Se pierde un alma... Se gana incertidumbre de saber que hay cruzando el puente...Se van vivencias no vividas...
Se quedan recuerdos que hacen doloroso el respirar...
Pero lo cotidiano te come y hace regresar a lo tuyo, cuidado! Porque la tristeza de hace depresión y le gusta ocultarse... Callarse para pasar desapercibida y entonces sí, en la soledad, jugar con la mente y engatusar...
Engañar al cuerpo y enfermar
Engañar al alma y decirle que tome la puerta más fácil... No así la que nos hará llegar a esa persona.
Se pierde esperanza y ya nada llena.
Parece que la luz se pierde, y sentimos angustia, pesar, desánimo...Pero cierra tus ojos, respira suave y lentamente y encuentra dentro de ti la fuerza que tenemos.en nuestra alma, todos somos una partícula divina, poseedores de la divinidad que nos permite ser y hacer.
Céntrate en ella, y dale fuerza, recuerda que todo lo que tenemos en este momento nos fue otorgado por derecho divino y nos pertenece porque así lo merecemos, porque hemos trabajado y luchado día a día para lograr lo que tenemos.
Porque la paz interior y la armonía que nuestro espíritu anhela, lo logramos desechando lo negativo y apreciando toda la valía que nuestros sentidos captan y lo que nuestros sentimientos perciben.