- Otra perspectiva- Missa, QSMP-

Capítulo 10- El regalo del dragon

A la mañana siguiente, Missa, Roier, Cucurucho y Spreen (en silla de ruedas por qué sus piernas estaban débiles) se fueron a la casa en donde Spreen se volvió a acostar, no lo culpen, mucho no puede hacer.

– Oye Cucurucho, prometo comprarte una nueva mascara– Missa le hablo al híbrido albino.

– No es nesesario– Cucurucho le acarició el pelo al contrario.

– Otra cosa, mañana es mi cumpleaños– Missa informo– ¿Piensas regalarme algo?–

– Puede ser– Cucurucho se quiso ir pero Missa lo detuvo tomándolo de la camisa.

– Y que conste que no tiene que ser un objeto– Missa le susurró para luego soltarlo.

Cucurucho se ruborizó notablemente y se retiró de allí. Missa río bajo.

– Hola Missa– Missa se dio vuelta encontrándose con Roier quién tenía curitas en la cara por los cortes.

– Hola Roier– Missa devolvió el saludo.

– ¿Mañana es tu cumpleaños?– Roier pregunto a lo que recibio un asentimiento como respuesta– ¿Que te gustaría que te regalen?–

– No se, me gustan las joyas y...– Missa se quedó recalculando.– Y el dinero, los diamantes, esmeraldas, oro, nederithe–

– Bien, trataré de conseguirte algo que te guste– Roier hablo subiendo las escaleras.

Por favor, todos los "turistas" vallan al invernadero.

Un anuncio llamo la atención de Missa.

– Vallan tu y Roier, yo me quedo con Spreen– Cucurucho hablo al escuchar el anuncio.

– Okey, ¡Roier!– Missa subió las escaleras buscando a su amigo.

Al poco tiempo, los dos chicos estaban listos... Bueno, casi listos:

>– ¿Donde esta mi capa?– Missa revolvía la ropa del armario buscando la mencionada capa roja.

– ¡Hay tené una capa!– Spreen le gritó desde la cama.

– ¡Pero es la lila!– Missa giro hacia su hermano quién lo fulmino con la mirada.

– No jodas Missa, es lo mismo– Missa asintió y se puso la capa lila.

– Chau– el pelinegro menor saludo al híbrido de oso negro.

– Chau capo– Spreen devolvió el saludo.

Roier lo esperaba paciente hablando con Cucurucho. Missa sonrió feliz... Hasta que vio la mano de Roier en la pierna del híbrido.

– ¡Vamos!– levantó al mayor de la silla y lo llevo hasta afuera– Chau Cucurucho– como último movimiento antes de irse, beso la mejilla del oso albino y se fue.

Roier lo miro con una ceja arriba y los brazos cruzados.

– ¿Celos?– Missa le golpeó la cabeza y camino sin decir nada mas– Solo pregunto–

– No, yo nunca tuve celos– El pelinegro hablo.

– ¿Por qué celos? Solo son amigos ¿Cierto?– Roier no recibió respuesta.

– Somos amigos– Missa se repitió en voz baja.

El menor si sentía sentimientos por el oso, pero no podía confirmar si el oso sentía lo mismo que el, simplemente tenía miedo al rechazo, ¿Y si esos ataques de pánico que le pasaban a Cucurucho eran por qué quería que Missa se aleje? ¿Y si simplemente lo quería como amigo? O peor ¿Lo quería como un simple compañero de búsqueda? Ese tipo de preguntas eran las que torturaban a Missa y lo obligaban a considerará a Cucurucho un amigo.