Capítulo 6

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—Su alteza hemos recibido una nueva petición para discutir sobre este proyecto ley, pero sinceramente no creo que sea prudente aprobar tal decisión—uno de los senadores alzó la voz en la sala de reuniones—

—¿Por qué sería eso?—Apo cuestionó ladeando la cabeza—según tengo entendido, hace dos años Mile aprobó la capitulación 374 que avala la custodia total de un menor a su madre biológica, antes las mujeres de este país no tenían voz ni voto; mucho menos probabilidades de ganar en una demanda de ese calibre contra un macho alfa—el moreno miró a cada hombre sentado a su alrededor y por último, encontró su mirada con la de Mile—no veo el por qué una mujer no puede ocupar cargos en el senado por sus propios méritos y no por un título vacío—

—Por supuesto usted no entendería las implicaciones que traería la aprobación de semejante desatino alteza. En su región el libertinaje y descontrol abunda—replicó el duque Ben desde su lugar—

—No creo que sea prudente ateza—dijo el más anciano con tono respetuoso, a diferencia de sus compañeros—al menos no con una guerra amenazando Lottus. Necesitamos hombres fuertes y capaces de defender a su nación. Por supuesto,también mujeres con una fortaleza de hierro para dirigir en caso de que alguno perezca en la contienda, no me malinterprete, solo no lo creo adecuado dadas las circunstancias—

Apo cerró los ojos y respiró profundo como Mile le había indicado. No podía perder la compostura delante de nadie, mucho menos demostrarles que tenían razón, que era demasiado blando y emocional para dirigir.

—Con todo respeto señores—dijo una vez la conversación cesó—puede que no entienda del todo el funcionamiento de la región occidental. Cómo bien usted decía, duque Ben, soy del oriente del país, prácticamente un campesino debido a la ubicación intrincada de mi pueblo. Pero ahora soy su rey y me deben respeto, el mismo que les he dado a ustedes. De dónde provengo no hay libertinaje ni desorden, somos una sociedad democrática que vela por la seguridad de sus habitantes por encima de todo. Ya sea hombre o mujer todos tienen los mismos derechos a ocupar cargos públicos si así lo desean. Millones de mujeres son unas de las principales fuentes de ingreso de las más prestigiosas empresas de mundo, así que considero que están infravalorando el rol que ellas cumplen en la sociedad actual—

—Pero su alteza…—

—Deberían ir con los tiempos señores—Apo lanzó dagas a los demás quienes lo miraban entre incrédulos por sus palabras y sorprendidos por la audacia—¿en qué siglo estamos, el XX? Estamos en el año 2735, el mundo es más que ese círculo cerrado que el que se empeñan en seguir manteniendo. Así que espero que se comporten como adultos y tomen una decisión al respecto. Mile y yo ya mostramos nuestra posición, esperamos una respuesta positiva sobre este tema—se puso de pie y apoyó las manos sobre la mesa—la sesión queda levanta—

Apo salió de aquel lugar demasiado molesto como para molestarse en esperar a Mile. ¿Qué mierda fue todo eso? ¿Libertino? ¿Con quién creían ellos que estaban hablando? A pasos apresurados se encaminó hacia su habitación. Debía calmarse primero, el pobre Barcode no pudo seguirle el ritmo en cuanto lo vio salir.

El felino desabotonó hasta tres botones de su camisa color rojo vino y pasó las manos por su rizado cabello. Algunos cambios deberían ser hechos en la cámara de senadores. Por eso no había ningún avance, con pensamientos tan arcaicos no había pueblo que prosperara.

La puerta de la habitación se abrió repentinamente y lo hizo despedir a quien quiera que fuera. No estaba de humor para atender a nadie. Pero al alzar la vista se encontró con la mirada impasible de Mile.

—Apo…—Mile intentó acercarse pero el menor lo detuvo—

—Mantente al margen—dijo alzando una mano—no quiero tu lástima, ya sé que fui humillado, no necesito que me lo recuerden—

Catarsis//MileApo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora