«Enemies to Lovers»
Joshua Kyan Aalampour
Para Han Jisung, solo había dos cosas en el mundo que merecían realmente la pena: su desgastado violín y la dulce melodía que brotaba de él cuando rasgaba las cuerdas con el arco.
No eran muchos los objetos que conservaba de cuando era pequeño. Alguna que otra prenda desgastada que ni siquiera le servía y un par de plumas sucias y maltratadas con las que a veces escribía sus partituras. Sin embargo, de todos los recuerdos que conservaba de su difunta madre, al que más apego le tenía con diferencia era a aquel maltrecho violín de madera.
De niño, cuando todavía vivía en la caseta perdida en el bosque, el violín era su mayor curiosidad. Apenas ponía un pie en la capital salvo que fuera imprescindible, lo cual sucedía contadas veces al año. Su madre se encargaba personalmente de enseñarle a leer y a escribir en casa, por lo que sus únicos amigos eran la ardilla tonta que le saludaba desde los árboles todas las mañanas y los pececillos que paseaban por el río a unos metros de su cabaña. Jisung amaba su vida tranquila en el bosque, pero a veces también soñaba con algo distinto. Algo mágico, algo extraordinario que irrumpiera en sus hábitos.
En su rutina pacífica, el violín era lo único que salía de esas pausadas costumbres. Una vez al mes, en cada noche de luna llena, su madre salía al pequeño jardín de su hogar con aquel violín en mano y tocaba una melodía que Jisung se sabía de memoria y que creía que podía recitar al milímetro con sus labios. Con cada nota, las hojas de los árboles se mecían a su ritmo mientras que el viento soplaba, revolviéndole el largo cabello rubio, como si de un susurro se tratase. Su madre era poseída por la música, entregada a aquella lacerante melodía que entonaba a la luna, y Jisung solo podía observar desde el interior de la cabaña con ojos chispeantes. Cautivado por aquel brillo reluciente que la envolvía y que le permitía en cada ocasión tocar su música.
Nunca le explicó por qué le tocaba a la luna y él tampoco se atrevió jamás a preguntar. Era un secreto mal guardado, un murmullo a voces que no debía de pronunciarse, pero que estaba presente cada noche de luna llena. Sin falta.
A Jisung le fascinaba aquel violín. Su madre lo mantenía encerrado en el baúl al lado de su cama, custodiado bajo la llave que llevaba colgada al cuello. Los escasos días en los que se marchaba a la capital a comprar lo poco que no cultivaban ellos mismos y lo dejaba solo en la cabaña para que estudiara, Jisung aprovechaba para inspeccionar el baúl de arriba abajo, tratando de dar con una forma para abrirlo. Nada funcionó. Estaba cerrado a cal y canto y la única llave que servía para abrirlo estaba siempre fuera de su alcance.
Con el paso de las semanas y los meses, su ánimo no pereció. Es más, su ansia por tener en sus manos aquel violín no hizo más que crecer. Le pidió a su madre que le trajera libros de música de la capital para estudiarlos y comenzó a dibujar partituras en los márgenes de sus cuadernos, esbozando las notas de la melodía que siempre escuchaba esas noches.
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Acordes de una perfidia ┃minsung
Fanfic➽ Jisung es un violinista atormentado y consumido por el odio hacia su familia y Minho es un extraño individuo que asalta el balcón en donde toca a la luna cada madrugada. Y, aunque Jisung no debería ser capaz de verlo, sus miradas se encuentran y...