-Ah sos un hijo de puta.
La bienvenida de Enzo le sacó una carcajada a Julián, quien lejos de preocuparse por el insulto, se acercó para saludarlo con un beso en la mejilla y lo empujó ligeramente para que lo dejara entrar a su casa. Erling le siguió los pasos casi pegado a su espalda. El jugador del Chelsea se hizo a un lado con el ceño aún fruncido.
-No, sabés qué, tu novio es el hijo de puta -se corrigió Enzo, cerrando la puerta casi de un portazo y volteando a ver a los recién llegados.
El noruego estaba en proceso de sacarse su abrigo y se detuvo con una manga todavía puesta al darse cuenta que estaban hablando de él.
-Sabes Enzo que puedo entender, right?
Su español aún distaba de ser perfecto a la hora de hablarlo, pero había mejorado mucho su capacidad de entenderlo. Con Julián la práctica era constante. Enzo se cruzó de brazos y lo miró de arriba a abajo tratando de mantener su enojo. Un poco se había aflojado con el marcado acento de sus palabras, pero no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer tan fácil.
-Dale, no seas tan dramático, boludo -le reprochó Julián poniéndo los ojos en blanco.
-Dramático un carajo, ¡tiene la camiseta de Boca!
Erling le sostuvo la mirada enfurecida a Enzo por un par de segundos más antes de romper en carcajadas. El otro lo siguió aunque sin tanto ánimo.
-¿Qué les pasa a ustedes que no terminan de entrar? -La voz de Valentina los sacó a los tres de la pequeña discusión. La chica al ver a los recién llegados soltó una gran risa-. Bueno, amor, el que avisa no traiciona, ¿no?
Valentina hacía referencia a la última vez que habían comido las dos parejas juntas en la casa de Erling en Manchester. Enzo se había pasado toda la tarde haciéndole bromas a Erling, y cuando llegaron al tema de los equipos del clásico argentino, Erling terminó diciéndole que iba a caer algún día a su casa con la camiseta xeneize. Enzo había reído la gracia sin tomarlo en serio, pero el rubio evidentemente no se había olvidado de su amenaza. En ese momento sonreía triunfal mientras saludaba a Valentina.
-Vale, ¿dónde dejamos todo? -Juli mostró el bolso que traía en el hombro, lleno de las pocas cosas que iban a necesitar para pasar la noche en lo de sus amigos. Teniendo en cuenta que el partido arrancaba a las nueve de la noche de Inglaterra y que tenían casi cuatro horas de vuelta a Manchester, les había parecido la mejor opción.
-Vení, dejalas en el cuarto de huéspedes.
Después de dejar abrigos y demás pertenencias en la habitación, los cuatro se encontraron en la cocina. Erling y Enzo habían parecido limar las asperezas y charlaban en una mezcla de idiomas sobre el último partido del Chelsea mientras el menor sacaba una bandeja de empanadas del horno. En ese momento apareció Olivia corriendo hacia ellos, su carita de grandes ojos marrones iluminándose cuando reconoció a las visitas.
-¡Tío Juli! -El grito llegó acompañado de un pequeño salto para llegar a los brazos que Julián ya tenía extendido para recibir a Oli. Le empezó a llenar la cara de besitos que ella agradecía con risas-. Te extrañé.
-Y yo a vos, Oli. -La dejó libre en el suelo y Julián volvió a ponerse en pie para tomar la mano de Erling. El rubio se había quedado un paso por detrás de su novio, admirando la escena con una tierna sonrisa-. ¿Te acordás de Erling, mi novio?
Olivia asintió y saludó con su manita, claramente intimidada por la altura del otro y por la falta de costumbre de verlo. Erling notó que también tenía su propia camiseta de River, acompañada con moños rojos y blanco sujetando sus dos colitas. Decidió imitar a Julián y arrodillarse para estar más cerca de ella y no darle tanto miedo.
ESTÁS LEYENDO
To win some or learn some | julián x erling
Fanfiction📍One-shot El calendario quiso que Julián y Erling puedan viajar a Londres para ver el Superclásico con Enzo y su familia. Lo que el dueño de caso nunca esperó fue el look que el noruego decidió ponerse para tal ocasión. O: Se juntan a ver Boca-Riv...