• Parte única •

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Los números eran una odisea que no funcionaban para Byun BaekHyun

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Los números eran una odisea que no funcionaban para Byun BaekHyun.

Sinceramente, el deseaba que no lo hicieran pensar en nada, si le preguntaran, porque su cabeza no era buena para todo eso de pensar y darle vuelta a las cosas, más bien era cansado, fastidioso, así que no lo hacía, jamás se tomaba las cosas demasiado enserio y miraba como muchos si, preocupados, estresados, mientras a él no le importaba, en lo absoluto, porque los números eran horribles, terribles, te hacían doler la cabeza y sentirte inútil con todo ese desarrollo sin sentido, porque simplemente BaekHyun no entendía como alguien se dio el tiempo de imaginarle una lógica a tantos signos, letras y dibujos sin sentido y decir que eso era algo, cuando no era nada, no realmente, y siendo tan lindo como él era no podía darle importancia a esos detalles. En lo más mínimo. Porque todo eso no iba con su persona, que era al parecer bastante asombrosa y buena ante los ojos de cualquiera.

Y es que, quizás, Byun BaekHyun era lo que se consideraba el rey de su escuela, con todos los ojos puestos en él todo el tiempo, por parte de todos, de cada uno, de los mayores, de los menores, y hasta de algunos maestros que con cero escrúpulos solían mirarle su trasero, porque era demasiado lindo, perfecto, bien redondo y gordo, porque al parecer no existía un solo defecto en su persona, siendo tan genial como era y con ese rostro único que hacía suspirar a mas de uno.

Siempre había sido de esa forma, desde que el rubio tenía memoria las miradas se posaban en su persona. Siendo hijo de una mujer hermosa, que en sus tiempos fue la reina del baile y logró casarse con el Capitan del equipo de fútbol americano, no parecía algo tan difícil, era como si todo eso viniera en sus genes, en su historia de vida, porque lo veía, escuchaba un montón de historias y sin intentarlo parecía brillar por sí mismo, en cualquier lado, sin importar que hiciera.

No era el más inteligente y tampoco intentaba serlo, más bien hacía lo que podía, y para muchos no era más que un tonto más con cara bonita y cuerpo de ensueño. Porque probablemente lo era, entonces BaekHyun no trataba de aparentar ser algo distinto, llegando incluso tarde a clases y entregando exámenes en blanco, como si nada de eso le importara, porque todo parecía darle igual, todo el tiempo.

Era tan maravilloso, moviendo su cabello de un lado a otro, sabiendo que eso atrapaba miradas, y caminando por todos lados con los hombros bien altos, porque tenía una espalda ancha que se veía mejor por su pequeña cintura que acentuaba con la ropa correcta, porque incluso el uniforme se le veía perfecto, increíble, como todo en él, así que solo ignoraba a todos, sabiendo que lo miraban, que lo seguían, porque nadie era suficientemente relevante para llamar su atención.

Excepto una persona, la excepción a toda regla.

Su bonito, tierno y muy nerd novio; Park ChanYeol.

Y es que el tipo era todo lo contrario a lo que BaekHyun conocía, eran dos polos opuestos, ChanYeol era negro y BaekHyun blanco, uno era día y otro era noche, uno era grande y el otro era pequeño, eran completamente diferentes, pero aún así, habían logrado toparse y se habían atraído de tal manera que entonces BaekHyun había entendido toda esa teoría de que los opuestos se atraen.

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