Sus dedos fríos acariciaban sin vergüenza el caliente cuerpo del hechicero, mientras este se dedicaba a besar su fuerte cuello. El castaño intentó desabotonar la camisa del híbrido oso, pero debido a su desesperación no lo logró, haciendo que el de ojos violetas riera burlesco.
— Pará, pará — Tomó las delicadas manos de Juan — Tranqui, precioso... — Besó aquellas manos con delicadeza — La noche es joven, tendré el tiempo exacto para dejarte destrozado y lleno de amor... — Apretó las manos ajenas, ocasionando un jadeo por parte del de ojos miel.
— Spreen, eres un hijo de puta, ¿Sabías?... —Dijo mientras se acercaba aún más al rostro del híbrido.
— Aún así, querés que te humille, ¿Verdad? — Mencionó sobre los labios del castaño.
Solo escuchó un quejido por parte del de lentes, para luego iniciar con un desesperado y asombrosamente húmedo beso, que en un punto sus lenguas se encontraron para bailar entre sí, explorando la cálida boca del contrario.
Spreen se separó, limpiando con su pulgar algunos rastros de saliva perteneciente a él y su amado que se encontraban en la barbilla de este último. Al limpiar cerca de los labios de Juan, aprovechó y presionó su pulgar contra los labios del mencionado, dando a entender lo que quería.
— Abrí, dale. — Ordenó, haciendo que una sonrisa se posara en los labios de Juan, últimamente cediendo, abriendo su boca dándole paso al pulgar del azabache.
El de ojos violetas sonreía mientras veía al más bajo haciendo un vaivén con su pulgar. Spreen sentía como su pantalón empezaba a molestar, así que hizo una nueva petición.
— Bonito, el pantalón me está molestando una banda... — Sacó su dedo de la boca de Juan, limpiando este en la mejilla del hechicero.— ¿Podés quitármelo? — Repitió un "Muy bien..." Cuando el de ojos miel asintió bajando de su regazo.
El más alto se levantó de la cama, y el mayor se arrodilló a la altura del miembro del azabache, empezando a retirar el cinto en tiempo récord, para después bajar los pantalones y el bóxer, dejando al aire la grande y apetitosa hombría de Spreen.
El castaño empezó besando la punta, lamiendo un poco el líquido pre-seminal que salía, para luego tomar con sus manos la polla del más alto, bajando y subiendo deliciosamente sobre esta.
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El de ojos violeta se encontraba detrás del hechicero, estando Juan en cuatro apoyándose con los codos. Cierta pose le daba algo de pena, pues, ¿A quién no le daría pena tener el culo al aire? Encima cuando alguien lo tocaba sin vergüenza como si fuera algún tipo de masa.
