Kate Miller, una chica de 23 años que lucha por sacar su profesión adelante a pesar de las adversidades que se le presentan en el camino.
Y vaya que son muchas...
Luego de cometer un gran error que podría costarle lo que tanto se esforzó por consegu...
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Kate
Cierro los ojos con fuerza teniendo la cabeza como si algo me martillara dentro constantemente.
Auch.
Intento moverme pero el dolor es insoportable, ¿Qué sucedió ayer?.
Esto se siente como esa película donde nadie supo que había hecho la noche anterior…
Repaso mentalmente todo lo que hice en el dia.
¡Oh por dios! yo estaba en el bar de Liam.
Abro los ojos rápidamente y los cierro de inmediato al sentir dolor.
Yo nunca había bebido antes y justo ahora me vengo a emborrachar.
Soy un desastre.
Respiro hondo y esta vez los abro con cuidado encontrandome con paredes blancas y una muy amplia cama.
No estoy en mi departamento.
Claramente no…
Procuro no entrar en pánico y rápidamente agradezco llevar mi ropa.
Miro hacia un lado percatandome de la nota en el velador.
“Bébelo todo”
Trago grueso leyendo la nota una segunda vez cuando veo a su lado una pastilla.
Si me muero no le haré falta a nadie, me lo bebo de sopetón y me levanto con los nervios recorriendome completa.
Noto la puerta abierta del baño y entro haciendo mis necesidades, me veo desastrosa, ojerosa, colorada, mi cabello esta enredadisimo, mis labios hinchados y mi cara demacrada.
Respiro hondo y salgo quedándome estática al ver a Liam de espaldas a mí mirando la cama.
No puede estar sucediendo esto, soy una estupida.
Me emborracho por primera vez y termino en la cama de un cliente. No de forma sexual…
Sacudo la cabeza con ese pensamiento.
Opción 1: Correr como una cobarde.
Me gusta esa idea.
Opción 2: Enfrentar las cosas.
La señora Claire siempre nos decía que debíamos enfrentar las cosas como una maldita diosa lo haría.
Bueno… A pesar de que sé que esto no saldra bien…
Lo enfrento.
—Lo lamento —Digo apenada.
Se voltea sorprendido y su expresión esta igual que siempre, fria…
Asiente lentamente.
—¿Siempre haces esto? —Pregunta con los brazos cruzados y me enderezo— Emborracharte cuando alguien te dice que no.
Desvio la mirada porque no aguanto la intensidad con la que me mira.
—No, De hecho nunca había bebido antes…
—Eso dijiste, borracha. —Dice divertido.
—Hablo en serio, jamás lo había probado antes.
—Aja.
Entrecierro los ojos. —Eres irritante.
—¿Tu? si, mucho.
Respiro hondo.
—Sé que lo que hice estuvo muy mal y por lo mismo te pido disculpas, y ya no insistiré con lo de la entrevista.
—Bien —Responde con frialdad.
Observo mi bolso en el sofá y voy por el, pasándoselo por la cabeza quedándose en mi hombro.
—Que estés bien Liam. —Me despido con una sonrisa.
No escucho nada de su parte así que salgo con rapidez, ni siquiera observo su casa antes de irme caminando pensando en todos los errores que cometí esta semana.
Horas después
Llegue a casa, me duché y comencé de lleno a corregir las ultimas columnas antes de que me despidan, cambio casi todas las palabras ya que no tienes ni coherencia ni cohesión.
Me quito los lentes de descanso y me enderezo en la cama.
Respiro con fuerza cerrando los ojos, rezando para que todo salga bien, para que me deje de llover solo a mi, para que me comiencen a salir bien las cosas.
La alarma suena y la apago rápidamente colocandome con prisa el uniforme de mi otro empleo.
No hay manera de que sobreviva con solo este trabajo.
Llego 10 minutos antes de la hora y cuando ya estoy instalada y recibiendo pedidos noto a Sheyla corriendo desesperada hacia mi.
—Dios mio, ¿Conoces eso de que hay mil maneras de morir? —pregunta acelerada y yo apago el micrófono derivando al auto a que continúe.
—SI… —le respondo.
—Correr debería ser una de ellas.
Se coloca la gorra y se sienta a mi lado colocandose al dia con instagram.
Sheyla, una rubia bajita de 25 años, que está trabajando para estudiar lo que ella quiere y no lo que su padre la obligó.
Le cuento cómo ha ido mi semana y abre la boca sorprendida.
—Cariño… si necesitas un empleo, yo te consigo uno de stripper —me dice seria— Te iría de maravilla.
Me río y ella me soba la espalda.
—Estoy en eso. —Respondo tratando de sonreír.
Pensándolo friamente si quiero sacar a mi sol, tendría que ganar mucho dinero y de manera limpia para que no me la quiten.
Cada vez las esperanzas mueren y ya no puedo seguir viendo su carita de decepción cada vez que le digo que falta más.
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