Llevaba mucho intentando atrapar a ese mafioso.

—Eso es grandioso, amor.

—Se hará un juicio en unos días. —bufó— Matarlo es la solución, pero esa partida de imbeciles mo sirven para nada.

Lo escuché quejarse del consejo y de que cuando lo nombren ministro mandará a todos a la mierda, mientras terminaba de curarle las heridas. Le dije que se fuera a bañar cuando terminé para vendarlas.

Miranda había hecho la cena, algo que no podía comer, pero Christopher sí, la cosa es que a él hay que obligarlo a comer como si fuera un niño pequeño.

Entré a la habitación, estaba pasándose una toalla por el cabello, sólo traía un pantalón de pijama gris con el torso descubierto.

—La cena está hecha. —me acerqué a él pasando mis brazos por detrás de su espalda— ¿Quieres cenar en el comedor o en el balcón?

—Dónde quieras. —me puse de puntillas para besarlo.

—En la balcón. —le di un casto beso en los labios separándome— Ve a buscar la comida, arreglaré todo.

—No soy tu sirviente. —se quejó.

—No, eres mi esclavo. —lo molesté— Ve por los platos, ya están servidos.

Arreglé un poco el balcón para que podamos cenar tranquilos mientras él bajaba por la comida.

Cuando llegó me miró raro.

—¿Sólo comerás esta ensalada?

Asentí tomándola.

—No tengo hambre. —le dije.

Se sentó frente a mí con la ceja levantada.

—¿Pasó algo? —preguntó— Dav, si te dijeron algo...

—No pasa nada, son cosas de trabajo, no tienes que preocuparte.

—No me gusta en donde trabajas. —negó— Siempre te dicen cosas que te terminas creyendo. —murmura.

—Lo sé, sé que te preocupas. —tomé su mano— Pero solo haré un último desfile con ellos, luego me iré.

O eso espero hacer...

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N O S O T R O S |Fanfic Pecados Placenteros| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora